Sarkozy pone en marcha un duro plan de ajuste fiscal
El Gobierno francés anuncia este miércoles un paquete de medidas para ahorrar 1.000 millones de euros en lo que queda de 2011 y 11.000 millones más en 2012
Pese a que el primer ministro francés, Francois Fillon, ha tratado de dejar claro desde un primer momento que “la crisis ha afectado menos a Francia que a otros países” y que por este motivo las medidas para luchar contra el déficit “no tiene nada que ver con los planes de ajuste emprendidos por Italia, España, Irlanda, Portugal y, mucho menos, por Grecia”, el Gobierno francés se ha visto obligado a anunciar este miércoles por la tarde un paquete de medidas para ahorrar 1.000 millones de euros en lo que queda de 2011 y 11.000 millones en 2012.
Fillon ha reconocido el “endeudamiento excesivo” de Francia, un país que se ha visto agitado en las últimas semanas en los mercados por los rumores sobre una posible degradación de su deuda soberana. Cabe recordar que los galos ostentan la famosa Triple A, la máxima nota otorgada por las agencias de calificación.
De manera muy didáctica, ha explicado que el objetivo del déficit en 2009 era del 1,7% “y hoy estaríamos en el equilibrio presupuestario”, pero tras la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers “el déficit pasó al 7,9%” como consecuencia de “las medidas de reactivación de la crisis y la disminución de los ingresos” y fue del 7,1% el pasado año.
Fillon sentenció que el “nivel de tolerancia del déficit ha sido sobrepasado” por lo que ha anunciado un paquete de medidas con el fin de reducir el déficit al 5,7% en 2011, al 4,6% en 2012, al 3% en 2013, al 2% en 2014 y llegar al objetivo final del equilibrio presupuestario.
Congelar gastos y aumentar impuestos
En economía casi no existen los milagros y menos en tiempos de crisis, por lo que la única manera de reducir el déficit es congelar gastos y aumentar los impuestos. Fillon ha anunciado un aumento del impuesto de plusvalía de bienes inmobiliarios; una mayor imposición sobre las mutuas médicas (en Francia la mayoría de los franceses tienen contratada una mutua médica para complementar los gastos de la seguridad social); la eliminación del 10% de los llamados “nichos fiscales” y que en Francia son existen unos 500; y armonización del impuesto de sociedades con la fiscalidad de las empresas alemanas.
No por esperadas, otras dos de las medidas anunciadas son menos destacables. La primera es la eliminación de la desfiscalización de las horas extras, una de las medidas faro del Sarkozy que llegó a la presidencia francesa con el lema “trabajar más para ganar más”.
La segunda es un nuevo impuesto del 3% sobre todos los ingresos, “tanto por rendimientos del trabajo como por los del capital”, precisó Fillon, para todos aquellos hogares que superen los 500.000 euros de ingresos al año. Una medida mayor de la prevista por la prensa francesa, que hasta hoy mismo hablaba de un impuesto del 1 o 2% para las familias con ingresos superiores a un millón de euros al año.
Carta a las grandes fortunas
Esta iniciativa, que según el Gobierno aportará unos 200 millones de euros al año, coincide con una carta que se hizo pública, coincidencia o no, este martes en la que las 16 mayores fortunas y dirigentes de multinacionales reclamaban al gobierno que aumentaran los impuestos sobre los ricos.
Una curiosa iniciativa firmada, entre otros, por Lilliane Bettencourt, la heredera del imperio L’Oreal, o por el presidente ejecutivo de la multinacional petrolera Total. La primera está siendo objeto de una investigación fiscal porque los expertos calculan que habría dejado de pagar en los últimos años hasta 50 millones de euros al fisco francés al tener parte de su fortuna en paraísos fiscales.
A su vez, Christophe de Margeríe, patrón de la petrolera, ha estado en el ojo del huracán en los últimos meses después de que la prensa revelase que pese a sus ingresos récord, la multinacional no pagaba un solo euro en impuestos en Francia, gracias a un sistema legal de desgravaciones fiscales.
Más impuestos sobre el tabaco
Por último, el Ejecutivo francés ha anunciado un aumento del 6% de los impuestos sobre el tabaco, el alcohol y las bebidas con azúcares añadidos (las sodas).
El Partido Socialista ya ha criticado las medidas porque afectarán tres veces más al francés medio que a las grandes fortunas, que directamente sólo contribuirán al 10% de lo que el Estado espera ingresas en 2011 y 2012.
Pese a estas medidas, el Ejecutivo de Sarkozy ha revisado a la baja sus cifras de crecimiento para los dos próximos años: 1,75% en 2011 y 2012, cuando se preveía un aumento del 2%, y del 2,25%, respectivamente.