Almirall estudia compras en EEUU para crecer al fin en su mercado maldito
La farmacéutica no ve “urgente” la selección de un nuevo CEO y busca candidatos “con buen conocimiento del mercado europeo”
Sea por problemas de competencia, por el deterioro de sus activos o por denuncias; el negocio de Almirall en Estados Unidos acumula años convulsos. Actualmente, es el único mercado donde no ha incrementado los ingresos interanuales y la biofarmacéutica catalana ya busca formas de pasar página y empezar a crecer. Una de las opciones puestas sobre la mesa es la fusión o absorción de otras compañías.
En una conferencia con analistas para presentar los resultados del tercer trimestre, el presidente y recientemente nombrado CEO interino de la empresa, Carlos Gallardo, ha afirmado que estudiarán la posibilidad de comprar alguna sociedad si encuentran “oportunidades para fortalecer la cartera y las operaciones” en el país norte americano. “En los EE. UU. tenemos una cartera que, desde una perspectiva de mercado, está creciendo”, ha añadido el directivo, aunque matiza que la prioridad de la empresa es su crecimiento en los productos biológicos en Europa.
La ampliación de su negocio es uno de los planes de la familia Gallardo para su estrategia global, no solo en América. “Terminamos el trimestre con un apalancamiento de 0.8 y una posición de efectivo saludable, lo que nos brinda flexibilidad en el entorno actual para licencias adicionales y actividades de fusiones y adquisiciones oportunistas”, ha matizado el CFO de la farmacéutica, Mike McClellan.
Vende un 20% menos en EEUU
Estados Unidos es la única región donde opera la farmacéutica en el que ha perdido ingresos en lo que va de año. Si sus ventas globales se han incrementado un 5,3% hasta los 633,8 millones de euros; sus fármacos en el país norte americano se vendieron un 19,8% menos, pasando de los más de 70 millones ingresados el año pasado a los 56,4 millones obtenidos hasta setiembre. El único producto que incrementó sus ventas fue Klisyri, un tratamiento para la queratosis actínica en fase de estudio clínico en EE. UU., por el que ingresó 1,5 millones de euros más este 2022.
A corto plazo, Almirall continuará enfocándose en mantener el negocio estadounidense a través de Seysara, un tratamiento para el acné. Tras la pandemia, la empresa ha detectado “una buena temporada de vuelta a la escuela” en estos productos. McClellan asegura que el mercado americano ha experimentado “un progreso constante, con mejoras trimestre a trimestre” y con una “aceleración de las ventas netas” en los últimos tres meses, aunque “sigue bajo presión”.
En paralelo, la empresa con sede en Barcelona está buscando un nuevo consejero delegado. La semana pasada Gianfranco Nazzi dejó el puesto para afrontar “nuevos retos profesionales”. Desde entonces, Carlos Gallardo, que era presidente sin funciones ejecutivas, asumió el cargo de forma interina. El mismo Gallardo asegura que encontrar un sustituto “no es urgente” y que lo importante es seleccionar “al candidato más apropiado”. La empresa está buscando un directivo con habilidades “que sea alineen” con su estrategia y con conocimientos “en el mercado europeo”.
Este año no es, ni de lejos, el primer periodo en el que Estados Unidos se convierte en uno de los principales dolores de cabeza de Almirall. En 2017, la farmacéutica de los Gallardo perdió 304 millones de euros, cuando su filial en el país, Aqua, sufrió problemas de distribución y la competencia de nuevos genéricos más baratos. Además, se vio afectada por irregularidades con un programa de asistencia a pacientes estadounidenses, suponiendo un mazazo para su cuenta de resultados.
Recuperación en 2018 y 2019
Tras varias debacles en la bolsa y cambios en la dirección, en 2018 la empresa salió de esta situación a costa de duplicar la deuda en pocos meses y gracias a una política de ahorro generalizado, con recortes de gastos en I+D. En concreto, solicitó un préstamo puente de 400 millones de euros que multiplicó su deuda financiera, pasando de 250 a 550 millones, para compra Allergan y reforzar su posición en EE. UU.
La empresa recuperó la estabilidad financiera en los próximos años, hasta que en 2020 redujo sus beneficios un 29,9% por culpa del coronavirus y el auge de la competencia en Estados Unidos. Justamente fue su principal apuesta, el tratamiento contra el acné, quien se vio perjudicada también por la llegada de nuevos genéricos. Ese año, las ventas norteamericanas se desplumaron en el 48% hasta los 87,9 millones.
Almirall rebajó beneficios en 2020 por el auge de la competencia en Estados Unidos
Los problemas económicos continuaron en 2021, cuando la farmacéutica catalana perdió 42,8 millones de euros por el deterioro de valor contable de activos intangibles por valor de unos 100 millones de euros. Este desgaste total se desglosó en 69 millones atribuibles a Seysara «por presiones en cuanto al acceso al mercado y los reembolsos»; en otros 22 millones a la llamada cartera Legacy de Estados Unidos y en 12 millones por no haber ejercido la opción de compra de la compañía Bioniz Therapeutics, según reportÓ a la CNMV.
Estados Unidos no solo le ha provocado pérdidas económicas vinculadas directamente con su negocio, también por cuestiones judiciales. La cotizada se enfrentó en 2019 a un caso de sobornos a médicos en el país norteamericano para que recetasen sus productos y tuvo que hacer frente a una multa de 6,6 millones de dólares (5,9 millones de euros al cambio de entonces).
La biofarmacéutica cerró el tercer trimestre del año con un beneficio neto de 10,9 millones de euros, con lo que recupera los números positivos tras perder 39,4 millones en el mismo período de 2021. Prevé cerrar el año cumpliendo sus estimaciones financieras: un crecimiento de un dígito medio y ebitda total de entre 190 y 210 millones de euros.