Ribera aparca la agenda energética del Gobierno y se vuelca en el plan de ahorro
La actual crisis económica ha obligado al Ejecutivo a tener que dar prioridad a lo urgente sobre lo importante, y algunos planes se han prolongado en el tiempo
La crisis energética que azota a toda Europa, y que España sufre también de manera considerable, ha provocado que el Gobierno de Pedro Sánchez tenga que priorizar ciertos aspectos. Y quien mejor refleja eso es la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que durante 2022 ha tenido que cambiar ciertas cuestiones que estaban marcadas en la agenda para priorizar lo urgente.
De este modo, cuestiones como la negociación por la ‘excepción Ibérica’ o los recortes del gas han centrado buena parte de la agenda de la también vicepresidenta. Y ahora tocan las reuniones para elaborar los planes de contingencia para enviar a Bruselas las medidas de ahorro que implementará España.
Ha empezado con el gestor del sistema gasista, Enagás, una serie de reuniones que tendrá con agentes sociales, patronales y políticos de cara a planificar las medidas de ahorro que se deben ejecutar a desde ya mismo. El problema es que la necesidad de atender a los asuntos urgentes ha dejado la agenda energética del Gobierno en entredicho.
Y no solo las cuestiones que tenía que haber abordado de manera pragmática; sino que, en otros aspectos, el Ejecutivo ha tenido que dar marcha atrás en las ideas que había sobre la mesa hace apenas unos meses.
Llega el carbón, faltan las subastas
Entre esas cuestiones que han vuelto a la agenda del Gobierno, cuando precisamente estaban abocadas a desaparecer, están el carbón y, de manera muy importante, el gas. Sobre el más contaminante de los combustibles fósiles, la central de As Pontes (Endesa) ha tenido que volver al uso para estar lista ante posibles faltas de suministro.
En cuanto a la utilización de gas, se están alcanzado niveles récord en las plantas de ciclo combinado para la generación de electricidad. Y eso sí que no entraba en los planes del Gobierno.
Lo que sí estaba, y todavía no se sabe nada de ello, es la subasta de energías baratas. Se trata de una puesta a disposición de comercializadoras del sobrante de energía inframarginal (nuclear e hidráulica) de las grandes energéticas. Tenía que haber estado para finales de 2021. Se ha ido aplazando, y por ahora no hay fecha.
En cuanto a subastas, tampoco está planteada la de electrointensivos. Pese a que se trata de una acción particular para la propia industria, el Gobierno asumió apoyar esta iniciativa. Y tampoco se sabe nada. Como sucede con las retribuciones a la cogeneración, ahora más necesaria que nunca debido a la crisis del gas, pero de la cual se desconoce para la segunda mitad del año.
Por último, hay una cuestión que es imposible de aparcar: la reformulación del mercado eléctrico. Pese a la ‘excepción ibérica’ que topa los precios del gas, España tiene el compromiso con Bruselas de buscar alternativas al actual sistema marginalista, y eso debe estar listo para lo antes posible.
Sin embargo, todo eso ha sido pasado por el rodillo de lo urgente en cada momento. Y, precisamente ahora, la actualidad que manda es el ahorro energético, lo que ha llevado al Gobierno, de nuevo, a detener su agenda para centrarse en lo más inmediato.