El PP lucha contra el efecto ‘As bestas’: pide a sus políticos regionales que no se manifiesten contra las renovables
La formación dirigida por Alberto Núñez Feijóo quiere que las políticas que se defienden en Madrid tengan su eco en toda España, y sobre la ‘energía verde’ no caben dudas
El cine cumplió el año pasado, en España, con uno de sus grandes objetivos: remover conciencias. ‘As bestas’ y ‘Alcarrás’, desarrolladas bajo conflictos vecinales con las energías renovables, han puesto de relieve esa incomodidad social generada en algunas regiones, y que ha contado con apoyo institucional. Pero eso, a nivel político, queda estéticamente raro. Así, desde el Partido Popular quieren minimizar la situación.
Ha sido el secretario general adjunto del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, Guillermo Mariscal, el que no ha tenido dudas para encarar la situación de frente, llamando a las cosas por su nombre e invitando a las demás formaciones políticas a seguir su ejemplo. «Hay que intentar no ser hipócritas».
Con esa afirmación a bocajarro, Mariscal expuso las claves del problema. Ha sido en un debate político organizado recientemente en el marco de la Asamblea General de Unef, la patronal fotovoltacia, en la que participaban el secretario de Transición Ecológica del PSOE, Marc Pons; el coordinador de Energía de Sumar, Fernando Ferrando; y la diputada en la Asamblea de Madrid por Vox, Ana Cuartero.
La realidad es la que es. De un tiempo a esta parte, y pese a que la mayoría de la sociedad asume la necesidad de implantar energías renovables, ha surgido una gran contestación social contra las plantas solares y eólicas. Una supuesta defensa de la naturaleza, los entornos agrarios o pesqueros, y las áreas rurales, ha llevado a la gente a salir a la calle. Pero, en algunos casos, no han salido solos, y han contado con apoyo institucional. Y sobre ha incidido Mariscal.
Una línea de actuación común
«No vale decir en Madrid que es importante la energía fotovoltaica y luego en el pueblo o en una provincia manifestarnos los primeros», aseguraba Mariscal. Pero como no se trata de lanzar mensajes sin más, una de las voces energéticas del Partido Popular lanzaba un reto: «el compromiso que adquiero es que nuestros compañeros y colegas, y compañeros de partido, que forman parte de las instituciones públicas no salgan en contra de la energía fotovoltaica».
En este sentido, el político popular no tiene dudas al respecto de lo que se debe hacer. «Otro avance sería que lo que se diga en defensa de las renovables en el Congreso de los Diputados también se mantenga en Ávila o Toledo».
Mariscal, sobre las contradicciones de este asunto, también tiró de retranca. «Hay otro aspecto curioso, y es que esta crítica hacia las renovables está hermanando a fuerzas políticas antagonistas».
Pero el mensaje está claro: «si queremos descarbonizar, electrificar, reducir las emisiones o abaratar costes hay externalidades con las que se debe convivir. La actividad energética e industrial lleva implícitas externalidades negativas. Por lo tanto, los responsables políticos, asumiendo esas externalidades debemos entender que algunas veces no existe otra alternativa», sentenciaba Guillermo Mariscal.
Ejemplos múltiples
Uno de los casos que ha contado con el ‘no’ el Partido Popular ha sido, como se mencionaba en el debate, Ávila. En concreto, Las Navas del Marqués, donde la formación azul, tras alcanzar la alcaldía, ya ha manifestado que «no volverán a sacarlo a licitación porque el parque fotovoltaico no forma parte de su proyecto para Las Navas del Marqués».
Otro caso curioso es el de Godelleta (Valencia), donde al margen de problemas reales para conseguir los permisos ambientales para la instalación de plantas solares, la anterior alcaldesa popular se enorgullecía de haber intentado frenar por todos los medios el desarrollo renovable.
El reguero continua. Desde el PP de Castellón han llevado hasta la Diputación sus quejas sobre las renovables. «Consideramos fundamental promover proyectos de energía sostenible que apuesten por recursos renovables. Pero no podemos ignorar a nuestros vecinos, debemos escucharles. Y eso es lo que pedimos, que antes de promover cualquier tipo de iniciativa de este calado se pregunte al territorio y se ponga en valor la opinión de quienes resultarán afectados por este proyecto».
La situación, que también afecta al PSOE en sus gobiernos locales, plantea un equilibrio muy complejo. Los líderes locales defienden los intereses de sus ciudadanos, algo que es lógico y obligado. También se entiende la actitud de la agrupación nacional para no tener discordancia en el discurso. Casar ambos intereses es sencillo.