Yolanda Díaz: la reforma laboral se deroga “políticamente”, no “técnicamente”
Sostiene que cuando se conozca el texto final de la reforma se comprobará que "no se trata de un retoque" de la legislación vigente y dice constarle discrepancias internar en la CEOE para avalar el acuerdo
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha zanjado este viernes las discrepancias sobre si el acuerdo para la nueva reforma laboral conlleva la derogación de la reforma laboral de 2012 del PP al aclarar que «técnicamente es imposible derogar la reforma del PP, pero políticamente se deroga la parte que iba en el acuerdo de Gobierno».
El acuerdo tripartito cerrado este jueves por el Gobierno y los agentes sociales sobre la reforma laboral ha abierto diferencias dialécticas e interpretaciones sobre si conllevaba la largamente prometida por el Ejecutivo de coalición derogación de la reforma laboral del PP, pero finalmente ha quedado claro que Díaz ha renunciado a la derogación completa de la norma de 2012 que se había situado en el centro de su diana para lograr un acuerdo de mínimos que sumase también a la CEOE.
Su argumento es que, de derogarse íntegramente la reforma laboral de 2012, el mercado de trabajo se quedaría «sin colchón jurídico», pero políticamente se elimina la parate recogida en el acuerdo de Gobierno. Con todo, Díaz ha defendido que la modificación en el Estatuto de los Trabajadores «no se trata de un retoque», sino de «un cambio de paradigma fundamental», por lo que ha instado a los críticos de la reforma que sean «prudentes» y esperen a leer los textos definitivos de la nueva reforma, según ha señalado en una entrevista en la Cadena Ser.
En esta línea, ha querido dejar meridianamente claro que el «histórico» acuerdo suscrito con patronal y sindicatos sirve para cumplir con lo recogido en el acuerdo de la coalición de Gobierno y con Bruselas en el Plan de Recuperación. Cuando compruebe el texto y observen el acuerdo de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos y el componente 23, verán que cumplimos el acuerdo«, ha garantizado.
De hecho, ha asegurado que «en absoluto» la reforma final es menos ambiciosa de lo que le hubiese gustado lograr, ya que, tal y como ha recordado, «siempre» fijó su meta de que la norma «fuera de la mano del diálogo social y que la reforma saliera con acuerdo». La vicepresidenta celebra haber logrado el objetivo de un acuerdo tripartito para aprobar la reforma laboral antes de que acabe el año.
«Me consta que la CEOE tuvo dificultades internas»
Por otra parte, se ha referido a las discrepancias internas en el seno de la CEOE para validar el acuerdo, apuntando que le consta que en la patronal hubo «dificultades como tuvieron todos los agentes sociales», si bien ha insistido en que el cambio es «muy fuerte» y «va a permitir mejorar la calidad de vida de los trabajadores».
A su parecer, las reticencias empresariales iban ligadas a modificaciones de la legislación actual en lo referido a puntos como los límites a la temporalidad o las modalidades contractuales.
En esta línea, ha explicado que el contrato por obra y servicio desaparece y se pasa de una duración de hasta cuatro años con ese contrato a que ahora el contrato temporal solo pueda durar hasta 90 días, y el temporal por razones productivas con una duración máxima de seis meses.
A ello se suma que las sanciones por abuso de temporalidad en fraude de ley eran por empresas y ahora la vulneración de esta ley alcanzará los 10.000 euros por cada trabajador en situación irregular.
De cualquier forma, ha querido echar un capote al presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, al asegurar que su actuación ha sido «determinante». «Nadie creía en este acuerdo, nadie creía que iba a ser a tres bandas. He dicho siempre que íbamos a cumplir con el plazo y que no íbamos a levantarnos de la mesa hasta que consiguiéramos el acuerdo», ha celebrado la vicepresidenta.