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Coca-Cola avanza hacia un futuro sin emisiones

Para limitar el aumento de la temperatura Coca Cola, alineada con el Acuerdo de París, acelera su plan para reducir a cero sus emisiones netas en 2040

Foto: Jeremy Bishop

Foto: Jeremy Bishop

La huella de carbono representa el volumen total de gases de efecto invernadero (GEI) que producen todas y cada una de las actividades cotidianas del ser humano, incluyendo leer este artículo en tu móvil: solo esta actividad supone en total la emisión de unas cuatro toneladas de CO2 a lo largo de un año.

Las consecuencias del calentamiento global ya las estamos viendo: fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes, olas de calor, largas temporadas de huracanes, pérdida del hielo polar, aumento del nivel del mar y sequías cada vez más persistentes, entre otras.

Por eso es importante, más allá de los compromisos políticos y gubernamentales, avanzar en el cambio y en la lucha contra el calentamiento global desde la sociedad, incluyendo las empresas.

La fábrica de Coca-Cola de Vilas del Turbón, en Huesca, es la primera de la empresa en España con emisiones netas cero

En el caso de Coca-Cola, se cumple ahora un año de su plan de acción climática ‘Actuamos sobre el clima ahora: objetivo Cero’ con el que Coca-Cola ha reducido en casi un 45% más sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en España en toda su cadena de valor.

“El compromiso social y medioambiental de Coca-Cola no es algo nuevo, y nuestro objetivo es alcanzar la neutralidad en carbono en 2040, diez años antes del objetivo marcado por Europa”, señala Carmen Gómez-Acebo, directora de Sostenibilidad Iberia Coca-Cola Europacific Partners (CCEP).

Tecnología para neutralizar las emisiones

Con este propósito de emisiones cero, la estrategia de Coca-Cola incluye que el 100% de la energía eléctrica que utiliza en sus plantas en España y en sus oficinas centrales de Madrid proceda de fuentes renovables.

Desde septiembre de 2021 Vilas del Turbón ya es la primera fábrica de Coca-Cola en España con emisiones netas cero, y para finales de 2023 serán seis las fábricas neutras en carbono.

Actualmente Coca-Cola emplea ya 700 rutas ferroviarias, el doble que en 2020

A esto se suma la progresiva incorporación de vehículos eléctricos e híbridos —190 en el último año— en su flota de coches y furgonetas, y en la renovación de los equipos de frío. 

La flota de coches y furgonetas de Coca-Cola incluye vehículos eléctricos e híbridos

Desde 2010 las emisiones generadas por los equipos de frío se han reducido en un 65% gracias a la eficiencia energética y a la tecnología: el 70% de las ‘neveras’ Coca-Cola son Connected Coolers, equipos de frío de última generación diseñados para disminuir el consumo energético y la huella de carbono.

Economía circular y ecoinnovación para mejorar la sostenibilidad de los envases

“En los últimos años hemos invertido más de 180 millones de euros en ecoinnovación para liderar la transición hacia una economía circular, reducir nuestra huella de carbono y crear un mundo más sostenible a través de nuestro negocio”, explica Gómez-Acebo.

Cada vez que alguien disfruta en España de una bebida de Coca-Cola tiene en sus manos un envase que ha sido pensado, diseñado y puesto en el mercado para minimizar su impacto ambiental.

Botella de Coca-Cola fabricada a partir de plástico marino recuperado y reciclado.

Porque cada vez que depositamos una de estas botellas en el contenedor amarillo se pone en movimiento una importante cadena “sin fin” en la que la botella reciclada sigue un proceso que resulta en materia prima para las nuevas botellas.

En concreto, cada una de las botellas de Coca-Cola contiene un 25% de PET reciclado —que llega a un 50% en el caso de bebidas sin gas y zumos—, un porcentaje que seguirá en aumento para reducir un 17% de la huella de carbono en 2022.

En el caso de las latas de aluminio, además, éstas son ahora un 60% más ligeras que hace treinta años. Esta disminución en el peso permite ahorrar miles de toneladas de aluminio cada año y, además, su transporte es también es más eficiente.

Las botellas de agua embotellada Smartwater están fabricadas con un 100% de plástico PET reciclado

Además, España ha sido el escenario donde Coca-Cola ha aplicado con éxito la ecoinnovación: tapones que se mantienen unidos a las botellas una vez desenroscado para reducir los residuos y asegurar un mejor reciclado.

En el mercado balear la empresa puesto en marcha innovaciones como como el sistema CanCollar®, agrupadores de envases hechos con cartón reciclable con certificación forestal. 

Esta acción supone un ahorro de 18 toneladas de plástico y la eliminación de adhesivos y pegamentos. Además, trabaja en envases rellenables, dispensadores o, incluso, botellas de papel.

Recogida de envases y el proyecto ‘Mares Circulares’

El proyecto ‘Mares Circulares’ tiene como objetivo evitar que los envases de Coca-Cola lleguen a los ríos, mares y océanos recogiendo y reciclando un envase por cada botella o lata vendida. 

Hasta la fecha ‘Mares Circulares’ ha recogido más de 1.150 toneladas de plásticos

‘Mares Circulares’ se ha convertido en referente internacional en la protección del entorno natural, los recursos, los ecosistemas y la biodiversidad, y que busca soluciones al problema de las basuras marinas.

Acciones para la protección de los recursos hídricos

Si hay algo que sabemos de la famosa “fórmula de la Coca-Cola” que forma parte de la mística de esta marca, es que unos de sus ingredientes esenciales es el agua.

Coca-Cola lleva años comprometida con la protección de las fuentes de agua que utiliza y tiene como objetivo mejorar la eficiencia en el uso del agua en un 20% para 2025.

El 100% de los proveedores de azúcar, pulpa y papel cumplen con los Principios Rectores de Agricultura Sostenible de Coca-Cola

Pero no se trata solo de reducir el consumo de agua para la fabricación de sus productos, sino también de devolver a la naturaleza el agua utilizada.

En 2020 Coca-Cola devolvió 3.642 millones de litros de agua, el 149% de la contenida en las bebidas comercializadas en España a través de proyectos en zonas de gran valor ecológico como la recuperación del estuario del Guadalquivir, creando un humedal artificial para mejorar el agua de La Albufera de Valencia o desarrollando tecnología para salvar Las Tablas de Daimiel.

Estos proyectos de reabastecimiento hídrico generan beneficios sobre el capital natural, además de beneficios económicos y sociales en esas zonas.