Caixabank y Mapfre se emplazan a 2022 para resolver la venta de los seguros de Bankia
El banco y la aseguradora esperaban recibir el valor de tasación en noviembre y cerrar la venta antes de fin de año, aunque explican que no hay plazo legal
Caixabank ha completado casi al completo la lista de tareas pendientes que tenía tras fusionarse con Bankia el pasado mes de marzo, aunque la absorción de Bankia Mapfre Vida se le ha atravesado. El banco y la aseguradora pretendían cerrar un acuerdo antes de que acabara el año, pero a cuatro días de despedir el 2021, ya no se espera.
Bankia y Mapfre crearon una joint venture (Bankia Mapfre Vida) en la que el banco se quedó un 49% y la aseguradora un 51%. En adelante, Bankia distribuía los seguros generales de Mapfre en sus oficinas. La alianza llevaba en pie dos décadas, pero Caixabank ya adelantó que tras la fusión se debía romper porque generaba “incompatibilidades” con su negocio asegurador.
La empresa que preside Antonio Huertas anunció entonces su decisión de ejercitar el “derecho de opción de venta”, intentando desde el pasado mes de abril legar a un acuerdo en el precio para traspasar el 51% de Bankia Mapfre Vida a Caixabank y con él, todos los activos de la joint venture.
Las partes nombraron a un experto independiente para que mediara en la venta, según explicaron. En cuanto al precio, las casas de análisis y la banca de inversión hablan de un rango de entre 700 y 1.000 millones de euros, aunque Mapfre siempre recuerda que el banco tendrá que pagar por esta operación el valor de mercado de su 51% además una prima del 20%.
También en abril, cuando las partes creían que llegarían pronto a un acuerdo, decidieron que todos los resultados generados por Bankia Mapfre Vida a partir de esa fecha corresponderán íntegramente a Caixabank. Así que la aseguradora ya no dio datos en sus cuentas trimestrales sobre el beneficio.
Pero el retraso en la venta llevó a Mapfre a reevaluar este criterio contable en el tercer trimestre y volver a añadir el beneficio en su balance justificando que sigue manteniendo el control de Bankia Mapfre Vida y ostenta la mayoría de los derechos de voto en el Consejo de Administración.
El pasado mes de septiembre la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) autorizaba la adquisición y control exclusivo de Bankia Mapfre Vida por parte de Caixabank. Pocos días después, el director financiero de la aseguradora, Fernando Mata y el consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Gortázar, explicaban que esperaban recibir el valor de tasación en noviembre. Y si todo salía según lo planeado, la transacción debería cerrarse antes de fin de año.
Pero las partes no han dado a conocer al mercado ni el valor de la venta, ni el de la prima. Y defienden que en cualquier caso, las fechas eran orientativas porque “no hay un plazo legal fijado cuando se ejecuta la opción de venta”, aseguran fuentes financieras consultadas por Economía Digital.
De manera que habrá esperar al próximo curso para conocer el final de esta historia. Entre tanto, Caixabank ha aprovechado para vender otros negocios de Bankia que generaban duplicidad, como el negocio de adquirencia y el de tarjetas prepago. La compañía ha vendido el primero a Comercia Global Payments y el segundo a Global Payments MoneytoPay, en total se ha embolsado 277 millones de euros y espera conseguir una plusvalía neta de 187 millones.
Asimismo, el banco que ahora preside José Ignacio Goirigolzarri ha aprovechado para hacer algunas dseinversiones en la recta final del año. El pasado 5 de noviembre, se deshizo del 9,92% que tenía en el banco austríaco Erste Bank Group por 1.503 millones de euros. El propio Caixabank notificaba que tendrá un impacto positivo en su cuenta de resultados de 54 millones de euros.
La intención de desinvertir en Erste responde a una “decisión estratégica”, la de concentrar toda la actividad bancaria en los mercados de España y Portugal. En nuestro país, también ha cumplido con el compromiso alcanzado con la CNMC de desinvertir en aquellas sociedades donde tenía exceso de capital tras absorber Bankia.
Es el caso de Bizum, la solución de pagos creada por la banca española. Según los estatutos el límite de participación de cada entidad está fijado en el 24%, por lo que Caixabank -que heredó un 10,5% de Bankia- debía desinvertir un 9,44%. El proceso se puso en marcha en junio y toda la banca mostró interés en quedarse con una parte, pero también aquí hubo desacuerdo en el precio.
Según adelantaba Expansión hace unos días, ya se ha determinado que Bizum tiene un valor de mercado de 50 millones de euros y por tanto Caixabank logrará unas plusvalías de unos 4,7 millones de euros. El banco catalán también se ha desprendido de la participación que le sobraba en Sistema de Tarjetas y Medios de Pagos, la sociedad resultante de la fusión de Servired, Euro 6000 y 4B.
El banco contaba con una participación del 29% tras absorber Bankia y como el límite de cada banco está fijado en el 25%, la CNMC ya advirtió que debería desinvertir al menos un 3,9%. Finalmente ha repartido un 4% entre el Banco Santander y BBVA, y otro 5% entre el resto de accionistas, las demás entidades. Una distribución muy similar a la que ha hecho en Redsys Servicios de Procesamiento, donde debía desinvertir un 11,04% según determinó Competencia.
Más allá de ventas y desinversiones, al banco solo le queda terminar de ejecutar el ERE y presentar un nuevo plan estratégico. El consejero delegado ya explicó que, a partir de marzo, cuando se cumpla un año de la fusión con Bankia y haya salido el 70% del personal afectado (unas 4.500 personas) presentarán la nueva hoja de ruta, previsiblemente en la primavera de 2022.