Agustín Cordón: «A Fira de Barcelona lo que le conviene es la máxima estabilidad»
Pide, con la Mobile World Capital, generar un cambio en el modelo productivo en el conjunto de la economía y para ello reclama mejorar la fiscalidad del talento
Es un ejecutivo, habla sin alardes y va al grano. Sabe que su trabajo se medirá por la eficiencia, y busca que los buenos resultados redunden en el conjunto de la sociedad. Agustín Cordón, director general de Fira de Barcelona, y director general de la fundación Barcelona Mobile World Capital, está satisfecho con los números del organismo, un récord en 2014 en cuanto a facturación, y número de congresos.
Por ello, y tras destacar el bueno funcionamiento de Fira de Barcelona, que preside Josep Lluís Bonet, debido a la particular gestión, basada en el modelo público-privado, Cordón reclama que no se toquen las cosas que funcionan.
Cordón, en una entrevista en el programa Converses, de la Cadena Cope, ha asegurado que «lo que conviene ahora para la Fira es la máxima estabilidad, porque lo importante no se debe tocar y lo que funciona no se debe cambiar». Cordón ha defendido que el modelo se mantenga, ante la posibilidad de cambios drásticos en el Ayuntamiento de Barcelona.
Consistorio muy fragmentado en Barcelona
Nada, por ahora, llevaría a la conclusión de que los organismos en los que el consistorio tiene una voz predominante, vayan a sufrir cambios, pero las elecciones municipales del 24 de mayo pueden dibujar un escenario muy diferente al actual, con la irrupción de Guanyem Barcelona. Esa fuerza política, en la que está integrada Podemos, podría variar el mapa municipal, y complicar la composición del nuevo equipo municipal, con un consistorio muy fragmentado.
La idea de Cordón es que el modelo de gobernanza de Fira, que ha sido capaz de internacionalizarse y de ser una de las instituciones más admiradas, debe permanecer «separado de los vaivenes políticos».
Un nuevo modelo productivo a través de la capitalidad del móvil
La otra gran responsabilidad de Cordón es la Barcelona Mobile World Capital, que organiza cada año el Mobile World Congress. Cordón considera que uno de los grandes retos que brinda el evento, –la ciudad tiene el contrato hasta 2018—es ir más allá y buscar «un cambio en el modelo productivo en el conjunto de la economía».
Es decir, que las empresas que se puedan instalar en Barcelona aporten una nueva cultura empresarial, con la adaptación del sistema productivo al modelo digital. Es un reto ambicioso, que Cordón admite, pero que le mueve para aprovechar todos los resortes de ser la capital mundial del móvil.
Para ello, Agustín Cordón asegura que se sigue negociando con las tres grandes aceleradoras de starts up del mundo para que alguna de ellas se instale en Barcelona.
Una mejora de la fiscalidad para las empresas tecnológicas
Pero para ello es fundamental que mejore lo que Cordón denomina como «la fiscalidad del talento». En la mayoría de ocasiones, a los investigadores de esas empresas tecnológicas se les remunera con acciones, que todavía no podrán monetizar. Esas acciones tributan, y acaban siendo una carga. «Es evidente que se tarda en poder monetizar ese pago en especies, y eso debería cambiar para poder retener el talento», asegura este ejecutivo, que tiene claro que las administraciones deberían reaccionar con mayor celeridad.
Si cambia el modelo productivo, también debe cambiar la fiscalidad, «teniendo en cuenta, además, que no se trata de cargas económicas elevadas», en alusión a la disminución de ingresos que supondría esa posible rebaja fiscal.
Cordón asegura en la entrevista que la continuidad del congreso en Barcelona «no está garantizada», y que tampoco ve determinante que el contrato sea hasta 2018, porque «la garantía de cualquier negocio se gana cada día, y se juega cada día». El evento dejó 400 millones en 2014, y es, a su juicio, «un ejemplo de complicidad entre los agentes públicos y privados», con un compromiso del Ayuntamiento de Barcelona, de la Generalitat y del Gobierno central.
La operación de Spanair se ve ahora diferente
Barcelona, ahora, tiene una posición en el concierto internacional gracias a instituciones como Fira de Barcelona o la capitalidad mundial del móvil, pero también gracias al aeropuerto de Barcelona, con más conexiones internacionales que hace unos pocos años.
Precisamente, Fira de Barcelona apostó por Spanair, el proyecto impulsado por el Gobierno tripartito que acabó fracasando. Cordón asegura que ahora las cosas han cambiado mucho, pero que entonces, en el segundo mandato del tripartito, entre 2006 y 2010, –aunque el Govern de CiU mantuvo el proyecto hasta que Spanir quebró en enero de 2012—»era un buen momento para los retos de conectividad, y era importante tener una participación o una influencia en una aerolínea que pudiera conectar Barcelona con el mundo», recordando que Iberia había dejado el aeropuerto de El Prat.
Sin embargo, la cuestión resultó un fracaso, hasta el punto, además, de que la cúpula de Spanair acabó siendo condenada por la quiebra de la aerolínea a pagar 10,8 millones de euros, incluyendo a los miembros del consejo de administración, entre ellos Fira de Barcelona.