Sánchez ignora un cuadro económico negro que desmiente la recuperación
Sánchez da por iniciada la recuperación económica en el Congreso de los Diputados, aunque el paro va camino de récord
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asegura que «la recuperación económica acaba de comenzar tras meses difíciles», pero es difícil, muy difícil, hallar datos que justifiquen el feliz anuncio. Sostiene Sánchez que la recuperación tras el coronavirus ya es imparable, pero lo cierto es que las alertas se acumulan, particularmente en una semana negra para el turismo después de las trabas anunciadas por Reino Unido.
Obvia, además, el presidente que en un contexto de rebrotes como el actual (más de 360), los indicadores económicos y las proyecciones tienden a corregirse a la baja. Y peor puede ser si la crisis sanitaria vuelve a niveles de marzo y abril, obligando a volver a tomar medidas, más o menos drásticas —desde el regreso a las fases de desescalada hasta un confinamiento total—, que reduzcan la movilidad y afecten a sectores clave de la economía que dependen de ella.
Existe unanimidad por parte de los organismos internacionales sobre la preocupante radiografía económica y social que deja España. Solo hay que ver cómo la Comisión Europea constató a principios de julio que el impacto económico de la pandemia del coronavirus estaba siendo más severo de lo esperado y tuvo que actualizar a la baja sus previsiones de crecimiento económico, agravando especialmente la debacle de España.
Sus primeras cifras y posteriores correcciones: estimó inicialmente una caída de 9,4% del PIB para más tarde asegurar que la economía española retrocederá un 10,9% este año. España será el país más golpeado por la crisis de toda la Unión Europea, solo superado por Italia, país en el que se vio reflejado durante la crisis del coronavirus.
El turismo será decisivo en el resultado final
El turismo, que representa el 15% del PIB en España, es el principal factor que amenaza con dejar la declaración de Sánchez como un lastimoso documento de su particular hemeroteca. Sobre el sector se ciernen ahora más sombras que luces después de escuchar las recomendaciones de distintos países de la UE de no viajar a España.
Y hay que tenerlas en cuenta. Las regiones señaladas son algunas de las que más visitantes extranjeros reciben, como Cataluña, y los vetos también se pueden extender a otros territorios que, pese a tener una incidencia acumulada del virus baja — número de afectados por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días—, también están incluidos en este veto, como Baleares o Canarias.
Tampoco hay que olvidar que quienes dicen no a hacer turismo en España son aquellos que más visitan el país y más dinero dejan. Se trata principalmente de los británicos, que en 2019 aportaron más (17.986 millones) que la suma de todos los franceses, alemanes y turistas de países nórdicos (17.950 millones).
Los datos de la EPA, demoledores
Los datos de desocupación tampoco invitan a pensar en la recuperación. Basta con fijarse en el balance del mercado laboral durante el segundo trimestre del año: 1,1 millones de empleos destruidos.
La contabilización de parados esconde un drama laboral muy superior
La cifra es demoledora, pero la verdadera magnitud del problema es mayor. Varios factores lo explican. El primero es que muchas de las personas despedidas durante los meses de marzo y abril no se están contabilizando como parados, porque estuvieron confinados y no pudieron buscar un trabajo de forma activa.
El segundo tiene que ver con el maquillaje que se intuye de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Los trabajadores afectados por esta medida, que ascienden a cerca de 3 millones de personas, siguen figurando como ocupados.
Hay análisis que indican que, sumando ambos factores mencionados, la tasa de paro total en España en la actualidad ascendería al 33%, el dato más alto nunca registrado en la historia.
La automoción sigue lejos de sus niveles habituales
Si el turismo es importante, otra industria de peso con graves problemas es la del automóvil (10% del PIB). Los últimos datos los daba la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac).
La organización apuntaba que en el mes de junio, ya en plena nueva normalidad, las fábricas de vehículos españolas produjeron 210.880 automóviles, un 19,2% menos que en el mismo mes de 2019.
Se trata de cifras mejores que las registradas en los dos meses previos, con el estado de alarma, cuando el ritmo de ensamblaje de las 18 plantas con las que cuenta España era cero.
No obstante, siguiendo los datos de la misma fuente, difícilmente las cifras de este año lleguen a equipararse a las anteriores. De momento, en lo que va año se han producido en España 955.763 vehículos, un 37,8% menos que en los seis primeros meses del ejercicio anterior.
El consumo, la leve esperanza
Entre los datos menos desesperanzadores para la economía española están los relativos al consumo. Las cifras fueron desveladas ayer, miércoles, por el Instituto Nacional de Estadística (INE) visualizaban cierta recuperación.
Si en el mes de mayo, las ventas del comercio minorista cayeron cerca de un 20%, en el mes de junio el descenso ya fue mucho menor. En concreto, se anotó una caída del 3,3% si se compara con el nivel precrisis, es decir, con el mismo mes de junio de 2019.
Hay otras cifras que no corresponden al INE pero también ayudan. Como las de un estudio de Banc Sabadell a partir de información de 260.000 datáfonos en todo el país, que muestra que el pago con tarjetas en comercios la última semana de junio ya está solo un 1% por debajo que hace un año.
El mismo trabajo, elaborada a través de la aplicación Pulso, del banco catalán, muestra que Cataluña y la Comunidad de Madrid todavía están por debajo de los niveles de hace un año, aunque son cifras que se corresponden con la lenta desescalada y cambio de fase que vivieron respecto al resto de territorios.
El déficit se agranda
A los datos comentados hay que sumar las cifras de déficit publicadas este jueves por la Intervención General de la Administración del Estado de España (IGAE). La pérdida de recaudación y el aumento del gasto para combatir la pandemia han sido dos factores que han situado el déficit público hasta mayo en los 46.954 millones de euros (4,20% del PIB).
Se trata de una cifra que es casi el doble de la registrada un año antes y está por encima del 2,8 % del PIB con el que se cerró el año 2019. Para hacerse una idea, la magnitud del problema supera el agujero que registró la economía en 2009, concretamente en los seis meses posteriores a la crisis generada por la quiebra de Lehman Brothers en Estados Unidos.