De Abengoa a Duro Felguera: todos los ‘muertos’ del hombre fuerte del Santander en Merlin
Javier Garcia-Carranza es el directivo encargado de las 'situaciones especiales' de la entidad. En su currículum están los casos de Abengoa, Duro Felgueira, Dia o Isolux, entre otros
Que a Javier Garcia-Carranza Benjumea no le tiembla el pulso a la hora de ejecutar sus decisiones es algo en lo que coinciden todos los que alguna vez trataron con él. El hombre encargado de mancharse las manos por Ana Botín en el Banco Santander trató de descabezar esta semana Merlin Properties al forzar el cese de su consejero delegado y fundador, Ismael Clemente. La jugada, por el momento, no le salió, pero no es la primera vez que en pro de la entidad de origen cántabro se gana enemigos en consejos de administración de grandes cotizadas.
A lo largo de los últimos años, su nombre se ha vinculado a las «situaciones especiales» –es el eufemismo utilizado en la entidad, que ha tenido que afrontar la financiera. Desde Duro Felguera a Isolux, pasando por Abengoa, OHL o los supermercados Dia. En la mayor parte de las empresas todavía se acuerdan de él. Normalmente con palabras no demasiado amables.
Las distintas fuentes consultadas por Economía Digital lo reconocen eso sí como «el asesino» de Botín. Educado, pero con puño de hierro a la hora de negociar con la dirección de las compañías. Incluso con un punto de soberbia. No duda en desmarcarse del resto de las entidades y romper el consenso del pool bancario si considera que su decisión será mejor para Banco Santander, que siempre tuvo fama de ir por libre cuando las cosas van mal dadas.
Ahora sin embargo, su pulso para derribar a Clemente de Merlin Properties no terminó según sus cálculos por la tibieza del resto de accionistas presentes en el consejo y el apoyo en bloque de la directiva y la plantilla a su primer ejecutivo. Podría volver a abordar su cese en la próxima junta de accionistas, sostienen en el sector.
Procedente de Morgan Stanley, siempre estuvo vinculado al banco cántabro a través de sus primos, los Benjumea Cabeza de Vaca, uno de los clanes con mayor peso dentro de la cotizada y mano derecha del difunto Emilio Botín. Allí ingresó en febrero de 2016 y rápidamente cogió un importante peso en la gestión que le delegaba la propia Botín. Hoy, además de presidente de Merlin es vicepresidente de la entidad.
A García-Carranza le achacan el papel de ‘poli malo’ que tuvo el Santander en la quiebra de Isolux y las refinanciaciones de Celsa
Apenas un año después de su aterrizaje ya había tenido que colocar en el mercado hasta 30.000 millones en activos tóxicos procedentes de Banco Popular así como dirigir la venta de la deuda procedente de las autopistas radiales.
Al poco tiempo ya comenzó a granjearse enemistades. A él le achacan el tiro de gracia a la quebrada Isolux en 2017, que protagonizó uno de los mayores concursos de acreedores de la historia. García-Carranza rompió el consenso de la banca existente en el pool bancario que entonces lideraban Caixabank y Bankia: el plan consistía en que las entidades pondrían 300 millones de euros para rescatar a una empresa que terminó con una deuda de 4.000 millones.
El dirigente no aceptó las condiciones pactadas por el resto de acreedores y apuntilló a una organización que ya arrastraba una situación muy complicada. Tampoco fue muy conciliador en las constantes refinanciaciones de Celsa, el grupo siderúrgico que hoy espera un rescate de la SEPI tras el golpe de la pandemia.
García-Carranza no tiene problemas en imponer su criterio ni que existan lazos familiares de por medio. Así se vio durante la crisi de Abengoa. Es el sobrino de Felipe Benjumea, expresidente de la firma energética, con el que la relación terminó en un cruce de declaraciones en privado culpándose el uno al otro de haber arruinado a la familia. Fue aquí cuando se ganó apodos como el carnicero, el killer o el asesino por su dureza en las negociaciones.
Fuentes cercanas a la organización aseguran que fue clave a la hora de romper acuerdos que hubiesen dado oxígeno a la compañía. De hecho, el Santander siempre fue el banco con el que las relaciones fueron más tensas en las diferentes negociaciones que se tuvieron que afrontar.
Su poder allí, dicen, incluso abarcaba a todo el consejo de administración. «Él nombró a todo el consejo y lo controlaba desde fuera», sostienen. Allí ya nombró a Pilar Cavero, una de las consejeras independientes de Merlin Properties. Su buena relación con Gonzalo Urquijo, expresidente de Abengoa, era de sobras conocida.
Con Duro Felguera, García-Carranza también frenó los acuerdos de refinanciación con un pool bancario en el que el Santander sumaba más de la mitad de la deuda al entender que la firma no tenía capacidad para devolver el dinero prestado. Los problemas se arrastran en este caso desde 2017 y la SEPI tuvo que intervenir el pasado mes de marzo al aprobar un rescate por 120 millones de euros que condicionó a un acuerdo entre la sociedad y sus acreedores.
Sí creyó en el plan de la familia Villar Mir y OHL en un primer momento. Sin embargo, ha tenido sus más y sus menos con los Amodio, hoy accionistas de referencia de la constructora, para aprobar su hoja de ruta al frente de la compañía y dotar de liquidez al grupo.
En los supermercados Dia, el killer jugó fuerte contra Mikhail Fridman en 2019. Pero perdió. Banco Santander se opuso desde el primer momento a la entrada de Letterone en el capital de la firma, pero el inversor ruso le ganó la partida de ajedrez al conseguir liquidez por otras vías y relegar el papel estratégico que tenía la entidad cántabra en la cotizada. Al banco incluso se le señaló por cortar una línea de confirming a la empresa en plena batalla con el magnate por controlar su futuro.
El origen de las discrepancias entre Garcia-Carranza y Clemente
Clemente resistió el envite de Garcia-Carranza el pasado de lunes a pesar del expediente de su presidente. De cara a la galería firmaron las paces. Una vez terminado el consejo, Merlin Properties acordó abrir un “proceso de reforma de la gobernanza”, pero no detalló en qué consistirá. Además, ambos expresaron “su respeto mutuo” en la misma nota. A pesar de los reproches salidos desde ambos bandos trataron de aparentar normalidad en sus relaciones.
En el texto, la organización manifestaba “su rechazo de manera expresa al contenido de las noticias aparecidas en los distintos medios de comunicación durante los últimos días, y, en particular, aquellas descalificaciones contra determinados accionistas y consejeros de Merlin”.
Mientras dure la calma tensa Clemente y su mano derecha, Miguel Ollero (director corporativo) deberán soportar la falta de confianza de Garcia-Carranza, uno de los ejecutivos más duros de la banca española. Las tensiones con él arrancaron, según varios medios, por la intención del Santander de excluir de bolsa a la socimi para gestionar sus activos. La negativa de los ejecutivos provocó ya en un primer momento la salida de David Brush, otro de los fundadores de la cotizada.