Teresa Ribera culpa a Francia de no poder avanzar en la interconexión de gas con España
La construcción del gasoducto Midcat duplicaría las posibilidades de intercambio de gas entre España y Francia, ya que podría tener una capacidad de 9 bcm
La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha admitido que está costando negociar con Francia la construcción de un gasoducto (Midcat) que permita a España exportar gas al resto de Europa. De esta manera, ha señalado que «no puede ser» que la presión para acelerar la construcción de esta infraestructura solo provenga de España, cuando Francia lo necesita aún más.
En un foro organizado por La Vanguardia, la ministra ha vuelto a incidir en que la construcción de este proyecto entre ambos países sea financiada por Europa, ya que serviría para garantizar el suministro de países vecinos (que dependen en su gran mayoría de Rusia) y transportar en el futuro gas natural mezclado con gases renovables y, posteriormente, hidrógeno verde.
Asimismo, ha recordado, en otras ocasiones, que España cuenta con un tercio de la capacidad de regasificación de Europa y los consumidores de gas españoles pagan por esa seguridad de suministro a través de lo que abonan en sus facturas de gas para financiar esas instalaciones.
El gobierno portugués pidió a finales de febrero a España incrementar la capacidad de intercambio de gas con Francia, y empresarios, como los de la patronal catalana Foment, se sumaron a la reivindicación. El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que había desechado el proyecto en 2019, ahora ha vuelto a defenderlo en la lucha para desvincular el gas con Rusia.
La crisis energética provocada por la invasión rusa a Ucrania está cogiendo al Gobierno con el pie cambiado. El primer paso fue pedir a la Unión Europea desvincular el precio de la luz del del gas para frenar la escalada de precios. Propuesta que la UE ha aceptado. Además, están adoptando medidas o ampliando las ya existentes como la suspensión del corte de suministros, la ampliación de los bonos sociales o la reducción de impuestos, para contener el impacto.
«Es difícil intervenir o determinar el precio del gas porque depende de mercados internacionales, nosotros ni producimos ni marcamos el precio, pero no tiene sentido aceptar que eso contagie al precio de la electricidad», ha señalado Ribera.
La ministra espera que los próximos días 24 y 25 de marzo, el Consejo Europeo tome una decisión para que los países puedan desvincular del gas la fijación del precio de la luz.
Un proyecto fallido
El gasoducto de Midcat se inició a principios de los 2000, cifrado en una inversión de 3.000 millones de euros. Sin embargo, no culminó. En 2013, con Mariano Rajoy en la presidencia de España y el socialista François Hollande en la de Francia, ambos gobiernos se comprometieron a retomarlo, pero finalmente no lo hicieron. En 2019, con Sánchez y Macron, se volvió a desechar por los altos costes de la infraestructura y las alternativas ya existentes.
Ribera sí apuesta por un sistema de interconexión para tener “la seguridad de que podemos reaccionar rápido en un sistema mucho más amplio”. No obstante, no es una solución a corto plazo, pues su construcción es lenta, unos tres años, según prevé Foment.
España y Francia ya están conectadas por dos gasoductos, uno por Euskadi y otro por Navarra, con una capacidad de transportar 7 bcm. El South Transit East Pyrénées (Midcat), que cruzaría por Girona, podría tener una capacidad de 9 bcm, con lo que más que duplicaría las posibilidades de intercambio entre ambos países.