Caprabo mejora resultados pero sigue en pérdidas pese al buen 2020 de los supermercados
La cadena de supermercados catalana redujo los números rojos un 40% gracias al auge del consumo durante la primera oleada del coronavirus
Aunque los supermercados saborearon la cara dulce de la pandemia, Caprabo no consiguió abandonar los números rojos en 2020. La cadena catalana recortó pérdidas, pero no pudo volver al negro en su cuenta de resultados a pesar del boom del consumo durante la primera oleada del virus. En la última campaña, la filial de Eroski perdió 26,6 millones de euros frente a los 43,1 millones que se dejó en el último ejercicio previo al coronavirus.
Según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil, Caprabo pudo recortar un 40% sus pérdidas en el año fiscal 2020/2021 –hasta el 31 de enero–. Lo hizo impulsada por una facturación que creció por encima del 6% y saltó desde los 712 millones hasta los 759 millones de euros. La compañía dijo en mayo que sus ventas habían sido de 842 millones de euros.
La firma dirigida por Edorta Juaristi consiguió elevar la cifra tras años de retrocesos en la cifra de negocio. Además, lo hizo en un ejercicio en el que redujo el número de tiendas que posee. Si a 31 de enero de 2020 ostentaba 226 establecimientos propios y 79 franquicias, un año después su tamaño había caído hasta las 214 tiendas propias y 80 franquicias.
Caprabo no logró traducir el incremento de la facturación en beneficios debido a que la pandemia también le obligó a elevar los costes. El coste de la compra de los productos a sus proveedores creció desde los 520,8 millones hasta los 538,4 millones de euros y el gasto salarial aumentó desde los 128 millones hasta los 134,9 millones de euros.
La empresa no consigue así abandonar unos números rojos en los que habita desde la campaña 2017. Entonces ganó 11,1 millones, pero los número rojos se sucedieron a partir de allí: -5,1 millones en 2018, -43,1 millones en 2019 y -26,6 millones en 2020. De hecho, Eroski admitió a lo largo de los últimos años que las cifras nunca alcanzaron los volúmenes esperados.
Eroski quiere relanzar Caprabo
Ya en el ejercicio 2021, Eroski cerró la venta del 50% de Caprabo apremiada por la deuda que mantiene con las principales entidades bancarias de España. El comprador fue el magnate checo Daniel Kretinsky, propietario del fondo EP Corporate Group.
“El acuerdo entre Eroski y EP Corporate Group servirá para impulsar el relanzamiento de las inversiones y de la actividad en Cataluña con la marca Caprabo y en Baleares con la marca Eroksi”, dijo la empresa. El nuevo plan estratégico aprobado por la cadena de supermercados ya recibió el visto bueno del inversor checo.
Con el nuevo inversor se creó un consejo de administración presidido por Javier Amezaga como presidente. Como avanzó Economía Digital, el que fuese consejero delegado de los supermercados catalanes entre 2007 y 2010 será la cabeza visible de la nueva etapa de Caprabo.
El historial de disgustos de Eroski con Caprabo
La carpeta Caprabo fue uno de los principales escollos para que Eroski y la banca llegaran a un acuerdo para refinanciar una deuda de 1.540 millones de euros hace ya dos años. Las entidades de crédito querían que la cooperativa vasca se deshiciera de la compañía, pero el conglomerado vasco consiguió limitar la desinversión a la búsqueda de un socio, encontrado en el checo Daniel Kretinsky.
El inicio de los males se remonta al mismo momento en el que Eroski compró la empresa catalana: el 75% en 2007 y el 25% restante en 2012. El conglomerado pagó entonces 1.125 millones de euros, pero la llegada de la crisis desplomó las ventas de la adquisición en un 50%. Desde entonces no se recuperaron, por lo que jamás pudo recuperar la inversión inicial, hecho que provocó la delicada situación financiera que el grupo tardó años en comenzar a disipar.
En 2015 se vio obligado a firmar una primera refinanciación con los bancos tras años en números rojos y después de vender varios activos inmobiliarios. Con fecha de caducidad en 2019, el pacto se renovó tras, según varios medios, la intervención del propio Gobierno vasco en las negociaciones.