Zapatero unifica la estrategia económica para afrontar el tenso reinicio del curso
PRESUPUESTOS, IMPUESTOS, HUELGA GENERAL Y PENSIONES, ASIGNATURAS PENDIENTES
El Gobierno central, con su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, prepara como si fuese una batalla a vida o muerte la estrategia económica a seguir en los próximos meses. Los presupuestos del año que viene, la política fiscal y la reforma de las pensiones son los elementos claves junto a como afrontar los efectos de la anunciada huelga general, el primer embate al que deberá hacer frente el ejecutivo en este nuevo curso.
Este jueves, horas antes de que se conozca oficialmente el crecimiento económico del segundo trimestre, Zapatero se reunirá con los responsables del área económica de su ejecutivo. Normalmente el presidente no asiste a estas reuniones que tienen una periodicidad semanal, pero la gravedad de la situación aconsejan que tome el timón.
El presidente ha estado durante agosto preparando la hoja de ruta que debería permitir a su gobierno tomar la iniciativa en el ámbito económico. El primer reto que deberá afrontar Zapatero es el de los Presupuestos de 2011. Pasarán a la historia por ser los más austeros de la democracia. Los recortes afectarán a todos los ministerios y laminarán las políticas sociales de esos departamentos. Ahí seguramente Zapatero tendrá que dar un golpe de autoridad para evitar que se produzcan enfrentamientos internos y deberá elaborar un discurso homogéneo para todo el gobierno.
Impuestos a los ricos
La creación de un impuesto para las rentas altas es un aspecto en el que no existe unanimidad en el ejecutivo. El ministro de Fomento, José Blanco, es partidario de subir impuestos para financiar los servicios públicos. Otros, como la ministra de Economía, Elena Salgado, no ven útil pedir más esfuerzos en un momento de desazón económica. Entre estas dos posturas deberá decidir Zapatero y algunos elementos indican que se decidirá por la segunda.
En el orden temporal, la forma como se afronte la huelga general convocada por CCOO y UGT especialmente contra la reforma laboral será otra piedra de toque. La ley se aprobará el 9 de septiembre y 20 días más tarde está convocada la movilización. El resultado de la protesta puede hacer tambalear las propuestas del gobierno y granjearle la enemistad de las centrales obreras a medio plazo, pero puede también darle un plus de credibilidad en lo que eufemísticamente se llaman los mercados.
Otro elemento central sobre el que versará la hoja de ruta de Zapatero es la reforma de las pensiones. El ejecutivo tiene asumido que se elevará la edad del retiro de los 65 a los 67 años y se aumentarán los años necesarios para calcular las prestaciones. Para “vender” el nuevo recorte del Estado del Bienestar, el Gobierno se apoyará en las conclusiones del Pacto de Toledo, a pesar de saber que es otra medida impopular que deberá arrostrar.