Banca y auditoras temen un aluvión de preconcursos en filiales de Pescanova
Entre cuatro y cinco sociedades más podrían seguir los pasos de Pescafina
Pescanova ha hablado, y no a través de escuetos mensajes en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), como venía siendo habitual desde que comenzó su crisis, ya hace más de un mes. En unos 10 días presentará el concurso de acreedores, algo necesario, en su opinión, para alejar al fantasma de la liquidación. Sin embargo, en la nota que este lunes ha remitido a los medios de comunicación, no hace mención alguna a la situación que atraviesan sus filiales. De momento una, Pescafina, ha solicitado entrar en preconcurso de acreedores. Diversas fuentes, tanto de la banca acreedora como de varias auditoras, sostienen que la cosa no quedará ahí.
Según ha podido saber Economía Digital, se especula con que, al menos cuatro filiales más podrían enfrentarse a un preconcurso que, en el caso de Pescafina, vino motivado por la falta de liquidez de una sociedad que facturó 458,27 millones de euros en 2009. “Todo apunta a que será así, se ha movido una ficha y caerán más”, aseguran fuentes de la banca acreedora.
“El problema está en las filiales”
“El gran problema de la deuda de Pescanova está, precisamente, en las filiales que se encuentran fuera del perímetro de consolidación de la pesquera y que, por lo tanto, nunca han sido auditadas”, explican otras fuentes conocedoras de la situación de la multinacional gallega que sostienen que “entre cuatro y cinco filiales más” podrían seguir los pasos de Pescafina.
De momento, más allá de la solicitud de preconcurso de Pescafina, que se presentó en un juzgado de Madrid, las filiales del grupo siguen siendo objeto de diversos movimientos. El Registro Mercantil refleja como el pasado 27 de marzo –antes de la celebración del consejo de administración en donde se dio luz verde al concurso de acreedores– Javier Díaz López y Alberto Lorenzo García fueron designados apoderados mancomunados solidarios de Bajamar Séptima, filial de Pescanova que se dedica a la elaboración de pizzas y otros productos congelados.
Esta fue una de las sociedades de las que Fernández de Sousa cesó como presidente y consejero semanas antes de la entrada en preconcurso de acreedores, y que tiene desde febrero a Pescanova SA como administrador único.
Preocupación en la plantilla
Según el grupo gallego aseguró a los sindicatos el pasado fin de semana, las filiales no corren peligro ya que no entrarán en concurso de acreedores y sus trabajadores no tendrán problema alguno con sus pagos. Sin embargo, a la vista de los últimos acontecimientos, ni los representantes sindicales ni los llamados consejeros díscolos de Pescanova parecen muy seguros.
El sindicato CIG exigió este lunes el mantenimiento de los puestos de trabajo “en las distintas empresas del grupo”, así como las condiciones laborales de los empleados de la firma de alimentación.
Los ‘díscolos’, sin información
Por su parte, fuentes de la cervecera Damm, propiedad de Demetrio Carceller, aseguraron que no han recibido comunicación alguna sobre la entrada en preconcurso de Pescafina. “No sabemos exactamente cuál es la situación de las filiales porque seguimos sin conocer, de hecho, las cuentas de la compañía”, insisten.
Informaciones como la dada a conocer por Europa Press, que asegura que Pescanova cuenta con liquidez para tan sólo una semana, no ayudan a calmar los ánimos de ninguno de los actores implicados en la crisis de la compañía que, de momento, sigue presidida por Manuel Fernández de Sousa.
BDO, en el punto de mira
Más allá de la incógnita de las filiales, Pescanova insistió este lunes en la necesidad de revocar a BDO como auditora. La compañía gallega asegura que “tuvo pleno acceso a toda la información contable” del grupo, “donde figuraba toda la deuda bancaria de la sociedad” que era “también conocida por la auditora a través de la conciliación que había realizado con la documentación proporcionada por la banca y por la información pública existente en el Banco de España”.
Desde BDO prefieren guardar silencio, si bien insisten en que, legalmente, tendrán que continuar siendo la auditora oficial de Pescanova, por lo menos, hasta la entrada en concurso de acreedores. La empresa espera a conocer la demanda que prepara contra ella la pesquera para actuar en consecuencia. Tendrá dos vías para responder: o bien una administrativa, o bien una judicial. No descarta ninguna.
“Lo único cierto es que BDO auditó correctamente todos estos años la contabilidad A, aquella que se ofrecía desde la pesquera y que tuvo muchos problemas para poder acceder a documentación una vez se puso en marcha en preconcurso. Tanto ella, como KPMG, la auditora designada por la banca acreedora”, comentan fuentes conocedoras de la situación que atraviesa la compañía gallega.