Arrecia la tensión en CEOE: Garamendi se guarda detalles de la votación y veta la intervención de Guinda

La candidatura crítica en las elecciones de CEOE denuncia que la sala escogida para la votación no tiene el aforo suficiente: cuenta con 650 plazas y los llamados a votar superan los 780

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. EFE/Villar López

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. EFE/Villar López

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A 24 horas de que se celebren las elecciones a la presidencia de la CEOE, las relaciones entre el equipo del actual presidente, Antonio Garamendi, y la candidatura crítica de Virginia Guinda, no pueden estar más tensionadas. El motivo es la negativa, por parte de la dirección actual, de desvelar ciertos detalles de la votación de mañana 23 de noviembre, así como la falta de flexibilidad para permitir la intervención de la candidata ante la Asamblea antes de votar, según ha sabido Economía Digital.

La secretaría general de la Asociación Española de Cogeneración (Acogen), que lleva la candidatura de Guinda, recibió la noche del lunes la negativa final por parte de la dirección de la CEOE a una serie de demandas y peticiones de información que habían realizado para el día de la votación, causando un importante enfado a dos días de su celebración.

Garamendi no desvela los detalles de la votación en CEOE

El principal de ellos es la opacidad. Según apuntan fuentes de su candidatura a este medio, el equipo de Garamendi, que está siendo gestionado por parte del secretario general de la CEOE y el jefe de los servicios jurídicos de la patronal, se ha negado a desvelar los miembros que compondrán la mesa electoral en la jornada de mañana. Se instalarán dos urnas en el lugar de la votación, y la patronal permitirá la presencia de un interventor por parte de cada candidatura, pero es toda la información que desde la patronal han querido desvelar sobre la composición de la mesa.

Existe otro detalle que también ha sido denunciado por parte de la candidatura de Guinda: la capacidad del centro de votación escogido. Los comicios tendrán lugar en el salón del Auditorio Nacional, en la calle madrileña Príncipe de Vergara, que cuenta con un aforo máximo para 650 personas. El problema es que el censo electoral, la gente que está llamada a votar, son 789 vocalías de 222 organizaciones empresariales.

Es decir, los empresarios convocados a las elecciones superan en un 20% el aforo permitido. La CEOE argumenta, según su contestación, que no asistirá el censo completo y, en todo caso, se permitirá que durante la jornada de la Asamblea se pueda entrar y salir de la sala, lo que evitaría ‘infringir’ la norma en caso de asistencia total.

La candidatura de Virginia Guinda denuncia también que la CEOE ha vetado la posibilidad de que se dirija a la Asamblea como candidata. Según la patronal, el orden del día no incluye la intervención de los contendientes a la presidencia de la CEOE, mientras que los críticos reclaman la modificación del mismo para poder dar a conocer a Guinda ante los socios antes de la votación. Una petición, adelantada por Economía Digital una semana antes, y que ha sido finalmente rechazada por la dirección de la organización.

El futuro de la CEOE

Las elecciones de mañana decidirán si la presidencia de la patronal española recae de nuevo en Antonio Garamendi durante cuatro años más, o dan la sorpresa y hacen vencedora a Virginia Guinda, apoyada por la catalana Foment del Treball, una de las patronales más críticas con la gestión del dirigente vasco.

Esta última, la victoria de Guinda, es una opción que se ha vuelto más improbable a lo largo de los últimos días, después de no haber logrado el apoyo explícito de ninguna de las grandes organizaciones, cosa que sí ha hecho, por ejemplo, Garamendi, sumando la semana pasada a Anfac, como adelantó este medio, a su propuesta.

Los críticos de Garamendi esperan, idealmente, que Guinda venza, pero aceptarían de buen grado que la empresaria papelera obtuviera una buena ‘minoría’ de los 789 votos, como representante del rechazo que ha generado Garamendi por diversos motivos en el seno de la patronal.

Para ello, confían en la libertad de voto que den las grandes organizaciones en la jornada de mañana, y en la naturaleza secreta del voto para, al menos visibilizar un importante descontento que obligue a Garamendi a un segundo mandato más colegiado con las organizaciones díscolas.

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