La regla 50-30-20, o la forma más sencilla (y práctica) para ahorrar
Para aplicar la fórmula es necesario repartir los ingresos mensuales en tres partidas
La inflación no da tregua a los bolsillos de los españoles. Según el último dato publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Indicador de Precios de Consumo (IPC) volvió a subir en abril hasta el 4,1%. De esta manera, la inflación rompió con la tendencia a la baja que pareció mostrar en marzo, cuando la escalada de precios dio un respiro a los consumidores y cayó hasta el 3,3%.
Con este panorama económico, son muchos los hogares que tratan de controlar su gasto e incorporar nuevos hábitos que les permitan contener la cantidad de dinero destinada al pago de los alimentos, los suministros básicos o la vivienda, por ejemplo.
La regla se debe comenzar a aplicar cuando se perciban los ingresos mensuales
En este sentido, existe un amplio abanico de métodos y fórmulas para lograr ahorrar. Una de las más eficaces es la regla 50-30-20. ¿Has oído hablar de ella? A continuación, te desvelamos como ponerla en práctica y, así, lograr tus objetivos financieros.
¿En qué consiste?
El método se basa en una idea fundamental: repartir los gastos en tres partidas. Las personas que quieran aplicar esta fórmula, sin embargo, deberán tener en cuenta que habrán de ponerse manos a la obra tan pronto reciban sus ingresos mensuales.
La partida a la que habrá de destinar la mayor parte del dinero obtenido, el 50%, será la dirigida a las necesidades y gastos imprescindibles. El alquiler, la hipoteca, la comida o las facturas vinculadas a los suministros, como el agua o la luz, figuran entre los gastos a incluir dentro de esta partida.
En este punto, es esencial determinar si el importe destinado a este tipo de gastos es superior a la mitad de los ingresos. Pues, entonces quizás será necesario recortar gastos para conseguir las metas financieras que nos hayamos propuesto inicialmente.
Otra de las partidas clave es la de los ahorros líquidos, a la que habrá que destinar un 20% de los ingresos. El objetivo es que funcione como un fondo de emergencia, de manera que el dinero solo se pueda utilizar una vez llegue el escenario para el que estaba previsto su uso.
Un ejemplo, sería el dinero que se ahorre con vistas a la jubilación. Así, los recursos económicos destinados a esta partida solo podrían emplearse una vez se la persona ponga punto final a su carrera profesional e inicie esta etapa vital. Orientativamente, el importe económico que debería alcanzar para cubrir entre tres y seis meses de gastos.
Por último, el 30% de los ingresos se debe destinar a todos los gastos que no se consideren esenciales. Dentro de esta categoría se deberían contemplar los viajes, la restauración, el ocio o las suscripciones a distintos servicios, entre otros gastos.