Bimbo cierra su fábrica de Tenerife
La compañía concentra la producción en la planta de Agüimes, en Gran Canaria, tras llegar a un acuerdo con la plantilla que implica traslados y despidos
Menos de un año después de cerrar la fábrica de Granollers (Barcelona), Bimbo baja la persiana al centro que tenía en Tenerife. Inmersa en un proceso de concentración de la producción, la compañía panadera finiquitó la actividad de la instalación canaria a finales de 2020 tras llegar a un acuerdo con los sindicatos que implicó tanto salidas como traslados a la otra infraestructura de la empresa en el archipiélago, en Agüimes (Las Palmas de Gran Canaria).
Según explican fuentes sindicales y confirman desde la empresa, el expediente de regulación de empleo (ERE) ya se negoció y acordó. El volumen de afectados difiere entre ambas fuentes consultadas. Salta desde los 80 trabajadores que señalan los representantes de la plantilla hasta los 50 que asegura la compañía mexicana.
Cuestionado por el devenir de la fábrica, Bimbo asegura que «analiza su futuro» sin entrar en más detalles. No se descarta la venta de los terrenos a un posible interesado, de encontrarlo. Seguiría el mismo camino que la planta de Granollers (Barcelona).
De este modo, la organización dirigida en España por José Luis Saiz concentrará la producción de sus productos en Gran Canaria, donde invirtió 28 millones de euros a lo largo de los últimos cuatro años. Allí agrupa la elaboración tanto del pan de molde como de la bollería. También suma cinco almacenes logísticos.
El cierre de fábricas de Bimbo
El movimiento despertó recelos entre la plantilla a nivel nacional, que teme el cierre de alguna de sus otras plantas en la Península Ibérica. No parece que vayan a ser ni las de Santa Perpetua de la Moguda (Barcelona) y Puente Genil (Córdoba) que en el último año y medio recibieron nuevas inversiones.
La compañía anunció en 2019 una inyección de 30 millones de euros en la instalación andaluza con tal de ubicar una nueva línea de producción de panes para hamburguesas y de perrito caliente después de adquirirla en 2015 al hacerse con la división de dulces de Panrico por 190 millones de euros.
La instalación catalana recibió la producción de pan de molde de la fábrica de Granollers, a menos de 20 kilómetros, que por ahora funciona como centro logístico. La desaparecido fábrica contaba además con una fuerte carga simbólica para el grupo: fue la primera que el conglomerado tuvo en España, pues abrió sus puertas en 1965.