Penedès y Sabadell lideraron la expansión en plena crisis
Las cajas de Penedès y Sabadell, ambas en procesos de fusión y redimensión que implican fuertes reducciones de sus redes comerciales, siguieron aumentando el número de sus sucursales durante el año 2008, a pesar de que las perspectivas en aquel momento ya no eran buenas. En concreto, Caixa Penedès pasó de 645 oficinas que tenía en 2007 a 662, con un aumento del 2,7%. Más significativo es el incremento experimentado por Caixa Sabadell, que pasó de de 364 a 379 oficinas, lo que en su tamaño implica un incremento del 4,1%, según publicaba hoy el diario Expansión.
A pesar de que el Banco de España llevaba meses avisando del exceso de dimensión de las entidades de crédito, la ambición por aumentar la cuota de mercado cegó a los directivos de la mayoría de cajas catalanas. La mayor parte de ellas incrementó su número de sucursales, hasta totalizar en conjunto 99 nuevas oficinas. Solo Caixa Tarragona se desmarcó de dicha tendencia y cerró ocho, de 322 a 314.
Cuenta aparte merece La Caixa, que con una dimensión que abarca toda España, aumentó de 5.470 a 5520 sus oficinas, lo que implica una variación al alza de 50 sucursales, un aumento del 0,9%, igual que el llevó a cabo Caixa Catalunya.
Aunque las cifras de aumento de oficinas abiertas al público son llamativas, se han de relativizar cuando se comparan con la evolución de las plantillas entre los años 2007 y 2008. Ahí las cuentas son diferentes, a pesar de que en algunos casos la tendencia expansiva se mantiene.
Caixa Penedès, otra vez, apostó fuerte y amplió su plantilla en 161 personas, un 5,6%, al pasar de 2.850 a 3.011. La Caixa vio crecer su nómina en 1.324 personas. Caixa Manresa, 9; Manlleu, 2. El resto disminuyó plantillas. Curiosamente, Caixa Sabadell, la entidad que más oficinas abrió proporcionalmente en 2008, fue la que redujo en mayor proporción el número de empleados, 64 menos.
Todo eso pasaba cuando hacía casi un año, septiembre de 2007, que el gigante bancario americano Lehman Brothers, hubo de cerrar dando el banderazo de salida a la crisis bancaria mundial.
Más de dos años más tarde, el conjunto de entidades de crédito catalanas ha anunciado una reducción de 771 oficinas, y la cuenta no se ha cerrado. En medio, hubo, no obstante, una curiosa ezpansión territorial.
Para pagar la necesaria reestructuración de tamaño, las cajas catalanas en proceso de fusión han pedido más de 2.300 millones al Frob. Un dinero para sufragar el recorte de más de 2.500 empleos a que el proceso de concentración obligará.
Aparte de estas medidas, vinculadas a los procesos de fusión, cajas como La Caixa han ido reestructurando sus redes a la chita callando. Así, la primera entidad española ha cerrado durante este año 250 oficinas tradicionales al tiempo que ha creado centros dedicados a atender a las empresas.