Bañuelos dejó Amper a los pies de los caballos
Los acreedores desconfían de Slon Capital y prorrogan hasta el 31 de julio el plazo para refinanciar los 120 millones de deuda
Fueron muchos los que se sorprendieron hace dos años de que el empresario valenciano Enrique Bañuelos eligiera Amper para relanzar sus inversiones empresariales en España tras su periplo brasileño, y casi ninguno de que zanjara tan pronto esta aventura.
Los que le conocen saben que lo de marear la perdiz no va con el saguntino. Por eso, en cuanto vio que la de Amper había sido una decisión errónea decidió poner punto y final, y dedicar su tiempo y dinero a otros negocios que le puedan resultar más rentables. Incluso sabiendo de la dificultad de recuperar los 15 millones de euros invertidos en la tecnológica en sendas ampliaciones de capital. Tendrá que esperar hasta marzo de 2017 para ver cuánto recupera finalmente.
Espantada
Al final, su efímero paso por Amper no será especialmente recordado. Todo lo contrario. Con más pena que gloria, la compañía está hoy en una situación mucho peor a la que se encontró Bañuelos en 2012. Tras presentar las cuentas de 2013 el pasado mes de febrero, Bañuelos puso tierra de por medio a la vista del desaguisado.
Pérdidas no recurrentes equivalentes a 58 millones de euros, que dejaban al Grupo Amper y a la sociedad dominante a los pies de los caballos, con patrimonio neto negativo, en causa legal de disolución, y con una situación de tesorería “muy ajustada”, como se reconocía desde la propia empresa.
Enjuague
Lo hizo alcanzando un doble acuerdo. Primero para transmitir a Emilanteos –la sociedad controlada por el presidente de Amper, Jaime Espinosa de los Monteros– 8,82 millones de acciones, equivalentes al 20% del capital social, y después, otro, para realizar la misma transacción a un tercero, la sociedad inversora Slon Capital.
Un enjuague que los 22 bancos acreedores no acaban de ver claro, como lo demuestra el hecho de que el pasado lunes Amper se vio obligada a alcanzar la enésima prórroga del stand still, el contrato que impide a los acreedores iniciar el proceso de ejecución de las garantías para cobrar sus respectivas deudas.
Sexta prórroga para refinanciar
Esta sexta prórroga tiene un corto alcance. Vence el próximo 31 de julio. Si antes de esa fecha no se formaliza el acuerdo sobre la refinanciación de la deuda, todas las opciones están abiertas, incluso la entrada en concurso de acreedores.
Hasta ahora, cada prórroga pactada ha salido rentable a los bancos. Además de cobrar en efectivo tras obligar a Amper a desinvertir en activos no estratégicos y ahorrar costes, han aumentado el perímetro de la refinanciación, por encima de los 130 millones de euros, al subir los intereses tanto del préstamo sindicado como de diversas pólizas de crédito.
Los bancos no lo ven claro
Pero ahora, con la oferta de Slon Capital andan con la mosca tras la oreja. Y sin el acuerdo de refinanciación, dicha oferta se convierte en papel mojado.
A cambio de inyectar 15 millones de euros, tanto Amper como la inversora han propuesto a los bancos refinanciar su deuda convirtiendo un tramo, de aproximadamente 90 millones de euros (185 millones de acciones a 0,05 euros la acción), en deuda convertible en títulos, y mantener como préstamo garantizado los restantes 30 millones de euros.
De momento, Amper, para superar el desequilibrio patrimonial, ha reducido el valor nominal de las acciones de un euro a cinco céntimos, y ha aumentado capital, concediendo a todos los accionistas la posibilidad de ejercer su derecho de suscripción preferente, en la cuantía de 20,3 millones de euros mediante la emisión y puesta en circulación de nuevas acciones de 5 céntimos. Slon Capital se comprometerá a suscribir y desembolsar, siempre que sea posible al tener todos los accionistas su derecho de suscripción preferente, hasta el 29,99% de los derechos de voto.