La pobreza en España regresa a niveles de la anterior crisis
La pobreza en España aumentó en 2020 hasta los niveles de la anterior crisis por la pandemia, con 3,3 millones de españoles con carencia severa de material y un 44% de hogares solo podría vivir de sus ahorros tres meses
La pandemia del coronavirus estalló a escala global en marzo del año pasado y golpeó severamente a la sociedad y la economía española, con un retroceso del PIB del 10,8%, y ello ha tuvo sus consecuencias en un aumento de la pobreza, que regresó a niveles de la anterior crisis financiera del año 2008.
Esta es una de las conclusiones que se extraen de la Encuesta de Condiciones de Vida publicada este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que refleja cómo la lenta pero paulatina corrección de la pobreza y la desigualdad que se venía registrando en España en los últimos años se paró en seco en 2020 como consecuencia de la irrupción de la crisis sanitaria de la Covid-19.
El porcentaje de la población española que se encontraba en 2020 en riesgo de pobreza, con carencias materiales o con baja intensidad en el empleo, medido con la tasa AROPE, subió el año pasado al 26,4% de la población residente, frente al 25,3% registrado el año anterior, lo que supone que casi 12,5 millones de españoles se encontraban en riesgo de pobreza o exclusión social.
De hecho, los niveles de pobreza y exclusión han regresado a los niveles de la anterior crisis al ser el dato más elevado desde el año 2017 (26,6%), puesto que en 2018 (26,1%) y 2019 (25,3%) había descendido.
El 7% de españoles sufre carencia de material severa
La tasa AROPE se construye con la población que se encuentra en riesgo de pobreza o con baja intensidad en el empleo, en estos dos casos referidos a los ingresos del año 2019, o con carencia material. Quizá el indicador más revelador de los niveles de pobreza sea el referido a la carencia de material severa, que se incrementó del 4,7% en 2019 al 7% en 2020, por lo que casi se duplica y regresó a los niveles más altos desde la anterior crisis financiera.
En concreto, el dato supone que unos 3,3 millones de españoles presentaban carencia de material severa, el nivel más alto desde el año 2014, cuando se situaba ligeramente por encima (7,1%). La situación de carencia de material severa se considera cuando una persona vive en un hogar que declara tener carencia en al menos cuatro elementos de los nueve indicadores que se tienen en cuenta para su confección.
Los que más empeoraron en 2020 fueron los indicadores que reflejan que se ha tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal o en compras a plazos en los últimos 12 meses (13,5%, frente a 8,3% en 2019), no puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada (10,9%, frente a 7,6%) y no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días (5,4%, frente a 3,8%). Otros se refieren a no poder permitirse disponer de un automóvil, un teléfono, un televisor o una lavadora.
Asimismo, el indicador de riesgo de pobreza también se elevó en tres décimas, hasta el 21% de la población, mientras que la población con baja intensidad en el empleo descendió en cambio nueve décimas, hasta el 9,9%, su menos nivel al menos desde el año 2011.
Todos estos datos de empeoramiento de la pobreza en España se han producido a pesar de la batería de medidas aprobada por el Gobierno que no han conseguido revertir la incidencia del parón de la actividad, a pesar de importantes medidas como los ERTE o la prestación por cese de actividad para los autónomos, los avales del ICO para el tejido productivo, las ayudas para las familias o el ingreso mínimo vital, que al inicio tuvo complicaciones en su concesión.
Mayor pobreza entre los menores de 16 años y los extranjeros de fuera de la UE
En un análisis por grupos de edad, la tasa AROPE refleja un aumento generalizado en todos los grupos, si bien entre los mayores de 65 años aumentó en mayor medida, 4,8 puntos, hasta el 20,5% de la población en esa franja de edad, el mayor nivel desde el año 2011, aunque los mayores presentan una menor tasa de pobreza que el resto.
No obstante, en la franja de población formada por menores de 16 años subió 1,1 puntos, hasta el 31,2%, y se trata del mayor nivel de todos los grupos de edad. El nivel de pobreza entre los jóvenes es el mayor desde el año 2016. De su lado, el resto de población de entre 16 y 64 años elevó ligeramente su tasa AROPE hasta el 27%.
A su vez, la tasa de riesgo de pobreza aumentó 4,3 puntos para los mayores de 65 años, hasta el 18,8%, y 0,5 puntos para los menores de 16 años, hasta el 27,6%. Por el contrario, bajó 0,9 puntos para el grupo de edad de 16 a 64 años, hasta el 20%.
Según la nacionalidad, el porcentaje de personas por debajo del umbral de riesgo de pobreza o exclusión social era del 22,6% para los españoles, del 43,4% para los extranjeros de la Unión Europea (UE) y del 58% para las personas cuya nacionalidad no era de un país de la UE.
