La victoria de Erdogan condena BBVA a una crisis permanente en Turquía
Erdogan se llevó el 49,51% de los votos, pero no han sido suficientes para revalidar la presidencia de Turquía
Como era de esperar, las elecciones presidenciales de Turquía han copado la atención de BBVA. El país otomano es uno de los principales nichos de negocio de la entidad bancaria española y el cuarto mercado más pujante en lo referido a los beneficios totales del grupo.
Pese a que el banco liderado por Carlos Torres ha recalcado en numerosas ocasiones la importancia de Turquía sobre las cuentas de BBVA, la compleja coyuntura económica del estado, por ahora, presidido por Recep Tayyip Erdogan ha provocado que el mercado eleve su percepción sobre los riesgos macroeconómicos.
Esos peligros económicos se han magnificado tras las elecciones presidenciales celebradas el pasado domingo, en las cuales, el 49,51% de los votos recolectados por Erdogan no han sido suficientes para que mantenga la presidencia de Turquía.
Kemal Kiliçdaroglu, candidato de la oposición, ha logrado el 44,88% de los votos
Antes de la celebración de los comicios, las previsiones apuntaban a que estas serían las elecciones más ajustadas de los últimos años. Kemal Kiliçdaroglu, candidato de la oposición, ha logrado el 44,88% de los votos, lo que obliga a celebrar una segunda ronda para conocer al presidente de Turquía.
La inestabilidad política, un nuevo hándicap para BBVA
Y ha sido precisamente esa inestabilidad política germinada en el país otomano lo que ha elevado las dudas sobre la economía turca y, por ende, ha acrecentado la incertidumbre en torno al negocio de BBVA en Turquía.
Esas dudas son las mismas que han hecho que la acción del banco español retroceda cerca de un 5% desde el pasado lunes, perdiendo las alzas superiores al 3% que la entidad registró en la semana anterior.
Sea como fuere, la entidad bancaria con sede en Madrid ha vuelto a pagar en Bolsa los elevados riesgos macroeconómicos a los que está expuesta en Turquía. Pese a que BBVA ha recalcado que el país otomano es una apuesta a medio plazo y, en un comunicado oficial, remarca el “potencial de crecimiento a largo plazo” del estado turco, los accionistas del banco no lo ven de la misma forma.
Este medio ha preguntado a BBVA acerca de la potencial inestabilidad política que puede generarse en Turquía y de cómo valora la reacción de los inversores, pero el banco prefiere no pronunciarse al respecto.
Pese a la buena dinámica comercial que Garanti ha registrado en el primer trimestre, los inversores creen que existen más riesgos que beneficios en un estado que, al cierre de abril, cuenta con una inflación del 43,7% y una política monetaria contraria a la del resto de bancos centrales internacionales.
Erdoğan cogió la batuta de la política monetaria del país hace varios años y, en ellos, ha elevado los tipos de interés hasta el 19% para posteriormente rebajarlos de manera consecutiva hasta el 8,50% actual. Para el mandatario, la mejor herramienta para minimizar el impacto de la inflación es rebajar los tipos de interés, justo a la inversa de lo que dictamina la lógica económica.
Y esto es, en gran parte, el motivo por el que los inversores no terminan de creer que Turquía vaya a ser un mercado de potencial al alza para BBVA a largo plazo. La segunda ronda de las elecciones en el país otomano ha elevado la susceptibilidad de los accionistas del banco español.
El mercado teme que a los riesgos económicos se unen los políticos
Miguel Román, analista de XTB, considera que la reacción negativa de los inversores proviene, tanto de la más que probable permanencia de Erdogan como presidente, como de la “incertidumbre de no haberse resuelto las elecciones en la primera vuelta”.
El mercado sobreentiende que lo que menos necesita Turquía es agregar la inestabilidad política a los vaivenes económicos que el país tiene desde hace varios años.
“A los inversores les gustaría una vuelta a la ortodoxia en la política económica del país”
Antonio Castelo, analista de iBroker.es
Antonio Castelo, analista de iBroker.es, recalca que “a los inversores no les gusta la incertidumbre” y la segunda vuelta “supone la apertura de un escenario de inestabilidad política”. Pero, además de ello, las previsiones indican que Erdogan es quien tiene más posibilidades de revalidar su actual cargo, algo que, desde el prisma económico, podría arrojar más presión sobre la política monetaria de Turquía.
Castelo explica que “a los inversores les gustaría una vuelta a la ortodoxia en la política económica del país”, algo que, con Erdogan al mando, “parece complicado de conseguir”. Al igual que a los accionistas, a las propias empresas les convendría una estabilización de las tasas de interés del país otomano, sobre todo para rebajar el IPC turco.
Las decisiones monetarias de Erdogan, entre otras cosas, han alimentado la depreciación de la lira, que, hasta hoy, es superior a un 85% desde agosto de 2014, fecha en la que el actual presidente cogió las riendas del estado turco.
Todo apunta a que Erdogan mantendrá el poder
Y es la hiperinflación y la percepción sobre los tipos de interés del actual Gobierno turco lo que genera dudas al accionariado de BBVA. Las previsiones apuntan a que Erdogan logrará mantener la presidencia del país, lo que hace casi imposible que haya un cambio de percepción sobre la política económica de Turquía.
Sea como fuere, la victoria de Erdogan se antoja como un mantenimiento de la actual coyuntura económica de Turquía, algo que, a la larga, podría terminar por lastrar los ingresos del banco. Para Antonio Castelo, el país otomano sigue siendo un “mercado de riesgo” y, además, añade que “los inversores puede que no tengan tan claro” que Turquía va a dar más beneficios que riesgos.
Está por ver si las circunstancias económicas cambian en el estado europeo, aunque se antoja complicado, y más si la ciudadanía vuelve a elegir a Erdogan como presidente de Turquía.