Currás culmina los meses negros de DIA con unos resultados deficientes
La cadena de supermercados decepciona a los mercados a pesar de su crecimiento en España, basado en estrujar a los franquiciados
DIA había generado unas altas expectativas respecto a su actividad del segundo trimestre, por lo que los resultados que iba a presentar eran muy esperados. A pesar de que ha cumplido con el incremento de las ventas en España, no ha terminado de convencer a los mercados y los inversores se han decantado por las ventas.
La causa, según los analistas, unas márgenes que no permiten grandes beneficios. De hecho, entre enero y junio, la cadena de supermercados ha ganado un 7,3% menos (96 millones de euros), mientras ha disparado un 23% su deuda financiera, hasta los 1.124 millones, por la compra de tiendas a Eroski en 2015 y el programa de recompra de acciones.
Todo ello para cerrar el semestre con unas ventas netas de 4.243 millones, un 2,3% menos, con las que el consejero delegado de DIA, Ricardo Currás, no ha conseguido convencer a los analistas e inversores. Tras unos meses al alza, las acciones de la compañía han cerrado este miércoles con un descenso del 0,9%, que llegó a rozar el 3,7% durante la sesión, en un día en el que el IBEX subió un 1,2%.
DIA ha basado su estrategia en el crecimiento de las ventas en España, que han subido un 3,4%, y lo ha hecho por dos vías. La inorgánica, la compra de 144 supermercados a Eroski, que explican el incremento de ventas de este primer semestre, por comparación con un semestre en el que estos supermercados no contabilizaron. Y la orgánica, estrujando a las franquicias, como ha explicado Economía Digital.
Gestión controvertida
Tras media vida en la cadena, Ricardo Currás asumió el cargo de consejero delegado de DIA en 2011. De carácter tranquilo –dicen–, su gestión, permitida por la presidenta, Ana María Llopis, ha sido controvertida y ha llevado a la compañía a tener que lidiar con muchos frentes abiertos. Con las administraciones, el fisco y sus propios franquiciados, que han iniciado una cruzada contra la marca.
DIA está bajo el foco por la supuesta venta de leche o aceite por debajo de coste, por un posible fraude por mezclar el aceite, por los impuestos que paga, por arruinar a franquiciados, por conflictos laborales, por obligar a trabajadores a abrir su propio supermercado, y está siendo investigada en España y en otros países.
Investigada por el Gobierno
El Gobierno, a través del ministerio de Agricultura, investiga a la compañía por la venta de leche a 20 céntimos el litro, con el sello de calidad de producto sostenible, y de aceite de oliva a 2,19 euros el litro, por debajo del precio supuestamente de coste, según denunciaron los sindicatos agrarios COAG y Asaja. También denunciaron que DIA puede estar mezclando aceites para abaratar el coste, acusación que la cadena tildó de irresponsable.
No sólo Agricultura vigila de cerca a la compañía. También lo hace Hacienda, por el pago de impuestos de los últimos años. De hecho, ya tuvo que regularizar el impuesto de sociedades de los ejercicios 2008, 2009 y 2010. En Brasil sufrió un capítulo similar, con una investigación tras la que tuvo que pagar 21 de millones de euros por una regularización fiscal.
Los franquiciados, contra la cadena
Como por si estas investigaciones no fueran suficientes, DIA se enfrenta a su propia red de supermercados. Un grupo de franquiciados, o ex franquiciados, han denunciado a la cadena por estafa, ya que creen que gana dinero llevándoles a la ruina. El modus operandi consiste en conseguir cuantos más nuevos franquiciados mejor, para maximizar el cobro de royalties. Si no hay suficientes interesados, se forzaba a trabajadores de la empresa.
Pero no sólo hace el negocio haciendo cobrar a sus franquiciados, según explican los afectados. También estrujándolos, reduciendo sus márgenes a la mínima expresión. Para sacar el máximo provecho, la cadena aprieta más a los súpers con más ventas, en lugar de premiarlos, según han denunciado.
Ricardo Currás conoce muy bien la estructura de DIA: lleva 30 años en la cadena. Se incorporó a la compañía en 1986 y en 1991 ya era director de la marca blanca. Tres años después asumió la dirección de operaciones y logística, y en el 97 llegó a la dirección comercial. Allí se ganó al que fue director general durante más de 20 años, Javier Campo, y cuando éste abandonó el barco, Currás fue el elegido para sustituirle.