Dentro del ámbito financiero, prácticamente todo el mundo comprende qué es una OPA u Oferta Pública de Adquisición, una operación en el mercado de valores por la que una entidad o persona física realiza una oferta para comprar todas o una parte de las acciones de una empresa que cotiza en la bolsa mercantil.
Lo que muchos desconocen, es que esta OPA puede tener algunas variables, ya que no siempre se da en términos amistosos. Precisamente por esto existe el concepto OPA hostil, que hace referencia a aquella Oferta Pública de Adquisición que es presentada por una entidad o persona sin la aceptación previa de los organismos de la sociedad cuyas acciones se pretenden adquirir.
Todos los aspectos a conocer de una OPA hostil
A diferencia de la OPA estándar, en este caso la parte adquiriente considera innecesaria la aprobación de la junta directiva y la administración de la parte objetivo. Por ello, la parte adquiriente dirige su oferta de forma directa a los accionistas de dicha parte, con el objetivo de hacerse con el control de la empresa en cuestión sin necesidad de la aprobación de la parte a adquirir.
Una acción no muy recomendable en el ámbito mercantil, ya que generan un clima de hostilidad que puede resultar contraproducente a la hora de proveer a la empresa en cuestión un crecimiento adecuado. Y es que el hecho de que se lleve a cabo una OPA hostil puede ser entendido por la empresa como una amenaza no solo a su independencia, sino también al bienestar de sus empleados y clientes.
Por su parte, la parte adquiriente, habitualmente justifica este tipo de acción desde un prisma en el que consideran que pueden ofrecer un mejor valor a los accionistas que la propia dirección de la empresa. No obstante, no se trata de un movimiento definitivo, ya que después de que la parte adquiriente presente su oferta pública a los accionistas, la parte objetivo aún puede adherirse a ciertas estrategias para salvaguardar sus espaldas.
Tácticas como la píldora de veneno, que consiste en que la empresa objetivo emita nuevos derechos de voto para diluir la participación de la parte adquiriente, o la búsqueda de un caballero blanco, basada en que la parte objetivo encuentre a otra empresa dispuesta a alcanzar un acuerdo amistoso para hacerse con los derechos de la empresa a un precio superior al ofrecido por la empresa dispuesta a realizar una OPA hostil, son dos de los mecanismos más habituales.
Sin embargo, a la hora de la verdad, la última palabra la tienen los accionistas, ya que son los que decidirán si aceptan o no esa oferta, independientemente de las tácticas desarrolladas por la parte objetivo. No obstante, también es importante tener cuidado, ya que entre los efectos de una OPA hostil se encuentran la subida del precio de las acciones de la parte objetivo, o el desencadenamiento de una ola de fusiones entre empresas, que busquen aprovechar el momento para adquirir otras empresas de su mismo sector.