Codorníu comunica a la plantilla que busca socios
Tras la “oferta no solicitada” de Carlyle, Codorníu “se pone en marcha” para incorporar un nuevo accionista minoritario externo
La rueda de la venta de Codorníu comienza a girar. Después de que el fondo de inversión Carlyle presentara una oferta “no solicitada” por hacerse con el control de la cavista, la familia Raventós se abre a dar salida a los accionistas descontentos con la gestión de la compañía. A la espera de ver si se hace con un paquete mayoritario o minoritario, la dirección de la empresa ya ha comunicado a la plantilla que la operación “se ha puesto en marcha”.
En un comunicado enviado a los trabajadores al que ha tenido acceso Economía Digital, la empresa dirigida todavía por Javier Pagès admite la proposición del vehículo estadounidense “para la compra de acciones de diversos propietarios”. No obstante, asegura que la mayoría del accionariado “rechaza la oferta y desea consolidar y dar continuidad al plan estratégico” puesto en marcha.
Pero la compañía es consciente del descontento existente entre parte del capital, un porcentaje de díscolos que oscila entre el 20% y el 30%. Para dar salida a unos accionistas que ya llevan meses con su participación en el mercado, el grupo “se ha puesto en marcha para incorporar un nuevo socio minoritario externo, que permita comprar las acciones de aquellos miembros de la familia que quieran salir”, zanja la nota.
La propuesta de Carlyle es la primera oferta seria para comprar la participación de los Raventós rebeldes
La incógnita abierta ahora es si Carlyle será capaz de convencer a la mayoría de los accionistas o si por el contrario se deberá conformar con atraer a los minoritarios, algo que no le otorgaría el control de la empresa y podría tumbar la operación.
Como explicó este medio a comienzos de marzo, parte del capital había puesto sus paquetes al mercado ante la falta de dividendos y la baja rentabilidad de la cavista. Cansados de pagar el impuesto sobre el patrimonio, el principal problema hasta el momento había sido la falta de interesados. “Ha existido alguna muestra de interés, pero no se ha concretado ninguna proposición seria”, explicaban.
Codorníu: una empresa con las cuentas estancadas
A pesar de ser minoritarios, lograron apartar a Pagès de la gestión en busca de una dirección que exprimiera una empresa con las ventas estancadas. En el año 2016/2017 los ingresos fueron de 236 millones de euros, un millón menos que en el 2009/2010. Según las cuentas depositadas en los registros, la cifra de negocio no superó los 240 millones de euros durante los últimos siete ejercicios.
Mayores vaivenes dieron los resultados, aunque jamás alcanzaron las cotas deseadas por parte del accionariado: 4,7 millones de euros fue el pico más alto cosechado, mientras que unas pérdidas de 5,3 millones fueron el suelo.
En el pasado ejercicio, la empresa ya abordó algunos de los problemas que tenía para elevar sus resultados. Presentó un expediente de regulación de empleo para 71 personas y anunció su renuncia a fabricar marcas blancas. Mientras, la contención del gasto es una de las máximas impuestas durante el actual ejercicio 2017/2018.