La banca analizará en una semana si lleva a los tribunales el nuevo impuesto del Gobierno
La banca no sale convencida de la reunión con la vicepresidenta del Gobierno e insiste, "No frenará la inflación, ni ayudará a la economía"
La banca no sale convencida de la reunión con Nadia Calviño e insiste: «Nos preocupa este impuesto y pensamos que no es el momento«. La presidenta de la AEB, la patronal que representa a Santander, Sabadell y BBVA, comparecía después del encuentro para explicar cómo había ido la cita con la vicepresidenta del Gobierno.
«No es la medida que pueda resolver los problemas que hay encima de la mesa, no ayudará a mejorar el crecimiento económico, el empleo, ni frenará la inflación«, aseguraba Alejandra Kindelán. La economista advierte que el nuevo gravamen tendrá el efecto contrario, «como avalan los informes» y este es el mensaje que han trasladado a Calviño esta mañana.
Preguntada por si el sector financiero llegará a los tribunales -si el derecho les asiste-, Kindelán explicaba que cómo la vicepresidenta no ha detallado como será el nuevo tributo, no pueden decidir todavía que harán. Así que esperarán a la próxima semana, cuando está previsto que llegue al Congreso mediante proposición de ley, para tomar la decisión.
Calviño había explicado unos minutos antes que la intención del Gobierno es que esta proposición de ley esté aprobada antes de que acabe el mes de julio y en ella se darán todos los detalles del nuevo impuesto. «El Ministerio de Hacienda está trabajando en ello», expresaba.
El objetivo de este ‘impuesto extraordinario’ que anunció el presidente del Gobierno la semana pasada, es recaudar 3.000 millones de euros y Calviño destacaba este viernes que la previsión es que este 2022 ya puedan recaudar los primeros 1.500 millones de euros. Pero de momento se desconoce si gravará los intereses, las comisiones de la banca o cómo será en la práctica.
«Yo solo he transmitido a la banca las razones que nos llevan a cobrar este impuesto, pero no su aplicación técnica», comentaba Calviño. La ministra de Economía aseguraba que no llegará al bolsillo del ciudadano, como lleva días advirtiendo el PP, porque el Misterio de Hacienda «tiene mucha experiencia en diseñar los gravámenes para que la contribución sea efectiva» y evitar que tenga un impacto negativo en el crédito y los clientes.
Además, Calviño indicaba que hay un interés compartido entre el Gobierno y la banca «de arrimar el hombro y contribuir al interés de los ciudadanos» porque para el sector financiero, supone también proteger su propia reputación en un momento «tan delicado y de tanta incertidumbre en el ámbito internacional».
Pero el concepto de arrimar el hombro que tiene el Gobierno no es el de la banca, como ha quedado claro en la intervención de Kindelán y después del director general de la CECA, José María Méndez. «Hemos trasladado a la vicepresidenta que esta decisión de un gravamen fiscal a la banca no es un instrumento adecuado para luchar con ella».
Y también han recordado a la ministra de Economía que, las entidades de crédito españolas ya tienen impuestos específicos, como el impuesto de sociedades, el de actos jurídicos documentados o el de transacciones financieras. «Entendemos que más figuras impositivas no es el camino adecuado, competimos con otros sujetos europeos por captar depósitos y accionistas, así que lo ideal es buscar armonizaciones tributarias», apuntaba.
Torres, Oliu y Goirigolzarri acuden a la cita con Calviño
Aunque no han comparecido, José Ignacio Goirigolzarri, Carlos Torres y Josep Oliu, presidentes de Caixabank, BBVA y Banc Sabadell, también se han acudido este viernes a la cita en el Ministerio de Economía con Nadia Calviño con la intención de dinamitar el nuevo impuesto.
Una reunión en la que también han intervenido los responsables de las patronales bancarias AEB, CECA y UNACC, además del presidente de Unicaja, Manuel Azuaga y el consejero delegado de Santander, José Antonio Álvarez, junto al gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
Sobre el impuesto, Calviño se ha limitado a explicar las razones por las que el Gobierno ha tomado esta decisión. Por una parte, el Ejecutivo defiende que las ayudas públicas que han dado a las empresas (primero con la pandemia y luego con la guerra) han permitido a la banca tener un impacto positivo en sus balances bancarios.
Además, el sector no se ha visto perjudicado por la subida de la energía, como si le está ocurriendo a la industria; y el cambio de policita monetaria adoptado por el BCE este jueves (que ha subido los tipos de interés en 0,5%) también tendrá «previsiblemente» un impacto positivo en los márgenes de este sector «como muestran los resultados que reportan estos días».
Por todo esto, Calviño revelaba que el Gobierno cree que es el momento de que la banca arrime el hombro.