Deloitte se juega 200 millones tras los pufos de Bankia y Abengoa
En 2016 ya no cobrará unos 100 millones por auditar al Santander, y está por ver el impacto que, de cara a la entrada en vigor de la ley de auditorías el próximo 17 de junio, tendrá en la rotación que deben llevar a cabo las restantes 13 empresas del selectivo IBEX 35 que audita la empresa líder de las big four
La omisión de los pufos contables de Bankia y Abengoa le puede salir cara a Deloitte, la auditora que, en ambos casos, no hizo salvedad alguna a las cuentas de estas empresas que, con posterioridad, se han demostrado que presentaban una contabilidad que no se sostenía por ningún lado.
En el caso de Bankia ya ha tenido que afrontar una sanción de 12 millones y todo apunta a que la demanda interpuesta por no ver el agujero de Abengoa también le va a costar lo suyo. Con todo, estas sanciones no serían lo peor para la filial española de la líder mundial de las big four.
El Santander huyó de Deloitte
Lo peor podría estar por llegar, con esa rotación de auditor a la que obliga la nueva ley de auditoría, que entra en vigor el próximo 17 de junio. El Banco Santander no esperó ni siquiera a que la nueva ley fuera publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) para cambiar de auditora. No tenía ninguna obligación. Podía haber esperado a 2023.
Pero no esperó. Dos semanas antes del 21 de julio de 2015 –fecha en la que se publicó la ley en el BOE–, el consejo de la entidad presidido por Ana Botín anunciaba la selección de PricewaterhouseCoopers (PwC) como su auditor, tanto de las cuentas consolidadas como externo, durante los ejercicios 2016, 2017 y 2018.
Lo hacía, según argumentó, para adaptarse a las recomendaciones de gobierno corporativo en materia de rotación del auditor externo, «a propuesta de la comisión de auditoría y como resultado de un concurso de selección desarrollado con plena transparencia».
260 millones entre 2013 y 2015
Prescindía así el Santander de Deloitte, auditora con la que llevaba 14 años trabajando de manera ininterrumpida, y a la que solo en los tres últimos ejercicios (entre 2013 y 2015) abonó 260 millones por sus servicios.
El hecho de que la entidad presidida por Ana Botín se apresurara a relevar a Deloitte como auditor, cuando no estaba obligada a hacerlo, fue interpretada inicialmente como el inicio de una estrategia que podrían seguir otras grandes empresas del Ibex con las que Deloitte también lleva trabajando más de 10 años, como son Acciona, ACS, FCC, BBVA, Enagás, Caixabank, FCC, OHL y Repsol. Pero, de momento, no ha sido así.
Rotación con la nueva ley
Con la modificación introducida, la nueva ley obliga a las sociedades a cambiar de auditor cada diez años, ampliando a cuatro años más en el caso de que se contrate un segundo auditor, la conocida como coauditoría.
Además, la norma da un tiempo para llevar a cabo la rotación en función del tiempo que lleven trabajando las firmas con sus auditoras. Hasta 2020 si llevan más de 20 años y hasta 2023 en el caso de que lleven entre 10 y 20 años.
Menos ingresos
Para Deloitte, no seguir trabajando para el Santander no es una cuestión baladí. Los 90 millones que percibió en 2014 de la entidad presidida representaron casi la mitad de los 188 millones que la consultora cobró por auditar en ese ejercicio a 15 empresas del selectivo IBEX 35.
Entre ellas, Abengoa, que pagó a Deloitte al menos 8 de los 16 millones que se gastó en trabajos de auditoría, por un trabajo que, como ha quedado comprobado tras la entrada en preconcurso de la multinacional sevillana, no resultó muy atinado.
Por volumen de negocio, y al margen del Santander y de Abengoa, Deloitte cobró de las 13 restantes empresas del IBEX, como auditor principal, cantidades que oscilan entre los 28 millones pagados por el BBVA, los 14 de ACS y entre 5 y 9 millones abonados por sociedades como Acciona, Caixabank, FCC, Ferrovial o Repsol, según datos recogidos en las memorias de las empresas y en los informes de gobierno corporativo remitidos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Negocio de 500 millones y subiendo
En ese ejercicio, el total de la minuta que los censores de cuentas pasaron a las empresas del IBEX en 2014 fue de 500 millones de euros, un 22,5% más que un año antes. De esta cantidad, los cuatro big four –Deloitte, Ernst & Young (EY), PwC y KPMG– se embolsaron 230 millones por los servicios exclusivos de auditoría y otros 44 por trabajos complementarios de consultoría, asesoramiento fiscal y formación.
De los restantes 230 millones, clasificados por las empresas en sus cuentas como ‘honorarios de otro auditores’, las sociedades no tienen obligación de dar a conocer el nombre de la auditora ni del auditor. Pero dado el oligopolio con el que funciona este negocio en España, además de otras auditoras como BDO, Mazars o Hispania, son las propias big four las que también se llevan un gran bocado de este botín.
La fidelidad a su auditor resulta evidente en cuatro de las empresas del IBEX. Los bancos Popular y Sabadell y la energética Gas Natural llevan con PwC entre 25 y 34 años, mientras que la relación de Mapfre con EY se extiende ya a 26 años.
Bankia y Abengoa vuelven con Deloitte
El hecho de que sean muy pocas empresas a repartir este creciente botín está provocando que Deloitte, después de haberse visto directamente involucrada en los escándalos financieros de Bankia y Abengoa, haya vuelto a ser contratada por estas mismas empresas para auditar, no sus cuentas consolidadas, pero sí otras complementarias.
En el caso de la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri, y después de la sanción de 12 millones que le fue impuesta a Deloitte por no detectar en 2011 el desfase patrimonial de 3.000 millones en Bankia, la entidad financiera, en octubre de 2014, volvió a contratar a Deloitte para auditar sus fondos de pensiones porque «era la mejor oferta».
Y Bioetanol Galicia, una filial de Abengoa, acaba de renovar con la auditora para que siga censando sus cuentas durante los próximos tres años.