Teresa Ribera baja el tono en la reclamación de topar el gas en plena presión de las eléctricas
La vicepresidenta del Gobierno ha empezado a rebajar intenciones, y volver a centrar el discurso en la transición ecológica
Se acerca el momento decisivo para conocer las medidas que podrá tomar España para rebajar los costes de la factura de la luz que en estos momentos ahoga a familias y empresas. En primer lugar, este viernes, la Cumbre Europea determinará lo que se puede hacer o no. Después serán los Estados miembros los que ejecuten sus propias medidas. España había abanderado una revolución sobre el mercado del gas y desacoplamientos del sistema de fijación de precios. Pero en las últimas horas, y tras la oposición de Alemania, el Ejecutivo español empieza a asumir que eso no será posible. Al menos en un planteamiento de máximos.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; y la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, han abogado por la intervención del mercado del gas, el desacoplamiento de esta tecnología en el mix energético y, en definitiva, alejar el impacto de su volatilidad sobre el mercado mayorista. Tras la crisis provocada por el conflicto bélico en Ucrania, y la tensión de los mercados, parecía que Bruselas sería más receptiva a posibles cambios. Pero en los últimos días, con Alemania a la cabeza, de nuevo parece que las medidas que permitirá la Comisión Europea serán mínimas.
Ante estas expectativas, la propia vicepresidenta del Gobierno ha empezado a rebajar intenciones, y volver a centrar el discurso en la transición ecológica. Así lo ha expresado tras la reunión ministerial que han tenido al amparo de la agencia internacional de la energía (AIE). «Tenemos que levantar las barreras que impiden el despliegue de tecnologías asequibles, seguras y sostenibles para alcanzar los objetivos climáticos establecidos por el Tratado de París», ha aseverado Ribera durante su intervención este jueves.
«Si no somos capaces de garantizar una energía segura, asequible y sostenible, estamos fallando en nuestro mandato, poniendo en peligro la recuperación post crisis y nuestras ambiciones de alcanzar las emisiones cero», ha recalcado. Ha concluido su intervención subrayando que más allá de la actual coyuntura de crisis, «no debemos olvidar nuestras prioridades: canalizar masivamente los fondos hacia las fuentes de energías renovables, dejando atrás todos los combustibles fósiles y la dependencia energética».
Para el gas apenas una frase en la que destaca que no debe haber un efecto contagio en los precios, y sobre la dependencia gasista de Rusia. Por lo demás, pocas referencias al asunto. Algo que se aleja del mensaje que han dejado las grandes eléctricas el día previa de la reunión política.
Las eléctricas sí lo tienen claro
El discurso de las eléctricas en este sentido es más contundente. Aunque en realidad se trata de la línea argumental que ha tenido el Gobierno de España hasta este momento, donde han empezado a perder fuerza una posible intervención del mercado.
Así, tres de los grandes gigantes energéticos de Europa, la española Iberdrola, la italiana Enel y la francesa EDF han suscrito una carta común en la que piden a Europa ser valiente para conseguir la independencia energética. La misiva, firmada por Francesco Starace, Jean-Bernard Lévy e Ignacio Sánchez Galán explica que la actual crisis energética viene marcada por los precios del gas y su volatilidad. En este contexto, añaden, todo está sacudido por una crisis geopolítica que se activó tras la invasión de Ucrania por parte del ejército ruso.
Asumen que Europa tiene severos problemas de acceso a una energía abundante, y que eso se trata de una cuestión que afecta a todos los países. Esta situación, de interés común, ha saltado por los aires estos últimos días después de que Alemania se haya manifestado en contra de controlar los precios del gas, o ejecutar compras conjuntas de esta materia prima.
Alemania a lo suyo
En este contexto, donde cada país juega sus cartas, y las empresas hacen lo propio, Alemania ya ha empezado a mover sus propias fichas. Y, lo más importante para ellos, si el dinero público se va a algún lado, que lo haga a sus ciudadanos. Uno de los puntos de fricción a la hora, por ejemplo, de ofrecer subvenciones directas al gas.
En este sentido, el gobierno germano dará a cada contribuyente un pago único de 300 euros y rebajará temporalmente el precio de los carburantes como parte de una serie de medidas para compensar el fuerte repunte del precio de la energía como consecuencia de la guerra de Ucrania.
Así lo anunciaron este jueves los máximos responsables de los tres partidos de la coalición de Gobierno tras una larga noche de negociaciones en la que se acordó rebajar el precio de la gasolina y el diésel en 30 y 15 céntimos respectivamente durante los próximos tres meses. Esto último se formulará a través de una rebaja temporal del impuesto a los carburantes.