Crisis en el cava: la DO encara el fin de año con un 10% menos de bodegas
Las empresas elaboradoras con certificación han ido bajando poco a poco desde 2009
Aunque las salidas en grupo producidas en momentos puntuales fueron las más llamativas, las bodegas incluidas en la Denominación de Origen Cava se han ido reduciendo poco a poco desde hace más de diez años. Sin embargo, las últimas cifras disponibles apuntan a una reducción significativa de los productores de este vino espumoso con origen catalán para este 2022.
Según datos del Consell Regulador de la DO, hasta octubre de este año había un total de 183 empresas certificadas como elaboradoras de cava. A falta de dos meses para recibir la certificación y tener los datos finales de las bodegas incluidas, esta cifra significa un 10% menos de las 205 compañías que había a cierre de 2021. Si se suman las productoras de vino base, aquel que utilizado antes del proceso de embotellado y que sufrirá una nueva fermentación, la DO englobaba 349 empresas en diciembre del año pasado.
Según fuentes cercanas, este goteo se atribuye a las políticas individuales de cada bodega. Sus decisiones pueden estar impulsadas tanto por necesidad de abandonar la certificación por dificultades a la hora de llegar a los estándares exigidos, así como por querer emprender nuevos métodos de elaboración lejos de los requisitos que marca cualquier DO.
Un 20% menos en 12 años
La bajada máxima del 10% que se podría anotar a final de año es una cifra más llamativa, pero la DO lleva años perdiendo bodegas. Desde que el organismo hace públicos los datos, el número de empresas certificadas ha ido cayendo poco a poco. El primer dato disponible pertenece al ejercicio de 2009, cuando eran 266 las bodegas elaboradoras. En los últimos 12 años han abandonado la certificación 61 empresas, lo que deja al cava con un 23% de elaboradoras menos. Sumando las productoras de vino base, eran 430 en 2009, por lo que han bajado un 18% hasta 2021.
En 2019, las empresas integradas bajaron un 4,5% respecto al año anterior, coincidiendo con la salida de los nueve miembros de Corpinnat por desavenencias tras la creación de la marca para comercializar vinos espumosos de alta gama. Ahora, ya son 11 las bodegas incluidas y reciben “constantes solicitudes” que pocas veces son aceptadas por sus estrictos estándares de calidad, según fuentes de la marca colectiva.
Algo similar paso antes, en 2014, cuando 14 bodegas abandonaron la DO Cava para lanzar la marca Clàssic Pendès incluida en la DO Penedès. Comercializan, desde entonces, espumosos ecológicos para diferenciarse del cava y ganar la batalla de los precios y la exportación. En su caso, sus vinos tienen un envejecimiento mínimo de 15 meses, frente a los nueve de su hermana mayor.
Un 2022 récord
Pese a disminuir las bodegas, el negocio del cava va viento en popa a toda vela. La DO prevé cerrar 2022 con unos 245 millones de botellas vendidas, lo que supondría una nueva cifra récord, un 3 % más que en a la de 2021, según ha explicado el presidente del Consell Regulador, Javier Pagès en una rueda de prensa.
Hasta setiembre, el mercado nacional ha experimentado un crecimiento del 14,5 %, en parte gracias a la recuperación del turismo y la restauración en España. Mientras, las exportaciones se han mantenido estables y han representado el 72 % del total de ventas de cava. De los 10 principales países compradores, las importaciones han aumentado en Alemania, Suecia, Holanda, Rusia y Suiza, mientras que han bajado en Estados Unidos, Bélgica, Reino Unido, Japón y Francia.
Sobre la subida de precios, Pagès ha asegurado que el precio de venta del cava ha subido por lo general de acuerdo con el aumento de la inflación. Los productores han debido asumir parte del incremento de costes sin poderlo traspasar a terceros, en especial en lo referente a materias primas.