Celsa enciende sus hornos en España para aprovechar la bajada de la luz después de tres días esquivando los precios récord

La gran industria advierte de que si se mantiene el coste actual de la energía se acumularán los cierres de plantas y se recuperarán los ERTEs

Una imagen de la planta de Celsa en Castellbisbal (Barcelona).

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Con picos que alcanzan los 700 MWh, la gran industria española asume que no es viable trabajar mientras se mantengan los actuales precios de la luz. Por culpa de la guerra de Ucrania, los grandes consumidores de energía del país ya anunciaron a comienzos de semana que cesarían su actividad en las horas que no les fuera rentable producir. Así fue en el caso de la siderúrgica Celsa, que apagó los hornos el pasado martes y no los volverá a subir hasta este viernes. Aprovechará que el coste de la electricidad bajará a 284 MWh de media, pero está por ver si la seguirán el resto de firmas del sector.

La primera siderúrgica de España admitió el martes que cesaría su actividad de fundición y apagaría los hornos eléctricos que tiene en España en las horas en las que no le saliera rentable mantenerlos en funcionamiento. La decisión afectó a los centros de Castellbisbal (Barcelona), Santander y Bilbao, los tres en los que la compañía de la familia Rubiralta cuenta con este tipo de infraestructura.

Las tras plantas realizaron tareas de mantenimiento de estas parcelas mientras terminaban los productos ya comenzados, por lo que se mantuvieron las entregas a los clientes. Sin embargo, reactivaron los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) que fueron renovando con el inicio de la pandemia.

No obstante, este viernes está previsto que este viernes el precio medio de la electricidad vuelva a caer hasta los 284,58 euros/MWh. A pesar de ser un coste todavía alto, será un 23% más barato que el del jueves y casi la mitad de los 544,98 euros/MWh que se registraron el martes. Con la rebaja, fuentes cercanas a Celsa explican a Economía Digital que volverán a encender los hornos para retomar la fundición.

Aprovecharán que el coste de la energía estará por debajo de los 300 euros el MWh por primera vez desde el pasado 2 de marzo, según el Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (OMIE).

El coste de la electricidad: un problema para todo el sector

El desafío que supone la escalada de la electricidad es común para todo el sector. De hecho, este jueves la Asociación de Empresas con Gran consumo de Energía (AEGE) y la Unión de Empresas Siderúrgicas (UNESID) advirtieron que se avecina una cascada de ERTEs y de recortes en la producción debido a la factura de la luz.

“Empresas como Acerinox, Arcelormittal, Celsa, Megasa, Ferroglobe y Siderúrgica Balboa ya han tenido que parar algunas de sus instalaciones y, de seguir esta deriva, se verán obligadas a poner en marcha expedientes de regulación temporal de empleo (ERTES) y posibles deslocalizaciones de producción, si la situación no se endereza en los próximos días. Otras empresas han comenzado ya a reducir sus producciones al mínimo permitido, como es el caso de Asturiana del Zinc”, señalaba el comunicado.

Por ejemplo, Arcelormittal anunció el miércoles el cierre temporal de la planta de Sestao (Vizcaya). El jueves añadió la acería de Gijón entre su red de fábricas que cesarán su actividad por la crisis de Ucrania. Será del 24 al 28 de marzo después de asumir que el precio de la electricidad actual es «inasumible».

“Ante la ausencia de ofertas de las empresas eléctricas de contratos bilaterales de electricidad a precios anteriores a la crisis, estas asociaciones consideran imprescindible la acción del Gobierno español para salvaguardar a su industria básica, la economía nacional y el empleo de los cientos de miles de trabajadores afectados”, añadió.

«La situación es caótica», advierte la patronal AEGE

El sector lamenta que la Unión Europea es hoy un destino lleno de costes para fabricar. Y la guerra en Ucrania no hizo nada más que empeorar la situación. Así lo avisa el director general de la Asociación de Empresas con Gran consumo de Energía (AEGE)Fernando Soto: «La situación es caótica y catastrófica», explica en una conversación con Economía Digital.

Y la situación en España es todavía peor que en los grandes mercados continentales. Alemania puede tirar del carbón y Francia de las nucleares. Por el contrario, España no depende tanto del gas ruso como otros países.

La energía y el gas no son los únicos motivos que tensionan las cuentas de la industria. A pesar de los aranceles impuestos por la Unión Europea, Rusia y Europa exportan acero y otros metales al continente. Con el estallido de la guerra, no sale un kilo de acero de ambos países desde la semana pasada. Y según explica un alto directivo del sector, los precios ya subieron entre un 10% y un 20%.

Además, en el sector del acero las productos se adquieren prácticamente mes a mes, por lo que la escasez no tardará en notarse en la compra de productos como coches o la vivienda. No habrá desabastecimiento, aseguran, pero sí una subida de precios. El acero procedente de ambos países es utilizado en países como Polonia o Alemania, que necesitarán los artículos de otros mercados. Al haber menos oferta y la misma demanda, el coste ya va al alza.

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