Danone Nations Cup: un espectáculo dentro de otro
Danone convierte el Complex Esportiu Futbol Salou en la gran fiesta del fútbol alevín. Mañana sábado se juega la final en el RCDE Stadium
Las carteleras con el horario de los partidos y los resultados es uno de los puntos más concurridos del Complex Esportiu Futbol Salou. Se consulta, se comenta, se señala, se fotografía con el móvil, se vuelve a consultar. Es toda una brújula de la Danone Nations Cup.
Si se observara desde el cielo, se vería una gran mancha azul turquesa salpicada de rojo, verde, blanco o amarillo en perpetuo movimiento, aunque aquí, por la edad de los competidores, bien podría llamarse azul pitufo, el color oficial de la camiseta.
Pero poca broma porque esta competición, con 700 niños y niñas de 27 países de los cinco continentes, es el acontecimiento con mayor poder de convocatoria de la categoría sub-12.
Esta edición, además, es la del vigésimo aniversario de la Danone Nations Cup. Debe ser el dato menos importante para los jugadores, que compiten bajo un sol de plomo en pleno mes de octubre. Sobre el césped, se suda la camiseta y todo es competición, carreras, chuts, regates, emociones, alegrías y desencantos.
Un caladero de futuras promesas del fútbol
Pero, fuera de los campos, merece la pena ver las escenas fugaces que se encadenan, una tras otra, en un caladero de futuras promesas del fútbol que ahora saltan, se ríen, brincan y se abrazan con toda la energía y empuje que da tener toda la vida por delante.
Los jugadores de Indonesia chocan las manos contra los de Sudáfrica y aplauden, espontáneamente, a un lesionado que baja las escaleras con muletas. A pocos metros de este mezclado grupo que comenta, nunca mejor dicho, la jugada, el equipo de Marruecos canta, grita, se contorsiona en un baile desenfrenado. Un par de jugadores agitan botellines de agua y, como si se tratara de botellas de champán arriba de un podio, salpican bien lejos a su alrededor. La escena es tan graciosa que incluso a la pareja de policías que ronda por allí se le escapa una sonrisa.
Dos jugadores de Algeria se abrazan a dos de Alemania, justo segundos antes de que dos fotógrafos piden a los germanos que posen para una foto. Cumpliendo todos los tópicos, se ponen serios, casi en formación, muy profesionales. Los gráficos quieren que el portero avance sosteniendo la pelota en ristre y lo hace, tan hierático que la imagen podría valer como portada del Fifa 2020.
Unos metros más allá, un grupo de jugadoras del Brasil suspiran tan desalentadas que da cosa preguntarles qué les pasa; el equipo de China se dirige a las gradas y el entrenador de Bulgaria abre paso agitando con brío la bandera.
Sobre el césped, la competición y fuera, el espléndido espectáculo de las jovencísimas promesas.