De forma complementaria a la tasa AROPE se construye un indicador de intersección entre las poblaciones que se encuentran en cada una de las tres situaciones. Así, en 2020 (con datos de renta de 2019), un 1,4% de la población estaba a la vez en situación de riesgo de pobreza, con carencia material severa y con baja intensidad en el empleo.
El ingreso medio por persona fue de 12.292 euros en 2019
Para entender la evolución de riesgo de pobreza y baja intensidad en el empleo hay que tener en cuenta los ingresos del año 2019, al ser los que se se contemplan para su elaboración. El ingreso medio por persona en 2019 alcanzó los 12.292 euros, un 5,2% más, si bien el efecto de la pandemia en estos datos es nulo al referirse a una situación previa a la pandemia.
Siguiendo los criterios de Eurostat, el umbral de riesgo de pobreza se fija en el 60% de la mediana1 de los ingresos por unidad de consumo de las personas. Por tanto, al crecer los ingresos por persona también aumenta el umbral de riesgo de pobreza.
En 2020 el umbral de riesgo de pobreza para los hogares de una persona (calculado con los datos de ingresos de 2019) se situó en 9.626 euros, un 6,8% más que el estimado en el año anterior. En hogares compuestos por dos adultos y dos menores de 14 años, dicho umbral fue de 20.215 euros.
El 10% de la población llega a fin de mes «con mucha dificultad»
Aunque el INE no arroja datos específicos de desigualdad, algunos de sus indicadores si sirven para hacerse una idea general de cómo ha ido empeorando también la desigualdad con motivo del estallido de la pandemia.
Con ingresos referidos a 2019, el 10% de la población manifestó llegar a fin de mes con “mucha dificultad” en 2020, 2,2 puntos más, al tiempo que el 35,4% no tuvo capacidad para afrontar gastos imprevistos, frente al 33,9% del año 2019. Además, el 34,4% de la población no se pudo permitir ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año. Este porcentaje fue un punto superior al registrado en 2019.
Atendiendo a la capacidad para mantener el mismo nivel de vida con los propios ahorros en caso de que el hogar no tuviera ningún ingreso, el 44,% podría mantenerlo menos de tres meses, frente al 19,6% que podría hacerlo durante más de 12 meses. Por nacionalidad de la persona de referencia, los extranjeros que no son de la UE tendrían la menor capacidad para mantener su nivel de vida (un 78,8% no llegaría a tres meses).
En este sentido, el 41,1% de los hogares ahorró dinero al final de un mes normal, mientras que el 7,3%
necesitó pedir dinero prestado en 2020. Esto influyó en que el 5,9% de los hogares tuvo en el año 2020 retrasos en el pago de recibos no relacionados con la vivienda, como teléfono, educación, sanidad, etc. (no se incluye el pago de préstamos hipotecarios o los recibos relacionados con la vivienda como los de agua, gas, calefacción, etc.).
Excluyendo los préstamos hipotecarios para la compra de vivienda principal, el 2,2% de los hogares tenía en 2020 un nivel de endeudamiento alto (superior al 33% de los ingresos netos del hogar) y un 14,2% bajo (menor del 10%). Por su parte, un 72,8% de los hogares no tenían préstamos (excepto las hipotecas para la compra de residencia principal).
Los estudios o el desempleo, determinantes
Tal y como señala el iNE, el riesgo de pobreza es mayor en función del nivel educativo, el tipo de hogar o el nivel de desempleo. Y es que a nivel de formación, el 36% de la población con un nivel educativo equivalente a educación primaria o inferior estaba en riesgo de pobreza o exclusión social el año pasado, frente al 13,7% de los que alcanzaron educación superior.
Atendiendo al tipo de hogar, el 49,1% de las personas que vivían en hogares formados por un adulto con hijos dependientes a cargo se situaba en riesgo de pobreza o exclusión social, frente a solo el 20,9% de los hogares con dos adultos sin hijos dependientes o el 24,4% de los hogares con dos adultos con uno o más hijos dependientes.
En la misma línea, el 54,7% de los parados estaba bajo riesgo de pobreza, frente al 15% de los ocupados y el 16,7% de los jubilados. El umbral de riesgo es mayor entre los extranjeros fuera de la UE (58%), que entre los de la UE (43,4%) y sobre todo que entre los españoles (22,6%).
Canarias, Extremadura y Andalucía
Un año más los indicadores de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE apuntan a las regiones de Canarias (36,3%), Extremadura (38,7%), Andalucía (35,1%) y las ciudades de Ceuta (38,8%) y Melilla (42,4%) con los peores niveles de pobreza y riesgo de pobreza, según la tasa AROPE.
Canarias (15,6%), Andalucía (14,8%) y Extremadura (12,7%) fueron las comunidades autónomas con mayores porcentajes de personas que llegaban a fin de mes con “mucha dificultad” en 2020.