Coca-Cola presume en Alemania del sistema de residuos que rechaza en España
Coca-Cola saca pecho del sistema con el que el consumidor que devuelve botellas vacías recibe 25 céntimos. Es un modelo que la embotelladora rechaza en España
En un supermercado de Alexanderplatz, en Berlín, antes de comprar, los clientes acuden a unas enormes máquinas rojas para dejar las botellas de agua, Coca-Cola y cerveza vacías. En lugar de tirarlas en los contenedores de basura, las llevan al supermercado para obtener un ticket de hasta 25 céntimos por botella que se canjea en el supermercado.
Los clientes introducen botella por botella en un cilindro que reconoce si se trata de botellas de vidrio, de plástico de un solo uso o de plástico reutilizable (se usan varias veces antes del reciclaje definitivo).
Con el ticket acuden a caja y cobran. El sistema obligatorio aplicado en Alemania desde hace unos 15 años y se alcanzan cuotas de reciclaje cercanos al 100%. Nadie quiere perder 25 céntimos por cada botella.
En una gasolinera en Luckau, en las afueras de Berlín, tres de cuatro consultados elogia el sistema de depósito de botellas alemán que ha eliminado el abandono de este tipo de envases en las calles, los parques, los ríos y las playas. El cuarto consultado no está seguro de si las botellas se reciclan o si se echan en vertederos como en otros países pero él lleva religiosamente los envases a los supermercados y tiendas para recuperar el dinero del depósito.
Ninguno de los consultados cuestiona el sistema porque les supone un esfuerzo adicional. Ni siquiera los responsables de las tiendas, que además de gestionar las bebidas llenas, también tienen el trabajo acumular, almacenar y etiquetar en bolsas los envases vacíos. “No supone trabajo extra. Lo hacemos por conciencia ecológica”, explica una trabajadora del local.
Es extraño ver botellas en la calle en Alemania, porque son dinero y no basura
La preocupación ecológica parece elevada en Alemania y el resultado se ve en las calles. Es extraño ver botellas abandonadas, por una razón sencilla. Con ese sistema, no son basura, sino dinero.
No es basura sino dinero
Economía Digital ha visitado las plantas de tratamiento sobre las que se basa el sistema de reciclaje alemán, que causó fuerte rechazo y polémica durante su implantación, pero que ahora nadie cuestiona. Es apoyado hasta por el partido de Ángela Merkel que en principio se negaba a apoyarlo.
Quince años después de su adopción, el sistema que recicla casi la totalidad de las botellas que consume el país prácticamente no tiene opositores. La retención de hasta 25 céntimos por botella garantiza que los consumidores las devuelvan a las tiendas, que a su vez las envían a los centros de recogida.
Visitamos una de las plantas en Grossraschen, a 130 kilómetros de Berlín. Allí llegan las bolsas que envían los supermercados llenas de botellas. Hasta medio centenar de envases caben en las bolsas identificadas con códigos de barras.
Gran parte de las bolsas tienen el logo de Coca-Cola. La empresa que mayor cantidad de botellas fabrica en el mundo saca pecho de la iniciativa diseñada por el gobierno alemán para evitar que las enormes islas de plástico flotante siga creciendo en los mares y los océanos
El proceso está completamente automatizado. Uno de los coordinadores del sistema, Hans-Joachim Bevers, responsable de la empresa Remondis, que gestiona plantas de clasificación, explica que cada segundo en Alemania se devuelve 110 euros por concepto botellas devueltas.
La planta está repleta de maquinaria que separa, contabiliza y trata las botellas. En una primera máquina, se cuentan los envases y se contabiliza cuánto hay que devolver por bolsa a los establecimientos. Posteriormente se separan las botellas de plástico de las latas con un sistema de campos electromagnéticos que hacen saltar violentamente a las latas para enviarlas a otro sistema de tratado.
Finalmente se compactan en paquetes de aluminio o plástico para ser enviadas a las plantas de reciclaje donde el material se vuelve a fundir. Hay una decena de centros similares en Alemania, todos gestionados de forma automatizada y con muy pocos trabajadores.
¿Llegará a España?
El sistema alemán, impulsado por la organización ecologista Deutsche Unwelthilfe, hace responsables a los fabricantes de los millones de envases que se generan cada día. Ellos deben garantizar el funcionamiento del sistema. El modelo ha convertido a la basura y el mar de botellas en un negocio altamente rentable. Un camión de botellas vacías lleva a la planta unos 10.000 euros de contenido.
Ahora, las empresas quieren exportar el modelo a más países. En breve se aplicará en todo Australia y algunas comunidades autónomas como Cataluña, Comunidad Valenciana y Navarra sopesan su aplicación.
Retorna, la organización que promueve el sistema en España y que esta compuesta por organizaciones ecologistas como Greenpeace y Ecologistas en Acción, calcula que unas 50 millones de botellas se arrojan a los vertederos o se pierden en el medio ambiente cada día en España. El sistema de recogida español, financiado por los fabricantes entre los que destacan Coca-Cola y Danone, apenas recicla una cuarta parte del desperdicio generado, según explica la organización ecologista.
Coca-Cola y Danone son las principales empresas que se oponen a un sistema de devolución de envases
Pero las presiones de los fabricantes y también de algunas de las grandes superficies han impedido el desarrollo del sistema que estaba a punto de ser aplicado en la Comunidad Valenciana.
Coca-Cola no quiere oír hablar en España del sistema de depósito. La embotelladora de Coca-Cola, dirigida por la empresaria catalana Sol Daurella, asegura que el sistema español, es eficiente y no hay razones para cambiarlo.
Ecoembes es la entidad financiada por fabricantes que asume parte de la gestión de los residuos en España. Asegura lograr altos índices de reciclaje, pero los responsables ecologistas denuncias que las cifras de reciclaje en España son mínimas y no superan el 30%.
Coca-Cola en España es tal vez la empresa mas contraria a este sistema de reciclaje. Asegura que dispararía los costes de la gestión de residuos, que se trasladarían finalmente a los consumidores. Vaticinan una caída de consumo y dudan de que las cifras de reciclaje vayan a ser tan buenas. Es decir, tiene una postura completamente contraria a la que mantiene en Alemania, donde está haciendo márketing con las bolsas que utilizan los comercios para llevar las botellas vacías a las plantas de tratamiento.
En un documento interno difundido por Wikileaks la empresa expresaba en sus documentos internos cómo reaccionar en los países donde se proponga aplicar el sistema de retorno: “Fight back”. Responder con un ataque.
Mientras los océanos se siguen llenando de botellas vacías, los científicos advierten que el plástico desintegrado termina siendo devorado a los pescados. El sistema de retorna se aplica en Islandia, Noruega, Finlandia, Israel, Dinamarca, Alemania y algunas regiones de Canadá y Estados Unidos.
Tanto los que apoyan al sistema como sus detractores están convencidos de que su expansión llegará algún día a España. La pregunta es cuándo.