Así es la factura de la luz en España: el 60% son impuestos
Con las medidas aprobadas por el Gobierno para hacer frente a la subida del precio de la luz, en alza desde enero, se reducirá al 50%
Un 60% de lo que pagamos en la factura de la luz son impuestos y costes. Es decir, que solo un 40% del total corresponde a lo que realmente hemos consumido. Con las medias, provisionales, que ha adoptado el Gobierno para paliar la situación actual (el precio de la luz marca máximos históricos cada día), estos porcentajes se equilibrarán en un 50%-50%.
Pero sigue siendo muy elevado, de hecho, somos el cuarto país de Europa que más tributos asume en su factura, por detrás de Dinamarca, Alemania y Portugal, según Eurostat.
Tal y como se refleja en la imagen, de los 118,42 euros que abonó un consumidor en una factura correspondiente al mes de mayo, el 64,7% iba destinado a costes, impuestos y el alquiler de equipos a medida (el contador).
En España, el recibo de la luz incluye dos impuestos que son obligatorios tanto para los que estén el mercado libre como en el regulado. El IVA, del 21%, menos en Canarias (aunque se ha reducido en toda España al 10% hasta final de año) y el impuesto sobre la electricidad, que supone un 5,113% sobre la suma del término de potencia y consumo.
A lo que se añade, el coste de producción de electricidad, o el coste de la energía, que es el que se ha disparado durante los últimos meses. Y los costes regulados, donde se incluyen los peajes (regulados por la CNMC) y cargos (estos los marca el Gobierno).
Aquí estaría el coste de las redes de transporte y distribución, al fomento de las energías renovables, al mayor coste de producción en los sistemas no peninsulares o las anualidades para recuperar el déficit de tarifas. En la siguiente factura también se pueden apreciar algunos de ellos.
También hay que sumar el alquiler del equipo de medida, el contador de luz, para el que el Gobierno tiene establecido un rango de precios de entre 0,54 céntimos y 1,36 euros al mes.
¿Por qué la luz está en máximos?
Que España pague tantos impuestos no es nuevo, lo de la subida del precio de la luz, si. El nuevo modelo de tarificación eléctrica, que arrancó el pasado 1 de junio, empezó a causar alarma social y a generar curiosidad, pero la luz ya llevaba disparada desde enero.
El año empezó con filomena y la ola de frío, así que la demanda se disparó. En ese momento, el precio del kilovatio hora (kWh) alcanzó los 16,81 euros para la tarifa regulada (PVPC), actualmente se sitúa por encima de los 150 euros.
Precisamente, el objetivo de «la nueva factura de la luz» (la que empezó a aplicar en junio) persigue que hagamos un consumo eficiente y responsable. Es decir, que no todos lo hagamos a la misma hora, ya que coincide que la demanda es más alta y el precio también.
Se trata de una medida adoptada de Europa que fomenta la transición energética. Para ello se establecieron unos tramos horarios (horas punta, horas valle y horas llana), donde se penaliza con precios más altos a los que consuman en las horas punta. Para poder llevarlo a cabo, la CNMC cambió uno de los componentes de la factura, los peajes.
Los peajes permiten que un consumidor pueda estar conectado siempre a la red eléctrica y si todo el mundo se conecta a la misma hora se necesita una red de más capacidad, y esto se repercute en la factura. Pero aún con estos cambios, el precio de la luz ha seguido subiendo y son varias los motivos.
El precio del gas se dispara
La subida de la electricidad no es algo exclusivo de España, los precios se han incrementado en toda Europa y el detonante ha sido el precio del gas y del CO2. Durante la cuarentena, más concretamente durante los confinamientos, la demanda de gas bajó y en cuanto hemos vuelto a la actividad esta se ha disparado.
Pero no solo Europa demanda gas, también Asia, el continente más grande del mundo. Hay que recordar que este bien es escaso y cuando sube la demanda también lo hace su precio. Y que si sube el gas, la luz lo hace el doble.
Hay una alternativa, el carbón, pero produce CO2 y la Comisión Europea lo penaliza. Bruselas persigue que las energías no sean contaminantes. Sin embargo, España tiene una situación complicada, no tiene carbón, ni gas, los embalses están vacíos y disponemos de poca capacidad renovable.
Ante esta situación, el Gobierno español ha tomado una serie de medias este mismo martes, el primer lugar va a recortar los beneficios extraordinarios de las eléctricas; También va a limitar al 4,6% la subida de la tarifa regulada del gas; y hará que las grandes eléctricas subasten energía.
Además, se garantiza un suministro mínimo vital (para que no se corte la luz); se reforma la Ley de Aguas para evitar lo que ha ocurrido con los pantanos este verano; y se bajará el impuesto especial eléctrico del 5,11% al 0,5% hasta final de año.