El salario real en España cae un 4% desde 2019, casi el doble que la media de la OCDE
A pesar del dinamismo del mercado laboral, la tasa de desempleo sigue siendo la más alta en la OCDE
Una trabajadora de hostelería. EFE/Luis Tejido
El salario real en España ha experimentado una caída del 4% desde finales de 2019 hasta el primer trimestre de este año, una vez descontado el impacto de la inflación, según el informe anual de perspectivas sobre el empleo publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Esta cifra supera el descenso del 2,2% registrado en el conjunto de países miembros de la OCDE.
A pesar de cierta resistencia y dinamismo mostrado por el mercado laboral español en los últimos tiempos, con un aumento del empleo del 1,2% en el primer trimestre, el informe destaca que España continúa enfrentando el desafío de la alta tasa de desempleo. Con un 12,7% en mayo, España lidera la lista de países con la tasa de paro más elevada dentro de la OCDE, mientras que el promedio de los miembros se sitúa en un 4,8% en el mismo período.
Aunque el informe proyecta un mantenimiento de la tasa de desempleo en niveles relativamente elevados, alrededor del 12,6% durante el resto del año, se reconoce que desde el inicio de la pandemia ha habido una reducción significativa de la tasa de paro en España, disminuyendo en 1,1 puntos porcentuales.
Sin embargo, países como Italia (2,1 puntos, del 9,7 al 7,6 %) y, sobre todo, Grecia (6,2 puntos, del 17, al 10,8 %), han logrado reducciones aún mayores en su tasa de desempleo, evidenciando la necesidad de medidas adicionales para abordar este desafío en España.
Despliegue de la IA en el ámbito laboral
El informe también revela que el impacto potencial de la inteligencia artificial en el mercado laboral es un tema crucial. En España, se estima que el 28% de los empleos se encuentran en ocupaciones con alto riesgo de automatización, ligeramente por encima del promedio de la OCDE, que se sitúa en el 27%.
En este sentido, se destaca la iniciativa de España al financiar una estrategia estatal de competencias centrada en habilidades digitales y cognitivas, reconociendo la importancia de la capacitación y adaptación de los trabajadores frente a los avances tecnológicos.
