Coca-Cola despidió a 1.900 trabajadores desde la fusión de embotelladoras en España
La empresa acumula EREs desde 2014, cuando comenzó con el cierre de la fábrica de Fuenlabrada. El último afecta a 360 personas
Cuando hace ocho años las ocho concesionarias del negocio de Coca-Cola repartidas por la Península Ibérica se fusionaron, el gigante Coca-Cola Iberian Partners (CCIP) detectó que era el momento de recortar empleos. El expediente de regulación de empleo (ERE) aplicado a la fábrica de Fuenlabrada fue el mayor ajuste, pero desde entonces –y tras la unión de embotelladoras europeas que formó Coca-Cola European Partners— las salidas se sucedieron hasta esquilmar la plantilla desde las 5.200 personas hasta las aproximadamente 3.300.
La empresa que preside la española Sol Daurella tiene ahora en marcha un ERE para 360 empleados, el 10% de los 3.600 trabajadores con los que cuenta actualmente en España. A la espera de que se inicien las negociaciones del procedimiento, la cifra probablemente se reducirá ligeramente para dejar a la plantilla en el país en alrededor de los 3.300 asalariados.
Según asegura la empresa, los despidos no tienen nada que ver con el coronavirus. El personal afectado estará en el departamento de ventas y de administración. Cuando se fusionaron las siete empresas de la Península Ibérica se optó por externalizar parte del departamento de ventas a distribuidoras generalistas y quedarse solamente con los trabajadores especializados.
Coca-Cola insiste en que el nuevo ERE no está vinculado con el coronavirus
“Es lo que se llama el road to market. Al fusionarse siete sociedades distintas, con siete convenios colectivos diferentes, las salidas se han abordado con distintos tempos”, explican fuentes sindicales a Economía Digital. Además, el ajuste también golpeará al departamento de informática, con distintas sedes en Madrid y Cataluña.
La compañía alude a razones organizativas, aunque la plantilla advierte que se sentará en la mesa de negociación con los ojos abiertos para que no se cuelen despidos por otros motivos en el plan. “Nos dijeron con insistencia que la Covid-19 no fue la causa del actual plan”, añaden.
Coca-Cola: las salidas se suceden desde 2014
El plan de ajuste se presenta apenas unos meses después de que Coca-Cola anunciase el cierre de la fábrica de Málaga, que todavía agrupaba a 78 trabajadores. Había llegado a contar con más de 140, pero adelgazó su estructura hasta que la multinacional presentó un ERE que se saldó con prejubilaciones, salidas y algunas recolocaciones rumbo al centro de Sevilla.
Antes, la organización había presentado diferentes planes de bajas incentivadas, prejubilaciones y pequeños ERES por todo el territorio español, especialmente en los departamentos de administración y ventas. Las fusiones, primero en España y luego a nivel europeo, hicieron saltar duplicidades y formas de ahorrar costes que, con la estructura anterior, formada por siete concesionarias repartidas por la península no existían.
Pero la principal escabechina en Coca-Cola se produjo en 2014, con el cierre de la fábrica en Fuenlabrada y otras tres en Palma de Mallorca, Alicante y Asturias. Tras un largo conflicto legal entre empresa y trabajadores, el procedimiento se cerró con más de 800 personas afectadas, que representan buena parte del pastel de bajas vividas desde entonces.
Coca-Cola European Partners gana dinero a pesar del coronavirus
A pesar del desplome del consumo y el cierre de bares y restaurantes, la pandemia no fue suficiente para llevar a Coca-Cola European Partners (CCEP) a los números rojos. Eso sí: la empresa perdió el 54,5% de sus ganancias, que se quedaron en 489 millones de euros. El negocio español fue de los que salió peor parado.
El descenso del beneficio llegó principalmente motivado por la Covid-19, pero no fue la única razón. La empresa también tuvo que afrontar unos gastos de reestructuración de 368 millones y los costes vinculados con la compra de la australiana Coca-Cola Amatil.
Los ingresos de Coca-Cola en la Península Ibérica cayeron el 22%, más que la media europea
La cotizada vio como las restricciones a la restauración que se extendieron por Europa y la temporada turística llena de limitaciones de movilidad afectaron a sus ventas, que se redujeron el 11,5%. Los ingresos procedentes de la división de supermercados, que crecieron, no pudieron compensar la rebaja. La facturación total fue de 10.606 millones.
El descenso de las cifras en la Península Ibérica fue incluso peor. La filial regional; que aglutina las divisiones de España, Portugal y Andorra; cerró el ejercicio con unos ingresos de 2.173 millones de euros, una caída del 22% frente al año anterior.