Alemany: “Saba quiere ser la próxima empresa catalana del Ibex”
El presidente de Abertis arropa a la nueva concesionaria, que también dirige, en la puesta de largo previa a la junta extraordinaria de accionistas
Saba Infraestructuras ya está lista para rodar en solitario. El camino preparatorio iniciado en febrero con el anuncio de su constitución, respaldado por los accionistas de Abertis –de la que Saba se ha escindido– en junio, llegará a su fin el próximo 14 de diciembre con la junta general extraordinaria en la que se formará el consejo de administración definitivo.
El objetivo es que Saba “sea la próxima compañía catalana del Ibex” en un plazo de cinco años, según su presidente, Salvador Alemany.
El también máximo responsable de Abertis ha dado el pistoletazo de salida a esta emancipación marcando las líneas maestras que regirán el futuro de la empresa concesionaria de aparcamientos y centros logísticos. También ha avanzado la política de retribución al accionista.
Saba no está obligada a dar explicaciones sobre cómo remunerará a sus inversores al no cotizar en Bolsa. A pesar de ello, Alemany ha dado a entender que replicará el sistema de Abertis: la paz accionarial se logra con suculentos dividendos.
De este modo, Saba espera poder pagar en 2013 los primeros dividendos a cuenta del primer ejercicio, el de 2012. Los 3.500 accionistas minoritarios (1,22% del capital) esperan, a juicio de Alemany, “una empresa que retorne beneficios a largo plazo pero que no olvide retribuir anualmente”. Abertis ofreció a sus accionistas la posibilidad de cobrar un dividendo opcional en títulos de Saba.
La Caixa es básica
El resto de capital parte desde el minuto cero con el 61,28% en manos de CaixaHolding. «Su respaldo es fundamental”, según el consejero delegado de Saba, Josep Martínez. Los fondos de capital Torreal y Proa Capital se reparten el 37,5% restante. Este jueves informaciones periodísticas apuntan la posibilidad de que otro fondo, el americano KKR, opte a un 8% del capital. Alemany y Martínez han admitido las negociaciones.
Las cifras con las nace Saba Infraestructuras son las siguientes: 400 millones en fondos propios, un margen de explotación de 80 millones y una deuda de 450 millones. “El ratio de endeudamiento es bajo”, aclara Martínez. Los activos de la compañía ascienden a los 1.400 millones.
En lo relativo a su plan estratégico, Saba heredará la filosofía de Abertis. Alemany ha reconocido que para que “sea rentable hay que ganar tiempo”. La búsqueda de más años de concesión, es decir, de su crecimiento, se producirá en el mercado nacional –los nuevos ayuntamientos son una oportunidad– pero sobre todo en el internacional.
Expansión
Alemany y Martínez tienen la vista puesta en países donde Abertis ya se ha internacionalizado como la periferia europea y, en América, Chile, Brasil y México. Estados Unidos y Canadá son dos plazas que a priori tienen posibilidades de recibir inversiones de Saba.
A pesar del contexto económico, “hay oportunidades aunque hay que trabajar más y mejor para convencer a tus accionistas y socios”, según el consejero delegado. Alemany está convencido que se encontrará la vía para financiar proyectos interesantes para Saba.