Alstom, condenada por soborno
El grupo se declara culpable y pagará una sanción de 600 millones; su presidente hace oídos sordos a la crítica de los empleados por una prima de cuatro millones
Alstom continúa con su vía crucis de escándalos. El grupo de ingeniería y transporte ha admitido este lunes ante el departamento de justicia de Estados Unidos que sus directivos pagaron sobornos para conseguir contratos en Indonesia, India y China entre 2002 y 2010.
El reconocimiento implica abonar una sanción de 772 millones de dólares (625 millones de euros), además de la vergüenza pública de convertirse en la compañía con la mayor multa criminal impuesta jamás en EEUU.
60 millones en primas
A ello se le debe sumar la pugna con los sindicatos de su país de origen, Francia. Los trabajadores han mostrado su rechazo al plan de primas que recibirá la dirección por la venta de la división energética, la mitad de la multinacional, a General Electric. Los trabajadores han detallado que unos 2.000 altos ejecutivos se dividirán un bonus de 60 millones de euros.
Uno de los beneficiados será el presidente del grupo, Patrick Korn, quien recibirá un paquete de 150.000 acciones valoradas en cuatro millones. Para los sindicalistas, implica que Alstom «con la bendición del Estado, le ofrezca un bonus de Navidad para romper la industria».
Recompensa por las «buenas prácticas» en la venta
Korn enervó a la plantilla al asegurar el pasado viernes, cuando saltó el escándalo, que no estaba dispuesto a renunciar a la prima. El directivo aseguró que se trataba de una recompensa por las «buenas prácticas» en el proceso de venta y que la junta directiva le ha dado el visto buena.
En una entrevista publicada por Le Figaro, el presidente ejecutivo justificaba el choque con los sindicatos por la imagen pública de negociar este tipo de contraprestaciones. «Es muy difícil tratar con calma el problema de la compensación de los patronos. Este es, probablemente, otro ejemplo», indicó al rotativo galo.
Batalla legal en España
La situación de Alstom en España no es más optimista. La multinacional tiene ante si una batalla legal que ultiman los trabajadores para defender que se apliquen las medidas pactadas en el expediente de regulación de empleo (ERE) del pasado julio.
El conflicto estará abierto hasta pasadas las Navidades.