Dumping fiscal, el as en la manga de Apple, Google y Twitter
Las multinacionales se instalan en países con menor carga tributaria para facturar desde ahí sus ventas en el exterior
La deslocalización fiscal se ha convertido en un serio problema para países como España. En los últimos años, coincidiendo con la crisis, se ha dejado de hablar de los paraísos para poner el foco en el dumping fiscal. Se trata de las ventajas impositivas que ofrecen algunos estados como Irlanda, Holanda o Luxemburgo para que las multinacionales instalen las filiales europeas o facturen desde su país los ingresos generados en mercados vecinos. Todo ello, con el único fin de atraer inversión, pese a las críticas y recelos que generan en otras economías.
El último ejemplo ha sido el de Burger King, que mediante una operación de fusión con Tim Hortons, dejará de tributar al 35% en territorio norteamericano para hacerlo al 15% en Canadá. Pero no es el único caso ni el más sonado.
Estrategia fiscal
La agresiva política fiscal de estados como el irlandés ha atraído a compañías como Apple o Google a instalar sus filiales europeas en Dublín, desde donde facturar las sumas que generan en otros mercados como el español. Para ello, compañías como el buscador norteamericano traslada los costes a Google Irlanda en concepto de servicios de marketing, entre otros. De esta forma, multinacionales con beneficios millonarios pagan impuestos mínimos fuera de Estados Unidos.
Esta tendencia, con fines de evasión fiscal, ha agravado la desregulación fiscal que se vive en la Unión Europea. Por ejemplo, en Irlanda la carga impositiva es del 12,5%, frente al 25% que se aplicará en España en 2016 tras la reforma fiscal o el 36,1% que impone Francia. El atractivo irlandés es más que evidente.
El último caso conocido ha sido el de Twitter. El País informaba esta semana que Twitter Spain es propiedad al 100% de la sociedad irlandesa Twitter International Company. Una maraña legal que permite a la red de microblogging desviar de manera legal los beneficios que genera en España, donde solo ha declarado un millón de euros en el primer año en el que lleva activa su filial española.
Recaudación más atractiva
Expertos en la materia consultados por este diario defienden que las compañías escojan el país en el que la carga tributaria sea menor. Es parte del proceso de globalización dentro de un marco legal. “Las compañías son muy escrupulosas en la aplicación de los precios de las transferencias. No quieren problemas con la agencia tributaria”, sostienen.
“Los países tienen que aplicar criterios impositivos. Hay que tener en cuenta que, a veces, con los tipos más bajos, se recauda mucho más. Países como Irlanda prefieren a 100 empresas que paguen 10 que a una que pague 80”, puntualizan las mismas fuentes.
Supervisión europea
Aunque la Comisión Europea no lo ve con los mismos ojos y ha dado sus primeros pasos para establecer un poco de orden. Hace unos meses, abrió expediente a Apple, Starbucks o Fiat por las ventajas y el trato privilegiado que reciben en Irlanda o en otros países europeos. Además, en la agenda de la próxima reunión del G20, prevista para noviembre, las principales economías del mundo podrían poner sobre la mesa las bases para reformar el sistema tributario internacional.