Bimbo inyecta fondos a su filial española cuatro veces en 2022
El grupo mexicano ya realizó seis ampliaciones de capital en 2021 para paliar las pérdidas acumuladas en España a lo largo de los últimos años
Año nuevo, viejos problemas para Bimbo. El grupo alimentario mexicano arrastra dificultades para rentabilizar su inversión en España tras la adquisición de Panrico en 2014 y son ya habituales las ampliaciones de capital para compensar pérdidas. La campaña pasada necesitó inyectar fondos hasta en seis ocasiones. Con la entrada de 2022 el ritmo se aceleró: la matriz tuvo que salir en ayuda de la filial ibérica otras cuatro veces. Y eso que el negocio en el país, aseguran, mejora.
Según los datos del Registro Mercantil, Bakery Iberian Investments, la sociedad a través de la que el conglomerado canaliza su negocio en España y Portugal acometió cuatro inversiones de capital solo durante el mes de enero. La firma que dirige José Luis Saiz en el país registró dos de los movimientos el día 17 de enero y otros dos el día 28 del mismo mes. Apunta que superará así los registros del año anterior.
En la primera tanda, el grupo inyectó 2 millones de euros al capital de la filia. La cifra no incluye la prima de emisión, que supone la mayor parte de los fondos que se aportan a una empresa en este tipo de operaciones. Once días después, la aportación fue de 1,2 millones de euros. Tampoco se cuenta aquí la prima de emisión. Al cierre del mes de enero, el capital de la organización ascendía a los 297,7 millones de euros.
Bimbo trata así de compensar las pérdidas en las que incurrió desde que en 2016 completó la adquisición de Panrico. Entonces la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) le obligó a deshacerse del pan de molde de la firma integrada así como de una serie de activos que segaron las rentabilidades esperadas. Así, tuvo que devaluar los bienes que compró
Desde entonces tuvo que realizar 41 ampliaciones de capital. En 2021, la aportación superó los 27 millones de euros. Un año antes, la inyección había alcanzado los 33,3 millones. Cada vez menos, eso sí: en 2019 la aportación fue de 69,3 millones y en 2018 llegó a 151 millones. De este modo, es de esperar que la factura de este 2022 escale por encima de los 3,3 millones actuales.
La compañía realiza constantes inyecciones de fondos para reequilibrar sus balances y evitar entrar en causa de disolución. Por músculo no será. En 2020, el último ejercicio completo, el gigante alimentario logró una facturación de 12.956,2 millones y unos beneficios de 356,5 millones de euros.
Bimbo ve signos de mejoría en España
Después de años de lamentar «los retrasos relacionados con la integración en Iberia” –en referencia a la compra de Panrico–, Bimbo comenzó a saborear los primeros resultados de la operación en 2020. No fue hasta entonces cuando celebró «las sinergias obtenidas de la adquisición» del fabricante de marcas como Donuts, Donettes y Bollycao.
A pesar del optimismo, la firma tuvo que salir en repetidas ocasiones al rescate de la filial. Al cierre de 2019 –el último año con las cuentas depositadas en el Registro Mercantil–, las pérdidas acumuladas de ejercicios anteriores llegaban a 684,1 millones de euros. Las celebradas sinergias tienen todavía mucho camino para dar la vuelta al agujero patrimonial que arrastra la organización.
Además, la llegada de la pandemia segó la recuperación. A pesar de la subida de las ventas de la mayoría de productos en los supermercados, la empresa lamentó en sus cuentas de 2021 el “débil desempeño” del mercado español por culpa del coronavirus.
Una muestra de que Bimbo empezó a digerir la anterior operación fue la compra de dos fábricas de Grupo Siro a lo largo del último año y medio con las que pasó a producir el pan de molde del gigante Mercadona. Las ventas en Europa escalaron el 15,5% en el tercer trimestre de 2021 gracias a la incorporación, con la que sumó los centros de Paterna (Valencia) y Medina del Campo (Valladolid).
Queda por ver ahora como gestionará la de de plantas que ya ostentaba. Muchas funcionan a medio gas y son las grandes causantes de las dificultades financieras del grupo mexicano. Este mismo otoño anunció la venta de la instalación de Granollers (Barcelona) que tenía cerrada desde hacía más de un año después de trasladar la producción a Santa Perpetua de Moguda (Barcelona), a apenas 17 kilómetros de distancia.
Pero la fábrica barcelonesa no fue la única que la multinacional abandonó a lo largo del último año en la Península Ibérica. Como avanzó Economía Digital, la compañía cerró a finales de 2020 su planta de Tenerife. La operación en el archipiélago tiene similitudes con el movimiento en Cataluña: la clausura se produjo para concentrar la actividad en una sola instalación, la que tiene en Agüimes (Las Palmas de Gran Canaria)