Alierta se va de Telefónica sin que Pedro J. ni Carmena lo echen
La entrega del testigo a Álvarez-Pallete se produce por sorpresa y sólo cuando el ya ex presidente ha querido; el gerontócrata por excelencia del IBEX convivió durante diez años con el 'caso Tabacalera' y aprovecha el interregno político para designar sucesor
Telefónica sorprende al anunciar que su presidente ejecutivo, César Alierta, abandona tras casi 16 años al frente de la multinacional. Ha sido el tercer rector más longevo. Cabe remontar hasta la dictadura de Francisco Franco para toparse con mandatos que se cuenten por décadas. Estalisnao de Urquijo dirigió la empresa durante 21 años (1924-1945) y José Navarro –su relevo— casi lo iguala (1945-1965).
Alierta es, calendario en mano, el presidente más duradero que ha tenido Telefónica desde que España se constituyó en una economía de libre mercado, a mediados de los años setenta, y, en su salida, ha puesto punto final a las tentaciones políticas que aún sobrevuelan al gigante de servicios.
Oteando hacia atrás, pocos hubieran dicho que el ejecutivo zaragozano lograría esta meta temporal. La justicia consideró en el 2010 probado el uso de información privilegiada en Tabacalera, su anterior empresa. Sólo la prescripción del delito permitió la absolución junto a la de su sobrino. La actual alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, presidió la vista en el vaivén judicial definitivo del caso.
Antes, el periodista Pedro José Ramírez (Pedro J. para la profesión) y su equipo se atribuyeron el inicio del episodio. Durante ocho años, sostuvo en las páginas de El Mundo que Alierta se enriqueció con 1,8 millones no sólo comprando acciones días antes de la venta de Tabacalera, sino también con anticipación a las subidas de precio de las cajetillas.
De periodistas y jueces
Fue un trabajo periodístico que encontró ratificación en la sala de vistas. Pero antiguos compañeros de redacción relatan hoy lo que se transformó en una obsesión personal de Pedro J., en parte alimentada por el veto publicitario que Alierta ordenó como respuesta a las informaciones del rotativo madrileño.
El proceso y la serie de artículos no condicionó la vida interna de Telefónica. La multinacional siempre consideró que eran asuntos ajenos a la firma, personales de Alierta. De hecho, la influencia de su futuro ex presidente creció exponencialmente en la España del boom económico (y, por tanto, del inmobiliario).
A sus 70 años, propone al actual número dos, José María Álvarez-Pallete, como sustituto con efectos, previsiblemente, desde el 8 de abril, fecha en la que se reúne el consejo de administración.
Las acciones de Telefónica reaccionaron este martes a la noticia con más de un 1% en ganancias, ocupando las primeras posiciones del índice europeo de telecos, pese a cotizar en negativo minutos antes del comunicado. Y es que el líder más visible de la «gerontocracia del IBEX» seguirá en el consejo de administración y se mantendrá al frente de la Fundación Telefónica.
Algunas lenguas atrevidas señalan que quizá, y sólo quizá, da ideas a Isidro Fainé, presidente de La Caixa y vicepresidente de Telefónica, cuyo relevo al frente del banco catalán está pendiente de resolución.
Álvarez-Pallete, economista de 52 años, lleva 17 en la cúpula directiva y más de tres en el puesto de consejero delegado. Está considerado por Alierta como «el directivo más preparado para afrontar con éxito los retos que impone la revolución digital».
El nuevo jefe de la principal operadora española tuvo cargos relevantes en divisiones clave del grupo. Destacó en el ámbito internacional y de finanzas. Se muestra especialmente orgulloso de Wayra, la incubadora de empresas que creó personalmente. Una vez que acceda al nuevo puesto, deberá nombrar, al menos, a un nuevo consejero delegado que le sustituya.
¿Peligra el dividendo?
Conocido por su afición a correr maratones –deporte, el running, que comparte con el ex consejero delegado de BBVA, Ángel Cano—, Álvarez-Pallete tuvo un importante peso específico en la estrategia llevada a cabo por la multinacional. Ordenó el repliegue a países con mayor proyección de crecimiento y promovió la comercialización de contenidos como gancho en los que apalancar sus redes de alta velocidad.
La compra de Canal Plus y la obsesión por adquirir derechos televisivos con los que retransmitir fútbol y motor llevan su sello personal. De este modo, los analistas consultados aseguran que Telefónica mantendrá, coherentemente, una estrategia similar a partir de ahora. Se ponen en guardia con todo lo que tenga que ver con la política de dividendos del grupo.
La retribución al accionista fue una de las obsesiones de Alierta. «No creo que vaya a haber grandes cambios estratégicos, sí que hay más incertidumbre con el tema del dividendo. Alierta siempre ha sido el gran defensor de mantener un dividendo alto», explica Javier Borrachero, analista de Kepler Chevreux.
A pesar de las dudas del mercado, las primas por acción parecen garantizadas. «Álvarez-Pallete participó en el diseño del nuevo plan estratégico y conoce perfectamente las próximas necesidades financieras». «Nada cambiará», señalan fuentes conocedoras de la interioridades de la empresa. Telefónica mantiene la mayor rentabilidad por dividendo del IBEX con un 7,5%.
Sin interferencias políticas
El cambio en lo alto de la cúpula de esta multinacional todavía próxima a los poderes públicos llega en un momento de interregno político, a la espera de que se forme nuevo Gobierno o se repitan elecciones. «Es un momento lógico en el que no tienes el riesgo de que venga el político de turno que quiera poner al suyo».
«Álvarez-Pallete es un gestor al que no se le conoce afiliación política», afirma un analista que pide mantener el anonimato. Otras fuentes señalan que la operación de sucesión llevaría meses en el horno, con una hoja de ruta paralela al calendario electoral. El punto de coincidencia está anclado en que Alierta se habría apeado cuando «ha querido», sin interferencias.
Agente de cambio y bolsa, con compañeros tan ilustres como el presidente de BBVA, Francisco González, el zaragozano tomó en el 2000 una Telefónica que entonces capitalizaba el equivalente en pesetas de 90.000 millones de euros, según datos del archivo de Thomson Reuters.
Tras llegar a ser la primera empresa no bancaria del país en superar los 100.000 millones de euros de capitalización, antes del estallido de la crisis en 2007, la operadora tiene un valor de mercado actual de unos 48.340 millones de euros. Esa cifra pone nota, desde un punto de vista factual, a esta etapa de 16 años.
En su descargo se podría señalar que el compromiso de Alierta con el accionista se hizo evidente con la recuperación del dividendo, inexistente en el 2000. Desde ese momento hasta el último pago, el correspondiente al ejercicio 2014, la salida de caja por este concepto supera los 40.000 millones de euros, al margen del scrip dividend.