Cirsa encara la tercera ola con los beneficios al 40%
La compañía del juego sufre las nuevas restricciones después de un año en el tuvo que hacer malabarismos para seguir ganando dinero
Cuando se habla del golpe del coronavirus a la economía española, los ojos tienden a ponerse sobre el turismo o la hostelería. Pocas veces se ciernen sobre el sector del juego, igualmente afectado por las restricciones. Gigantes como Cirsa perdieron decenas de millones durante el primer estado de alarma y antes del impacto de la tercera ola sobrevivían con las ganancias al 40% de lo habitual. Además, el sector denuncia la persecución que sufre desde el Gobierno.
“A finales de octubre, la caída del sector del juego físico oscilaba entre el 54% y el 60%”, lamenta el director general del Consejo General del Juego, Alejandro Landaluce. En un porcentaje similar se desplomó el beneficio de Cirsa, el líder en el sector en España. Según los datos a los que ha tenido acceso Economía Digital, en el último cuatrimestre de 2020 el Ebitda rondó los 66 millones de euros frente a los 139,3 millones ganados en el mismo periodo del año anterior.
La tercera ola y el nuevo paquete de restricciones impuestas por las distintas autonomías llegó cuando el negocio daba síntomas de recuperación: en el tercer trimestre el Ebitda fue de 37,5 millones de euros por los 118,7 millones del verano anterior. Antes, la empresa perdió 51,4 millones entre abril y junio por los 111,3 millones de positivos cosechados en la misma etapa de 2019.
La pandemia afectó a Cirsa de forma transversal: Casinos, bingos y salones tuvieron que bajar la persiana durante buena parte del año y las máquinas tragaperras fueron de las grandes damnificadas por las restricciones de aforo y horario de bares y restaurantes. Solamente la casa de apuestas Sportium pudo continuar con su negocio de manera más o menos normal; sin establecimientos físicos, pero con una fuerte implementación en internet.
Por ello, la firma propiedad del fondo de inversión Blackstone aprobó un severo plan de reducción de costes que llevó a rebajar el gasto hasta el 40% en meses como marzo. Cualquier factura superior a los 1.000 euros pasó a tener que ser aprobada por el director financiero de la empresa.
Cirsa firmó varias líneas de crédito durante la primera mitad del año para fortalecer su balance
Pero la organización que dirige Joaquín Agut no solamente afrontó el coronavirus con un recorte de costes. Durante la primavera, la firma trató de fortalecer su balance y firmó con la banca líneas de crédito por valor de 200 millones de euros. En junio dio un paso más y solicitó tres nuevas líneas de crédito por valor de 55 millones, 20 millones y 23 millones de euros, respectivamente.
Consultadas por este medio, fuentes de Cirsa declinaron detallar la información financiera hasta la presentación de resultados, que se realizará durante las próximas semanas. Sin embargo, destacaron la «sólida» posición de caja que, aseguran, tiene la empresa. Al cierre del tercer trimestre, la sociedad tenía reservados 352,7 millones de euros, el 121% más que al cierre de 2019.
El impacto de la tercera ola
Antes de conocer el impacto de las restricciones de la tercera ola, desde la empresa calculaban que en el último trimestre de 2021 se iban a alcanzar de nuevo los niveles de actividad previos a la pandemia. Con la virulencia que el virus ha golpeado España en enero, toda previsión queda como mínimo en entredicho. Más cuando el negocio de la firma se ha convertido en un rompecabezas en el que cada Comunidad Autónoma tiene restricciones distintas.
El cierre de bares en Cataluña dejó inoperativas el 34% de las slots de Cirsa, mientras que la clausura de las salas de juego obligó a bajar la persiana al 20% de los salones de la empresa. En Madrid, el toque de queda provocó que el negocio de los bingos en otoño rebajara su facturación desde el 60% de lo habitual hasta el 50%. Y todavía queda por medir el impacto de las limitaciones aprobadas después de Navidad.
«Ahora mismo es imposible conocer el estado de las salas de juego. Por ejemplo: cada provincia de Castilla y León tiene unas diferentes condiciones de condicionamiento. Nadie sabe lo que está pasando a ciencia cierta», lamenta Landaluce. El golpe de esta tercera ola, no obstante, se dejará notar en las cuentas del ejercicio 2021.