Cristina Castañer cierra su tienda de Barcelona más singular
Cristina Castañer cierra su tienda más personal y se aparta de las funciones ejecutivas del grupo Castañer, que comercializa las alpargatas más chic
Cristina Castañer cerrará el próximo sábado la singular tienda de calzado y complementos de la calle Rosselló de Barcelona, la única del grupo Castañer que lleva su nombre y apellido, para emprender nuevos proyectos personales.
La familia Castañer fabrica las alpargatas más famosas del mundo. Fueron los primeros en llevar este calzado a las pasarelas de moda, de la mano de Yves Saint Laurent, y más recientemente con la colaboración de Missoni y Manolo Blahnik. Globalizaron las alpargatas de suelas de yute hasta convertirlas en accesorios de lujo, que han lucido desde Grace Kelly a la reina Letizia.
En declaraciones a Economía Digital, Cristina Castañer precisa que solo cierran la tienda de la calle Rosselló de Barcelona, aunque sea la que lleva su sello más personal, “mi niña mimada”.
El grupo familiar Castañer mantiene el resto de tiendas propias, sus más de mil puntos en los canales multimarca y la presencia en 50 países. Entre otras ciudades, cuenta con establecimientos en Madrid, Sevilla, Palma de Mallorca e Ibiza, así como puntos en El Corte Inglés de diversas provincias, además de media docena de superficies con su marca en Latinoamérica.
También mantienen la tienda online y la producción de calzado. El centro neurálgico sigue en Banyoles (Girona), donde los Castañer elaboran alpargatas desde 1776. Su abuelo Luis inició en 1927 la fabricación industrial.
Cristina Castañer asegura que no echa el cierre a la tienda del centro de Barcelona por motivos económicos, sino personales, aunque reconoce que el parón durante el estado de alarma y la actual ausencia de turistas han facilitado la decisión.
Tomarse un respiro
Afirma que se quiere dar un respiro en lo personal para emprender nuevos proyectos que la ilusionen. Todavía no ha decidido el rumbo, pero tiene claro que es el momento de cambiar. Tomó la decisión meses antes de declararse la pandemia.
Seguirá en la propiedad de Castañer aunque planea desvincularse “en lo que pueda” de las funciones ejecutivas. Espadrilles Banyoles, la empresa familiar, facturó el año pasado 18,5 millones de euros.
La tienda de la calle Rosselló es la única con el nombre de “Cristina Castañer”, a diferencia del resto, que en sus rótulos solo aparece la marca “Castañer”. Y también fue la primera tienda del grupo.
Cristina relata que, en 1993, dejó su trabajo en el área de marketing de una consultoría norteamericana para pasarse a la empresa familiar. Dio el paso tras el fallecimiento de su padre en un accidente automovilístico, cuando la empresa atravesaba por una suspensión de pagos.
Exterior de la tienda Cristina Castañer de la calle Rosselló de Barcelona. Cierra este sábado. /ED
Entonces montó su primera tienda, en la calle Mestre Nicolau, que veinte años después trasladó a la calle Rosselló, a unos metros del Paseo de Gracia. En la primera tienda, “mezclé conceptos”, ofrecía diversos complementos, un popurrí de productos de calidad, “todo muy mimado”. Entonces este tipo de establecimiento era una novedad. Cristina reivindica su faceta de pionera en este campo. Por eso le duele cerrar su tienda más personal, en la que imprimió su creatividad. Aunque como ella asegura, lo hace para emprender otros proyectos sobre los que aún está reflexionando.