Precios energéticos: lo peor ha pasado, pero la ola de calor y el fin de las ayudas reavivan viejos fantasmas
España, como otros países europeos, ha vivido durante los dos últimos años una terrible crisis energética que, una vez solventado el problema de suministro, se ha centrado en los precios
La aproximación al verano de 2021 se vivió en España de una manera peculiar. El mercado eléctrico introducía novedades en los modelos de consumo y se establecían franjas horarias con diferentes costes. La lavadora, mejor por la noche. Sin embargo, eso saltó por los aires. Unas semanas complicadas de julio a nivel climático y la sombra del conflicto de Ucrania empezó a disparar los precios. Los meses siguientes fueron un calvario para el bolsillo de muchas personas. Una situación que no puede darse por enterrada.
La crisis energética que ha vivido España se reconstruye en tres fases y con dos componentes. Por un lado, el consumo doméstico con la luz y el gas; y, por otro, los combustibles. Ambos factores han atormentado a los españolas durante casi dos años. No obstante, y a tenor de los precios en las últimas semanas, no se debe cantar victoria.
El inicio de todo se sitúa en julio-agosto de 2021. Por el modelo marginalista del sistema eléctrico, el aumento del precio del gas, junto a un menor uso de renovables, empezó a disparar los precios. En poco más de tres meses, a las puertas del otoño, el coste se había incrementado para los hogares cerca de un 30%.
El Gobierno empezó a tomar sus primeras medidas. No obstantes, algunas como la 'subasta de energías baratas' para rebajar el precio de la luz, no se han llegado a aplicar pasados dos años.
Estalla la guerra; suben los precios
En febrero de 2022 estalla la guerra en Ucrania. En esos momentos el aumento de precios ya era del 40%, una situación que se disparó sin remisión un mes más tarde. El mercado mayorista estaba fuera de control. Además, por la tipología del mix español, la dependencia del gas para generar electricidad generó un 'shock' mayor.
Ante los vetos al gas ruso, se empezaron a tomar medidas con un coste de la electricidad disparado. Y los problemas energéticos empezaron a viajar en paralelo: los precios de los combustibles iniciaron una senda alcista que, por ejemplo, para marzo del 2022 dejó el diésel con alzas del 36% con respecto a la fecha inicial de 2021.
Las medidas necesarias y efectivas
Para atajar esta situación el Gobierno dispuso una serie de medidas que, tiempo más tarde, se han tornado como efectivas. A nivel eléctrico el Ejecutivo español peleó en Bruselas la creación del denominado mecanismo ibérico. El objetivo era aislar del 'pool' el gas para que no contaminara los precios al alza.
Así, pese a que el verano pasado de nuevo hubo tensiones de precios, la electricidad ha seguido una senda de precios a la baja. No obstante, gran parte de esto se debe a la intervención directa de la factura de la luz. En principio, si no existen nuevas prórrogas, o un cambio normativo a nivel fiscal, a finales de este año los principales impuestos relacionados con el recibo de la luz volverá a su ser.
El IVA de la luz, que en estos momentos está al 5%, volverá a estar al 21%. Además, el Impuesto Especial sobre la Electricidad, que en estos momentos se aplica al 0,5%, también volvería a la normalidad: 5,11%. Por último, el Impuesto sobre el Valor de la Producción de Energía Eléctrica (IVPEE), que aterrizó a finales de 2012 como parte de un conjunto de medidas fiscales para la sostenibilidad energética, y que había sido suspendido, retornará al 7%.
Por lo que respecta a las ayudas, también se lograron contener los precios de la gasolina y el diésel gracias a las bonificaciones que ofreció el Gobierno a los consumidores con descuentos directos de 20 céntimos por litro. Además, ayudó que las propias empresas entraron en una guerra de captación, aprovechando la coyuntura, e iniciaron sus propios descuentos.
En cuanto al precio del gas para el consumo doméstico, como sus precios de partida eran elevados, también han tenido un alza, aunque no tan pronunciada. Además, el Gobierno ha aplicado medidas muy restrictivas, sobre todo en el mercado regulado donde congeló los precios. Pero, de nuevo, en una medida temporal que pone el contador a cero a partir de 2024.
¿Vuelven los fantasmas?
Todas estas medidas han provocado que, en estos momentos, por ejemplo la electricidad se encuentre un 13% más baja que en el inicio del verano de 2021, aunque hay que recordar que se debe a esa intervención impositiva.
Y, asimismo, el precio de los combustibles apenas ha tenido un alza del 12% en estos momentos, y porque está siendo un verano donde los recortes del crudo han vuelto a disparar los precios.
Sin embargo, este alza de la gasolina, y las vaivenes con los precios de la electricidad vuelven a provocar cierta inseguridad. Y, sobre todo, generan la sensación de que no existe la manera de controlar los precios salvo por intervención directa en la factura, o por ayudas como los 20 céntimos.
Además, tal y como se ha demostrado este verano, una ola de calor que dispare el consumo y, por tanto, la necesidad de gas como generar electricidad, puede provocar un desajuste. Y lo mismo sucederá en el invierno. En ese caso, además, con el incremento también del gas en el consumo doméstico.