¿Por qué la subida del precio de la luz aumenta la inflación?
La escalada histórica de la luz eleva el conjunto de los precios hasta un nivel histórico, pero también salpica a otros sectores como el turismo, la hostelería o la alimentación
España atraviesa el momento con la inflación más alta desde el año 1992. El Índice de Precios al Consumo (IPC) se ha situado en el mes de octubre en el 5,5%, lo que supone su nivel más elevado de los últimos 27 años. La principal razón es el encarecimiento de los productos energéticos que no solo condicionan la ecuación, sino que también inciden sobre el resto de elementos.
La escalada del precio de la luz ha jugado un papel fundamental desde el arranque del verano en esta tendencia al alza de la inflación. Como la energía se eleva, toda la tasa sube. Pero además también provoca un efecto colateral sobre el resto de subsectores que también han protagonizado un aumento de sus costes.
Si observamos los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), podemos ver que la inflación subyacente, que excluye del cálculo a los productos energéticos, también ha crecido en el último mes. Aunque su aumento es más moderado, se ha elevado cuatro décimas hasta situarse en el 1,4%.
Este dato encadena cinco meses consecutivos de fuertes incrementos, que coinciden precisamente con los primeros compases de la escalada de precios de la luz. Está en su valor más alto desde antes del arranque de la crisis económica y sanitaria de la Covid-19. Aunque a la ecuación hay que sumar otros factores como el parón económico global del 2020 o el alza del precio de las materias primas en todo el mundo.
Este fenómeno ya se puede observar en la cesta de la compra. Los alimentos y bebidas no alcohólicas han repuntado un 1,6% en octubre en comparación con el mismo mes del año pasado. Algo que se ha notado especialmente en los productos ya elaborados, que se han disparado un 1,8%, según las últimas cifras del INE.
¿Por qué el precio de la luz salpica al resto de sectores?
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) fue una de las primeras en advertir este efecto en cadena. Sus analistas ya anticiparon a mediados de septiembre que la escalada de la luz había provocado un incremento de los precios en el turismo, la hostelería y la alimentación.
Los especialistas pusieron el foco ya en algunos productos habituales del día a día como los aceites, las grasas o la fruta fresca. Mes y medio después los datos sobre el mercado mayorista de la luz no han parado de crecer hasta superar ya durante más de dos semanas consecutivas la barrera histórica de los 200 euros por megavatio hora.
«De momento es solo una tendencia, pero si los precios de la energía siguieran altos, el comercio no tendría más remedio que trasladar el sobre coste de producción y transporte al consumidor final», afirmaron entonces.
La industria electrointensiva, que concentra a empresas que manipulan materiales como el acero, el aluminio o el zinc, ha denunciado que la escalada de la luz ha disparado un 50% sus costes. Mientras que el sector textil ha advertido que los gastos en sus locales se han triplicado por el alto consumo del aire acondicionado y los escaparates. Aunque niegan por el momento haber trasladado este encarecimiento al precio final de venta al público.