Bruselas aprobará la venta de Freixenet a Henkell en tres semanas
La Comisión Europea se pone hasta el 27 de julio para dar el visto bueno a la compra de Freixenet por parte de Henkell. Deja entrever que no habrá problemas
A la venta de Freixenet sólo le queda un último trámite: el visto bueno de las autoridades europeas de competencia. El grupo Dr. Oetker se hizo en marzo con el control de la cavista a través de su filial Henkell y la Comisión Europea ya estudia la operación para certificar que no se generan situaciones de monopolio. Tiene hasta el 27 de julio para emitir un veredicto definitivo.
En el Diario Oficial de la Unión Europea del pasado lunes, el organismo avanza que “tras un examen preliminar, considera que la operación podría entrar en el ámbito de aplicación del Reglamento de concentraciones”. No obstante, “se reserva la decisión definitiva al respecto”. Es decir, tras los primeros estudios, la venta parece que no tendrá inconvenientes para salir adelante.
Ahora, la Comisión Europea tiene abierto un periodo de diez días para que otros actores y terceros “presenten sus posibles observaciones sobre la operación”. Por el momento, la adquisición sigue los pasos normales en este tipo de procedimientos.
De este modo, las fuentes de Freixenet consultadas por Economía Digital coinciden en que confían en empezar agosto ya con la llegada de los primeros ejecutivos alemanes en las bodegas de Sant Sadurní d’Anoia. Mientras, desde Henkell se muestran prudentes a la espera de obtener los permisos necesarios en Bruselas.
Los planes de Henkell con Freixenet
Una vez tome el mando, la compañía alemana tiene dos líneas de actuación con la cavista catalana: vender a volumen y reducir costes, especialmente en el capítulo de personal. Un portavoz de Henkell explicaba en abril a este medio que la ambición es la de “convertirse en el grupo de vino espumoso más grande del mundo y seguir creciendo”. La misma fuente destaca que se destinarán importantes esfuerzos a “preservar las raíces de la compañía, firmemente arraigada a la región del Penedès”.
Fuentes del sector explicaban que el plan de negocio de la nueva dirección germana pasa por primar las marcas asequibles por encima del producto premium. De este modo, ahondará en el camino ya tomado por la empresa hace años. Otras voces se atreven a trazar una coincidencia con una versión light de García Carrión, el rey del cava barato.
Las ventas internacionales serán el motor del crecimiento: “Podremos capitalizar mejor las muchas oportunidades que vemos en el mercado global del vino espumoso”. “Aunque ambos operamos a nivel mundial, tenemos fortalezas en diferentes regiones que representan oportunidades de expansión para generar valor a largo plazo”, añadía.
La compra «puede incluir cambios organizativos y de personal», admiten en Henkell
Además de incrementar los ingresos, Henkell también quiere recortar la partida de gastos. El mismo vocero admitió que la fusión “puede incluir cambios organizativos y de personal con el tiempo”. Unas modificaciones que, aseguran, se “trabajarán y acordarán juntos de una manera calmada y equilibrada”. “Ya sea en forma de expediente de regulación de empleo o de manera escalonada, en Alemania tienen claro que hay que recortar plantilla”, explican desde el sector. Ahora mismo, 1.400 trabajadores conforman la estructura del líder del cava.
Actualmente, los sindicatos, liderados por Comisiones Obreras tratan de acelerar la negociación del convenio colectivo de la compañía. También tienen constituida una mesa para diseñar un plan de futuro industrial para la empresa que tras constituirse el pasado otoño no se volvió a reunir a la espera de la multinacional de origen germano.