S&P fuerza al pacto entre Mas y Rajoy para evitar la quiebra de Catalunya
La agencia revisa la solvencia de la Generalitat a ‘bono basura’ y cierra todos los accesos a los mercados de deuda
Artur Mas no tendrá más remedio que entenderse con Mariano Rajoy para evitar la quiebra de Catalunya. Standard & Poor’s (S&P) ha dado, en la tarde del viernes, el portazo definitivo de los mercados a la Generalitat y señala al Estado como único prestamista.
La deuda catalana se instala definitivamente en el bono basura, etiqueta que ahuyentará a los pocos inversores dispuestos a prestar dinero al gobierno catalán y que debilita la posición negociadora del Ejecutivo autonómico para lograr los recursos del Estado sin «condiciones políticas», como reclama el portavoz de Mas, Francesc Homs.
La agencia de calificación ha degradado bruscamente las emisiones de la deuda catalana: coloca los bonos en ‘BB’, tras rebajarlos dos escalones con perspectiva negativa y alerta de un aumento de las tensiones con el Gobierno central. Moody’s ya dejó el pasado mayo el ráting catalán en un peldaño equivalente.
Sin más alternativa que el rescate
El recorte llega después de que la Generalitat haya confirmado esta misma semana que acudirá al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) y que reclamará 5.023 millones de euros ante la imposibilidad de obtener financiación por sí misma. Desde este viernes, los estadounidenses desaconsejan invertir en Catalunya, no por la situación económica, sino por el escenario político.
«La rebaja de Catalunya viene motivada por las crecientes tensiones con el Gobierno central, y el potencial impacto negativo que creemos que estas tensiones pueden tener en la capacidad de obtener financiación», explica en su comunicado S&P. La agencia alerta de la debilidad del perfil crediticio de la comunidad, del deterioro de su liquidez y de la gran dependencia del apoyo estatal para cubrir sus vencimientos de deuda.
Pacto fiscal
S&P avisa, asimismo, de las consecuencias que pueden conllevar la reclamación del Gobierno catalán de cambiar el régimen de financiación autonómica, articulada el pasado julio en torno al pacto fiscal. Una exigencia que «aumenta las incertidumbres» y que «puede dañar la necesaria coordinación entre las administraciones regionales y central para una correcta implementación del apoyo financiero del Gobierno central».
La etiqueta de bono basura obliga, además de a pactar con Madrid cómo afrontará la Generalitat los vencimientos de este año, a buscar una fórmula a largo plazo. El FLA sólo dispone de recursos para responder hasta diciembre. Los vencimientos de 2013 seguirán representando un problema para Mas y Rajoy al no estar previsto, de momento, que el auxilio estatal vaya más allá de enero.
Los 5.023 millones que pide la Generalitat se agotarán en apenas tres meses y el cerrojazo de los mercados tardará en desbloquearse.