Un tercio de las automovilísticas incrementarán salarios en más de un 4%
Los grandes fabricantes de coches son las empresas que más suben los sueldos, con aumentos indexados al IPC
Con gran parte de los convenios aun por cerrar, el sector de la automoción espera acabar el 2022 con los deberes hechos y pactar subidas salariales antes de diciembre. Concretamente, el 88% de las empresas del sector prevén incrementar los salarios en los próximos meses, según un informe retributivo publicado por el Clúster de la Industria de la Automoción de Cataluña (CIAC) y ISPAROX.
Tal y como disgrega el documento, más de un tercio de las compañías, el 36%, prevé subidas salariales de más del 4%, mientras que el 40% espera aumentarlos en porcentajes de entre 2% y el 4%. De media, los convenios colectivos pactados hasta ahora en España marcan incrementos del 2,6%.
La alta diversidad de compañías vinculadas a la automoción provoca ciertas divergencias en estas subidas dependiendo de la envergadura de las compañías. Mientras que el 60% de las pequeñas y grandes empresas prevén altas subidas, las medianas de entre 51 y 250 empleados, en su mayoría lo harán entre un 2% y un 4%, según el documento.
Esta disparidad se debe al hecho que, mientras los grandes fabricantes pasan por coyunturas similares, las pimes del sector viven casuistas individuales más heterogéneas porque trabajan a medida que reciben proyectos. “El sector intenta estar a la altura. Es muy competitivo y hay activos intangibles de retribución y de mercado que tienen en cuenta”, explica Josep Nadal, gerente del CIAC, sobre los incrementos de sueldo, en gran parte por encima de la media.
Por su lado, el mayor músculo económico de los grandes fabricantes automovilísticos, pese a la crisis de abastecimiento, les ha permitido pactar con sus sindicatos unas subidas salariales más amplias, indexadas al IPC o incluso mayores. En el convenio aprobado el pasado mes de julio, Seat apostaba por una subida del 6,5%, la inflación registrada a finales de 2021, acompañado de reducciones de jornadas laborales.
Una fórmula similar seguirá la fábrica navarra de su compañera de grupo. Volkswagen ha aprobado para este 2022 una subida del 6,9%, mientras que la planta de Almussafes de Ford aumentará los salarios el 7% este año. En su caso, congelará los salarios en los próximos dos años por del compromiso de competitividad llegado entre la empresa y la plantilla para obtener nuevos modelos eléctricos.
Sin embargo, hay un 12% de las compañías automovilísticas que no prevén aumentar los sueldos este 2022. En algunos casos, las subidas ya estaban pactadas con anterioridad, mientras que en otras se han retrasado “en solidaridad” por las pesimistas perspectivas económicas.
Por otro lado, hay compañías donde la pérdida de poder adquisitivo causada por la inflación se ha compensado, aparte de con subidas más modestas, con mejoras en las jornadas laborales. Sin embargo, fuentes sindicales apuntan que hay empresas que “no quieren ni hablar” de incrementos salariales por los mayores costes de personales que reportarían.
La mitad de los convenios están caducados
En este sentido, la gran mayoría del sector, el 64% de las sociedades, rigen sus tablas salariales por los convenios provinciales. En este caso, más de la mitad están caducados y requieren de una renovación. El informe asegura que el 40% de los convenios sectoriales se encuentran en proceso de negociación, mientras que el 16% de las empresas están revisando sus convenios internos con sus empleados.
La subida de sueldos se acabará trasladando a las tablas de costes de las compañías, de por si disparadas. Aun así, el grueso de los costes no son los laborales: «Los costes energéticos son un problema más grave que los costes laborales. Son el problema de origen», añade Jaume Roura, presidente del Gremio del Motor de Barcelona, mientras sentencia que «ya se está produciendo pérdida de empleo».
“No hay previsión de que bajen ni que vuelvan a cifras anteriores. Es muy incierto”, añade Nadal, en referencia tanto al gasto energético como a los costes de la materias primas.
De hecho, las grandes fabricantes, que suelen fabricar a demanda y por lo que no están acostumbrados a tener stock, están empezando a ver como sus campas se llenan de coches incompletos por falta la de piezas. Sumado al gasto que supone parar y abrir la planta según la disponibilidad de materias primas, está provocando unos “costes financieros enormes”, según el CIAC.