Coca-Cola Iberian Partners, derrotada de nuevo en su conflicto con la plantilla
La empresa que capitanea Sol Daurella recibe un nuevo revés judicial en su intento por reducir los costes en personal
El conflicto laboral de Coca-Cola Iberian Partners parece no tener fin. La persistencia de la embotelladora que capitanea Sol Daurella de reducir, a toda costa, los gastos de personal le está saliendo, al final, más cara. La compañía ha recibido, de nuevo, otro revés judicial. Los trabajadores le han vuelto a ganar la partida.
Los sindicatos aseguran que la situación ha acabado en un cruce de demandas que no lleva a ningún sitio, pero la multinacional sólo responde a golpe de sentencias y autos. El último varapalo se lo ha llevado este lunes. Tendrá que pagar a 278 trabajadores, según sus cálculos. Son los que no consiguió reubicar porque quería destinarlos a puestos de trabajo diferentes a los que ocupaban antes de la reestructuración, que acabó afectando a más de un millar de personas. Y es que la decisión de cerrar cuatro plantas en España no ha hecho más que recrudecer el enfrentamiento entre la plantilla y la dirección.
Varios palos
Primero se declaraba nulo el expediente de regulación de empleo, después se le obligó a recolocar a los trabajadores y, ahora, tendrá que pagar el sueldo a aquellos que no han aceptado sus condiciones. Y con carácter retroactivo, es decir, a contar desde el pasado junio cuando la Audiencia Nacional se pronunció al respecto. Los sindicatos han salido victoriosos de los asaltos, mientras Coca-Cola Iberian Partners no hace más que recibir palos.
«De nuevo, la Audiencia Nacional vuelve a fallar a favor de los empleados, de modo que los traslados que quería imponer la compañía no se van a hacer», explica el secretario de Acción Sindical de la Federación Agroalimentaria de CCOO, José Vicente Canet. En la misma línea se pronuncia también UGT. Los representanes sindicales asumen los autos y las decisiones de la Audiencia Nacional como pequeñas victorias a la espera de que el Supremo acabe, de una vez por todas, con el conflicto. Sin embargo, todavía podría tardar en pronunciarse unos meses.
Un fusión que pagan los trabajadores
La plantilla recrimina a la dirección de la embotelladora que, lejos de contar con unos resultados negativos o considerablemente más bajos que los años anteriores, sigue ganando dinero y lo que pretende es ajustar la partida de los gastos de la mano de los trabajadores. La fusión de las diferentes embotelladoras que había en España la están pagando, al final, los empleados. Con una estructura más unificada, la compañía anunciaba hace un año, aproximadamente, su intención de aplicar un expediente laboral a más de 1.000 personas y bajar la persiana de varias factorías. Desde entonces, la embotelladora ha iniciado un auténtico vía crucis.
Las negociaciones con los representantes de la plantilla tras la nulidad del ERE no llegaron a ningún puerto. Sin embargo, los sindicatos reclaman volver a sentarse para acercar posturas y zanjar el asunto. Un año es mucho tiempo para no haber alcanzado un acuerdo. UGT asegura estar abierta al diálogo, pero que, a su pesar, la compañía no responde a sus peticiones.
La embotelladora, por su parte, no deja de subrayar que su voluntad es cumplir con la legalidad y que el cierre de cuatro centros productivos era una medida «imprescindible».