Amazon Barcelona se enreda en su almacén más moderno
El nuevo almacén robotizado de Amazon, recién inaugurado, sufre problemas de envíos que la compañía prefiere dilatar para no arruinar la estadística interna
La dictadura de la eficiencia comienza a generar problemas de envergadura en el nuevo almacén logístico que Amazon abrió en octubre en Barcelona.
La flamante nave, de 7.000 metros cuadrados y completamente robotizada, arrastra problemas con los envíos que han afectado la venta y que han ocasionado paralizaciones masivas en algunos productos.
El nuevo centro es uno de los más tecnológicos de Europa. Los paquetes son movidos por robots que agilizan el trabajo humano. La recepción y el envío de mercancías están completamente informatizados y los supervisores están obsesionados con la reducción de las incidencias y los problemas de envíos. Pero sólo a efectos estadísticos.
“Los jefes quieren que se solucionen rápidamente la mayor cantidad de problemas posibles, pero si un problema es difícil de resolver, te piden que hagas otra cosa. No quieren que gastes tiempo en eso aunque el problema implique la paralización de 3.000 productos porque están preocupados por la resolución porcentual de las incidencias y no por el impacto de negocio que genera cada una de ellas. Lo que importa es la estadística en la resolución de problemas y no el impacto que estos generen”, explica un trabajador del almacén de Amazon que ha pedido mantener su nombre en el anonimato.
Los pen drive y las perchas
El almacén acaba de sufrir dos graves incidencias que afectaron la venta en línea de dos tipos de productos diferentes pero que comparten una raíz común: la recepción incorrecta de las cajas y su entrada en el sistema de forma incorrecta.
“Pasó con los pen-drives y con los ganchos de ropa. Venían en paquetes pero quien recibe no tiene demasiado tiempo para pensar. Tiene que recibir y listo. Entonces se enviaron cajas de 10 y de 20 a compradores que sólo habían pedido una unidad”, explica un extrabajador del almacén logístico de El Prat (Barcelona).
El departamento de envíos se percató del error pero, en el caso de las perchas, la paralización se mantuvo hasta finales de diciembre, casualmente cuando la propia compañía avisó a sus clientes que no podría entregar todos los regalos de Navidad. Casi tres meses de problemas para no arruinar la estadística interna, según explican los empleados.
“Si un problema exige mucho tiempo y recursos para solucionarlo, los jefes prefieren que soluciones otras cosas más sencillas. Así bajan el porcentaje de incidencias. Los primeros días los problemas fueron enormes porque nadie nos formó. Llegamos y nos hablaban con términos técnicos internos como si toda la vida lo hubiésemos escuchados. Te hablaban que tenías que trabajar de una forma concreta con una Pi Ou y luego me di cuenta que se trataba de una P.O (pronunciación inglesa) que quiere decir Purchase Order. Empezamos prácticamente sin formación, salvo el pequeño grupo que se entrenó en Madrid. Trabaja y si no entiendes algo pregunta, me dijeron. ¿Pero preguntarle a quién? Si todos somos nuevos”, agrega un trabajador en régimen de contrato temporal.
Amazon traslada a un grupo de trabajadores de Londres a Barcelona para reducir las incidencias
Este diario ha contactado con Amazon para conocer los motivos y el alcance de las incidencias del almacén más nuevo (y uno de los más modernos y tecnológicos) de toda Europa. “Nuestra prioridad es ofrecer el mejor servicio a nuestros clientes, por eso, incluso cuando un incidente aislado no cumple con nuestros altos estándares de trabajo, lo estudiamos e intentamos solucionarlo inmediatamente”, ha contestado la compañía.
Para reducir las incidencias ocasionadas por las prisas, el fuerte ritmo de trabajo y la inexperiencia, Amazon ha trasladado a un grupo de trabajadores desde Londres para reforzar el departamento de calidad y reducir las incidencias.