Spanair no logra cerrar la ampliación de capital de 35 millones
La ampliación de capital de la aerolínea Spanair ha fracasado. Cuando un conjunto de empresas e instituciones catalanas compró la filial de la escandinava SAS, la operación se hizo a partir de una ampliación de capital de 100 millones de euros. De estos se suscribieron 65 millones y el resto se dijo solemnemente que se aportarían antes de finalizar 2009, preferentemente por nuevos inversores.
No ha sido así. La sociedad que preside Ferran Soriano ha manifestado en diversas ocasiones que mantiene conversaciones con empresarios y grupos inversores para asumir los 35 millones pendientes, pero hasta ahora sin ningún resultado tangible.
Fuentes de Spanair consultadas por Economía Digital han reconocido hoy, 31 de diciembre, que “hace unos tres consejos de administración se decidió cambiar este punto y ampliarlo de forma que la suscripción del capital pendiente pudiera hacerse a lo largo de todo el 2010”.
Una decisión que, como otras cuestiones en esta compañía cuyos principales accionistas son públicos o semipúblicos, se ha mantenido en el secreto.
En el interín han sonado nombres de posibles inversores, que no se han podido confirmar fechacientemente. Desde posibles inversores canarios a anónimos empresarios catalanes. Los últimos en saltar a la palestra han sido los fundadores del grupo Mediapro, Jaume Roures y Tatxo Benet. Esta información mereció portadas en medios importantes de información económica a principios de este mes, pero a estas horas tampoco ha sido ratificada.
Los actuales dirigentes de Spanair insisten, no obstante, en que hay accionistas interesados en entrar en el capital y que es un tema que no les preocupa especialmente. De hecho, aseguran, se han ido produciendo nuevas entradas de inversores en el capital de la entidad, aunque aseguran que existe el compromiso formal de no dar los nombres de estos empresarios.
Lo que sí que han admitido es que el dinero nuevo asume parte de la compra del paquete de 35 millones de euros que está pendiente de ser subscrito. Concretamente, los portavoces de Spanair valoran que casi el 50% de los 35 millones pendientes estaría en manos de estos nuevos titulares.
Cuestión de fe pura y dura, porque lo único realmente cierto a fecha de hoy es que había inicialmente un plazo, que finalizaba este 31 de diciembre, para que nuevos accionistas suscribieran esos 35 millones de euros, con el compromiso de que en su defecto los que ya están en el capital de la compañía se repartirían proporcionalmente la parte aún no desembolsada y que ante la imposibilidad de captar esos nuevos recursos se ha optado por alargar el período de suscripción.
Y, sin embargo, la captación de nuevos recursos parece urgente y es algo en lo que la dirección de Spanair debería poner los cinco sentidos. A la particular situación de la aerolínea, que el pasado año registró unas pérdidas netas de 218 millones de euros, debe sumarse la brusca caída de la demanda que está sufriendo el sector aéreo en general.
Los nuevos dueños de la compañía, liderados por empresarios e instituciones catalanas, pedirán un préstamo de 50 millones al Instituto de Crédito Oficial (ICO), según explican fuentes de Spanair. Este organismo, dependiente del Gobierno central, suscribió un acuerdo con el Ministerio de Fomento el pasado 5 de noviembre para abrir una línea de crédito de 600 millones de euros destinadas a inyectar liquidez a las aerolíneas.
El ICF ya otorgó un préstamo de 15 millones al consorcio de Turismo de Barcelona, una de las instituciones que lideraron la compra de Spanair, para que pudiera hacer su aportación de capital. El ICF también ofreció financiación en condiciones preferentes a los empresarios que se sumaron al proyecto, mayoritariamente a través de Volcat 2009, el vehículo inversor creado por algunos socios de la fundación de empresarios FemCat.
Salvo sorpresas de última hora, podría ser que la ampliación de capital no fuera suficiente y la compañía se viera obligada a solicitar nuevos recursos al mercado.