La reforma laboral de Díaz esconde la temporalidad detrás de 2 millones de fijos discontinuos
La vicepresidenta olvida en su balance triunfalista de la reforma que los polémicos fijos discontinuos se han multiplicado por 9 y explican parte de la aparente mejora del mercado laboral
Yolanda Díaz evitó pronunciar estas dos palabras juntas en su balance triunfalista del primer año de reforma laboral: “fijos discontinuos”. Tiene lógica: esta modalidad de contrato, que ya existía pero a la que se ha dado una nueva vida, es la que más polvareda ha levantado en estos doce meses por ocultar desempleo, pero también explica claramente el descenso en la firma de contratos temporales y el auge de los indefinidos.
Entre las medallas que se colgó la vicepresidenta del Gobierno este miércoles figuraron la de récord de contratos indefinidos firmados y mínimos de temporalidad. Pero hay una temporalidad escondida tras el balance de este año de reforma laboral: el número de contratos fijos discontinuos firmados se ha multiplicado por nueve hasta superar los 2 millones en los 11 primeros meses de 2022, según datos del SEPE.
En concreto, entre enero y noviembre de este año han firmado 2,14 millones de contratos de este tipo, dato que contrasta con los 246.000 del mismo periodo del año pasado. De hecho, ha pasado de ser un modelo casi residual a suponer ya la tercera modalidad de mayor éxito, tras el contrato temporal por circunstancias de la producción y los indefinidos a tiempo completo.
Pero hay un dato que aun explica mejor hasta qué punto se han convertido en habitual este tipo de empleo que debería estar reservado para trabajadores de sectores estacionales como el turismo: suponen el 37% del total de los contratos indefinidos firmados (respecto al 17% de 2021), casi igualados con los que son a tiempo completo.
¿De dónde salen estos casi 900.000 contratos fijos discontinuos nuevos de más respecto al año pasado? De los contratos temporales por obra y servicio, que se han firmado seis millones menos a causa del mayor control sobre los mismos. Muchos han ido a indefinidos y otros a los discontinuos, que dan mayor seguridad al empleado pero no mejoran su situación de fondo.
Estos datos evidencian que la reforma laboral no ha eliminado la precariedad del mercado de trabajo, solo le ha cambiado el nombre. España genera casi los mismos puestos de trabajo fijos discontinuos que fijos ordinarios, es decir, a tiempo completo. Una de las causas es la gran dependencia económica del turismo, y más en un año postcrisis pandémica en la que este sector se ha recuperado con mayor vigor que otros. Pero no es solo eso.
Los datos de noviembre demuestran que hay también factores estructurales. En un mes de temporada baja en el turismo, los fijos discontinuos fueron un tercio del total de contratos firmados: 213.000, casi los mismos que el resto de fijos y más que temporales.
El paro que ocultan los fijos discontinuos
Los contratos fijos discontinuos están en el centro de la polémica desde la entrada en vigor de la reforma laboral por una peculiaridad: pese a que cuando la persona no está trabajando tiene derecho a la prestación de desempleo, no se la incluye ya en las listas del paro pues el SEPE los mete en el apartado de demandantes con relación laboral.
Este cambio ha provocado que el paro haya bajado de forma artificial. En lo que llevamos de año, el paro registrado en España ha descendido en unas 225.000 personas, pero la mitad no son reales. A finales de noviembre había 115.000 fijos discontinuos cobrando la prestación por desempleo pero que no engrosaban los 2,88 millones de parados registrados por los servicios de empleo. Sin ese cambio, el paro seguiría por encima de los 3 millones.
Estos son dos de los balances que deja este año de reforma laboral del PSOE y Unidas Podemos, más allá del de Yolanda Díaz. Hay otro, también respecto a la contratación, que también se le olvidó mencionar. Y es que el total de contratos firmados en lo que llevamos de 2022 es inferior al de los 11 primeros meses del año pasado: 17,1 millones, 580.000 menos.